La mendocina Albina Cabrera es una de las trabajadoras despedidas por el gobierno de Mauricio Macri. Con sólo 30 años, la periodista, locutora y productora, posee una destacada formación y experiencia profesional que inició en nuestra provincia y continuó en Buenos Aires, donde actualmente vive. Junto a 356 compañeras y compañeros resiste el plan sistemático de vaciamiento de la imprescindible Agencia Nacional de Noticias. 

Foto de portada: Sol Vázquez

Foto: Télam

Albina estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de Cuyo, locución en ETER, trabajó en varias radios y, desde 2013, cumplió distintas tareas en Télam, llegando a ocupar la coordinación de especiales radiales.

Paralelamente, logró ser parte de la escena del rock porteño con producciones diversas y un manejo de medios destacado. A tal punto que bandas importantes, como El mató a un policía motorizado, confiaron en su profesionalismo para la comunicación de eventos y recitales.

En diálogo con EL OTRO, la trabajadora narró su camino profesional hasta cumplir “el sueño de trabajar en la agencia nacional”, y cómo vive el proceso de lucha colectiva para revertir los 357 despidos de la gestión Cambiemos.

Foto: Cristian Martínez

¿Qué estudiaste y dónde?

Desde los 16 años trabajo en radio. Estudié Comunicación Social en la Universidad Nacional de Cuyo, también hice varios cursos de Introducción al periodismo de opinión y de Estrategias de comunicación oral, dados por ETER junto con la Fundación Calle.

A partir de conocer al gran Eduardo Aliverti, y tras un seguimiento de varios cursos, conseguí la beca para venirme a Buenos Aires y completar estudios de locución. Desde 2008 me especialicé en conducción de vivo y podcast, tanto en la realización, guión, producción, como en la locución de este formato.

Foto: Télam

¿Cuál es tu trabajo en Télam?

En Télam ingresé en noviembre de 2013, tras un largo proceso de pruebas y entrevistas. Era una incipiente área de radio que, si bien tenía sus servicios como los boletines que eran los más fuertes, también empezaba con una agenda de especiales. Yo coordinaba a profesionales de mucha valía, con quienes logramos producir publicaciones diarias, en base a un calendario de fechas y temáticas destacadas, que hasta tuvo música original.

Luego empieza la radio en vivo y arranco a co-conducir un programa político de la segunda mañana. También se inicia mi etapa de especialización en contenidos musicales y culturales y, a partir de allí, hice la conducción de un programa magazine de la primera tarde.

Después, estrictamente en lo cultural, estuve con los podcasts que llegaron a “Detrás de la canción”, grabado por artistas, y “Estación cultura” que es el podcast diario que entregamos a los abonados, alcanzando una gran recepción en descargas hasta el día en que me echaron.

Hasta ese momento realizaba tres entrevistas diarias que alimentaban el servicio de podcast de Télam, porque el vivo ya había sido dado de baja por esta gestión, un podcast diario con referentes de la cultura y un panorama cultural por día.

Foto: Cristian Martínez

¿En qué condiciones trabajabas?

Desde pequeña fue un sueño trabajar en la agencia nacional y las condiciones fueron las mejores para mí.

Yo, como mendocina, vivo el concepto de federalismo como una urgencia y un faro incandescente. La agencia siempre me pareció una usina de verdad, con esa naturalidad de la comunicación con proyección nacional, entendiendo las vicisitudes que la nueva era genera, con sus efectos colaterales que también incluyen el aislamiento de un montón de poblaciones de argentinas y argentinos que no podían ingresar a esas nuevas voces, formatos y, fundamentalmente, a la lectura entre líneas que hay que tener para con el mainstream de medios en la actualidad.

Foto: Cristian Martínez

¿Qué rol tiene Télam en el periodismo de Argentina?

