Apenas transitados diez meses de gestión, el gobernador Cornejo contará con la posibilidad de elegir y postular otro cargo vitalicio en el sistema de Justicia Provincial. Jugado a disputar con mano de hierro en este ámbito con el ingreso de su amigo Gullé en la Procuración, la duda radica en si replicará la impronta o suscitará alguna apertura sin amenazar su obsesión por el control absoluto.
Luego de varios meses con serias complicaciones de salud, el ministro de la Suprema Corte Provincial Herman Salvini ha decidido renunciar, de forma inminente. El veterano, postulado bajo la gobernación de Felipe Llaver y la presidencia de Raúl Alfonsín dejará la Corte con más de 30 años de servicio en la máxima instancia de la justicia de Mendoza.
La vacante que generará Salvini era “de cajón” en los cálculos cornejistas, pero se arrebata por la decisión del juez, en otras instancias postergada. El gobernador tendrá vía libre para suplir a un juez que contaba con antecedentes partidarios en el radicalismo bajo el plafón comparativo de las últimas designaciones realizadas por el peronismo, de mayor o menor calidad.
1,2,3…probando
Operadores políticos y mediáticos concluyen que el candidato oficial para cubrir la vacante tiene nombre y apellido: José Virgilio Valerio, actual integrante de la II Cámara del Crimen. Los últimos antecedentes ratifican la especulación. El camarista se muestra desde la asunción del gobernador como parte del equipo y su palabra se escucha en cada proyecto de reforma judicial. Incluso en los albores de la campaña electoral, en febrero de 2015, Valerio protagonizó junto al ex intendente de Godoy Cruz un homenaje al ex fiscal Nisman, hoy más reconocido a la prostitución VIP y al lavado de dinero que a su contracción al trabajo.
Pero más allá de los honores al fiscal partucero, a Valerio se lo recuerda por otros tristes episodios de su carrera judicial. En 2006 la II Cámara del Crimen, integrada además por Roberto Arlington Uliarte y Roberto Yanzón, decidió dictar la falta de mérito al imputado por el asesinato de Alejo Hunau, aduciendo que la víctima “practicaba una desviada sexualidad”, su conducta era “licenciosa” y por ello fue asesinado. En 2011 la misma Cámara resolvió condenar sólo con 10 años el femicidio de Fernanda Toledo, asesinada por su pareja delante de sus dos hijos. El caso de Fernanda, oriunda del Barrio La Gloria de Godoy Cruz, se transformó en un hito en la lucha contra la violencia hacia las mujeres en Mendoza. Por último, en 2015, nuevamente la II Cámara, ya sin Uliarte, absolvería a Mariano Luque, imputado por la resonante desaparición de Soledad Olivera.
Junto a Uliarte, Valerio ha sido objetado y repudiado no sólo por organizaciones de mujeres sino también desde el ámbito universitario, donde se ha solicitado incluso la remoción de Uliarte, vinculado a la dictadura militar y acusado de abuso sexual por una empleada y de tratos homofóbicos y xenófobos por sus alumnos.
El equipo judicial de Cornejo se blanquea sin disimulo en el Instituto de Altos Estudios de Derecho Penal y Derecho Procesal Penal, Comparado. Presidida por Valerio, esta suerte de think tank jurídico-política, cuenta en su Comisión Directiva con Uliarte como secretario, Alejandro Luis Alberto Gullé –actual procurador- como prosecretario y Gianni Andrés Venier –ministro de Seguridad- como vocal de su Comisión Revisora de Cuentas. Entre otros, además, aparece Alejandro Waldo Piña –presidente del Tribunal Oral Federal que actualmente trata el Megajuicio por delitos de lesa humanidad, Miret, Romano y compañía incluidos- como tesorero.
Por si fuera poco, Valerio se pasea por medios cuestionando como “política” tanto a la corriente que denomina zaffaronismo como a la Asociación Justicia Legítima. Lo afirma sin vergüenza como si su tarea cotidiana fuera aséptica, en la Cámara como juez, en la Universidad como docente o en la think tank como dirigente.
Cupo
Mientras Valerio se prueba el traje, reluce la discusión para que una mujer ocupe la vacante en la Corte local. En una coyuntura de ánimos caldeados por recientes sucesos que explicitan el sistema patriarcal, son diversas las voces que reclaman igualdad en la representación institucional.
Fue la propia vicegobernadora la que en ocasión de la elección del procurador y en tiro por elevación por la cantada vacante de Salvini demandó públicamente tener en cuenta para estos cargos a alguna mujer.
En la Provincia de Buenos Aires acaba de aprobarse una ley 50 y 50 de representación política y en la coyuntura local, el Frente de Mujeres de Mendoza acaba de reclamarle a Cornejo una “mirada institucional con perspectiva de género” no sólo porque la actual situación es injusta y discriminatoria, sino porque las “instituciones reproducen hacia su interior estereotipos machistas que necesitamos erradicar de nuestra sociedad”.
No parece ser Valerio quien resuelva esta tensión en caso de que el gobernador atienda el reclamo. En todo caso será José Virgilio quien encuentre, desde su usina política, el perfil más adecuado para que el cortesano o cortesana elegida no diste tanto de la doctrina o ideología del “equipo”.
