EL OTRO entrevistó a Clau Terra en el espacio cultural Inda Barrio, corazón del barrio Santa Elvira de Guaymallén. La artista mendocina contó cómo encara su primera producción discográfica. El inminente estreno de nuevo videoclip y un trabajo profundo desde una mirada diversa que presentará este 22 de febrero en la Nave Creativa.

Fotos: Coco Yañez

Clau recibe al equipo en su casa que es centro cultural, salón de tattoos, peluquería y estudio de grabación, a la vez, entre otras cosas. Su sonrisa es parecida a la de su hijo, combinada con la de su compañero. Rápidamente hace que todo el mundo se sienta cómodo y la entrevista comienza sin formalidades como una charla amena.

La música que hacés y hacen estaba limitada a varones hasta no hace mucho tiempo…

Me parece que cambiaron los contenidos en las estructuras, el mensaje ha cambiado. Ya no está la mujer como objeto para decir: “Ay, mirá cómo mueve las cachas”. Ahora tenemos otras situaciones y con un reggaeton podés contar la vida de mujeres y disidentes que van luchando el día a día con sus trabajos, por lo menos en mí música.

También hablamos desde el barrio. Yo soy del Santa Elvira y hablo desde acá.

¿Qué otras diferencias ves entre aquel reggaeton machista y este género con una perspectiva distinta?

Hablamos de lo que es la violencia machista y lo hacemos abiertamente. Latinoamérica tiene un nivel de machismo importante, no es solo en la Argentina sino en todas sus latitudes. También hablamos cómo eso se ha internalizado en las relaciones de pareja, qué entendemos por el amor, cuestionarnos la palabra y cuestionar a ese amor romántico que muchas veces termina en violencias y femicidios.

En todos los ámbitos intento revisar las violencias.

¿De dónde viene tu música?

A los 17 años empecé a estudiar canto en la escuela de los hermanos Caparotta, con Silvia. Como que el deseo de cantar siempre estuvo, incluso antes del hip hop y del rap, intentando internalizar todas las herramientas que el canto te brinda.

Después, pasaron los años y comencé a hacer comedia musical y a trabajar la actuación. Fui a Buenos Aires y comenzó otra parte que tuvo más que ver con la interpretación y el canto. Después de esto, allá por el 2011, una amiga me invitó a la banda Cumbia Wacha en el que usamos el lenguaje de la cumbia villera, las doce pibas que estábamos en el proyecto.

Ahí empezamos a hablar de la mujer desde otro lugar y ahora es la mujer la que te está cantando, las pibas y la disidencia de travestis, trans, lesbianas, no binaries. Y así empezamos a tocar en fiestas con amigas y, de repente, de tener un toque por mes, empezamos a tener un toque semanal, a viajar, convivir y ocupar espacios.

Con Fresa Kill nos conocemos hace bastante, ella con sus proyectos también siempre muy cerca. Este viernes compartiremos set en la Nave Creativa (Maza 250, Ciudad de Mendoza).

¿Cómo impacta en tu vida y en tu entorno trabajar desde esta perspectiva?

Creo que las relaciones que construimos con los pares que frecuentamos ayudan a ver y problematizar tu propio espacio. Yo he tenido la suerte de tener una madre y unos abuelos -al principio- que siempre me apoyaron, y si estrenábamos algo en Buenos Aires estaban en primera fila. Siempre me han comprendido mucho.

Mi compañero también me hace el aguante. Decidimos llevar adelante un bebé en estos tiempos que no es fácil. También soy parte de la “Campaña por la legalización del aborto seguro y gratuito”, y todo influye. Hemos podido incorporar todo a la familia. Acá viene mucha gente a grabar o a tatuarse. Diego es grafitero, tatuador, hace calzado… Hacemos otras cosas, además de la música, porque nos autogestionamos.

Si no pudiéramos ser autogestivos pasaríamos mucho tiempo fuera de la casa y la crianza no sería la misma. Es algo que va saliendo naturalmente.

¿Cómo viene tu proyecto discográfico?

Estoy en eso. Mi proyecto es tan autogestivo que grabo en la cocina. Voy trabajando con productores que son amigos -Carlos Píscopo y Cristian Hualpa- y me ayudan. También trato de ayudar a otres que están en la misma, colaborando con la producción. Estoy empezando.

Para mí ya fue eso de las discográficas. Ahora con una compu, una placa de sonido y algunos micrófonos podés empezar a trabajar maquetas que se pueden perfeccionar con el tiempo. Tomé todos mis temas y, lentamente, aunque me costó, solo el material fue adoptando un concepto general en cuanto a la estética. En un tiempo el material irá saliendo.

Además este fin de semana que pasó terminamos de grabar un videoclip que se llama “Chica grande” que habla sobre el activismo gordo en Mendoza, sobre las cuerpas grandes y las problemáticas de que no encontrás talle y no conseguís nada porque hay un estereotipo a seguir y si estás gordo producís rechazo, das asco y es enfermedad. Muchas veces no es así. El clip habla de eso.

En el recital que promueve la Secretaría de Extensión y Vinculación de la UNCuyo, tocarán también Ibiza Pareo y DJ Reptilianx. Como suele suceder, la rica conversación continúa pero los temas que surgieron a partir de este momento serán parte de otra entrevista.