Nuestro derecho a la información estaba condicionado a los ojos y oídos de agencias internacionales, hasta que Perón, más allá de las estrategias políticas que se le pueden endilgar, funda la agencia a mediados del siglo pasado. No había una fuente de información nacional del propio país.

Poder realizar y solidificar soberanía desde la información es fundamental. Este conflicto actual sirvió para visibilizar la existencia y función de la agencia de información del Estado, y lo lejos que está la gestión nacional de entender los conceptos de acceso a la información. Más allá de lo político partidario tiene que ver con gestiones que enfocan distinto.

No es la primera vez que Roberto Pousá está al frente de la Agencia Nacional de Noticias Télam. La vez anterior también fue el encargado de cerrarla para después enjuiciar al Estado, cobrando un juicio millonario, y volver años después para intentar vaciarla nuevamente.

Estamos demostrando con la lucha de los trabajadores que no hubo despidos de “vagos” o personas que “sobraban”. Esto es un plan sistemático de vaciamiento.

Foto: Cristian Martínez

¿Por qué y para qué creció la agencia?

Lo necesitaba. Hoy en el mundo de la comunicación se está solidificando un paradigma que implica el manejo de nuevas tecnología y formatos, porque nos informamos mayormente a través del celular.

Hoy, tener un departamento audiovisual que pueda transmitir por satélite lo que sucede en distintos puntos de la patria, garantizando la cobertura en todas y cada una de las provincias, no es menor y requiere de equipos de trabajo calificados.

Fue necesario también un departamento de redes sociales que acompañara ese despliegue, al igual que uno de infografías que estuvieran a la altura y al servicio de los contenidos que se generaban.

Foto: Cristian Martínez

¿Te gusta trabajar en Télam?

Amo trabajar en Télam. No sé qué va a pasar luego de esto y si vamos a lograr los objetivos de la lucha que estamos llevando adelante, pero yo en Télam tenía mi trabajo ideal porque era tan consecuente con lo que sentimos todas las trabajadoras y los trabajadores en cuanto a la realización de contenidos de calidad, nacional y federal, sin la presión de aspectos comerciales.

Yo crecí periodísticamente en la agencia rodeada de profesionales increíbles sin esa presión del sponsor, de la gacetilla “que tenés que sacar porque pagaron el catering”. No, para nada. Télam te genera una gran libertad y, también, una gran responsabilidad.

Poder correr un cerco mediático que hemos logrado con esta lucha y mostrar el trabajo de la agencia, abrió muchas cabezas. Télam es una construcción colectiva que se ha solidificado con esta lucha. Tenemos que lograr un proyecto de ley que contemple una agencia con control parlamentario que evite que cada Ejecutivo ingrese por la ventana a personas y funcionarios.

Yo entré con el kirchnerismo pero puedo demostrar, como lo acabo de hacer, lo que hago, lo que hice y lo que haré, porque a Télam voy a volver.

Foto: Cristian Martínez

¿Cómo siguen tu vida y la lucha por la reincorporación de las 357 personas despedidas?

Mi vida sigue activa. Con sus altibajos, como todos. Cuando me veo en el espejo veo a mis compañeros. Es muy difícil contestar esta pregunta porque yo tengo 30 años, no tengo hijos ni tengo que estar justificando 22 años de carrera como les pasa a muchos compañeros y compañeras. Me cuesta contar cómo vivo esta lucha cuando los y las veo en una situación compleja.

Lo que hicieron fue una masacre. Se despidió a personas en medio de tratamientos oncológicos, a personas que eran sostenes de hogar, a personas que tienen mucha experiencia, padres de familia, personas con alguna discapacidad. Todo eso somos los 357 que, con la contención de nuestros delegados y gremios, logramos conformar un colectivo pese a las presiones externas.

Las autoridades no han venido a trabajar desde el momento en que nos despidieron el 22 de junio. Estamos a un mes de lucha con una estancia pacífica en los dos edificios de Télam. Desde acá invitamos a todas las personas que quieran compartir y disfrutar esta lucha.

 

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