La violenta conducta del militante radical Rodrigo Aznares puso en evidencia un oscuro entramado construido y consolidado por el gobernador en la comuna de Godoy Cruz, desde sus tiempos como ministro de Seguridad y luego como intendente. El hecho, para nada aislado, es el producto lógico de la relación entre poder político, punteros, ñoquis y mafias territoriales que, además de solventarse con recursos públicos, perciben que el discurso de odio derramado por la dirigencia de Cambiemos los habilita a traspasar límites insospechados. Un combo de la “vieja política” que esa misma dirigencia prometía desterrar y hoy, en medio de elecciones, la ubica en el foco de la tormenta. EXCLUSIVO DE EL OTRO: documentos oficiales demuestran los estrechos vínculos de Cornejo con la familia del agresor.

Foto: Coco Yañez. La agredida Gabriela Malinar junto a la candidata a gobernadora Anabel Fernández Sagasti, en la conferencia de prensa del viernes pasado.

Las agresiones y amenazas realizadas el jueves pasado en el Barrio Jardín Sarmiento de Godoy Cruz, por el activista cornejista Rodrigo Aznares a un grupo de militantes peronistas, entre las que se encontraba la candidata a concejala Gabriela Malinar, no fueron parte de un hecho aislado, como explicaron las distintas voces del oficialismo que se vieron comprometidas a asumir alguna responsabilidad ante los graves delitos.

Más bien parece la consecuencia no deseada de una brutal práctica política arraigada en muchos territorios. El dilema es que echó luz en Godoy Cruz, el municipio gala del actual gobernador de Mendoza, y que fue protagonizado por un militante y empleado municipal históricamente asociado al núcleo cornejista.

Captura de video.

La triste escena que le dio (mala) fama nacional a Godoy Cruz contiene muchos de los condimentos que caracterizan a la llamada “vieja política”. Que inclusive, si no hubiera alcanzado semejante “daño colateral”, hasta formaría parte de un nefasto “folclore” en tiempos de campaña: militancia rentada a través de empleos públicos, referencias partidarias territoriales con prácticas non sanctas, proselitismo y negociados mediante recursos de la administración estatal y, en este caso, una impune y por ende habilitante interpretación del mensaje de la dirigencia de la fuerza política gobernante, que explícitamente señaló dónde hallar la presunta amenaza a sus valores republicanos.

Cuestión de cuidado

Foto de archivo: Seba Heras Tadeo García, intendente de Godoy Cruz.

Acorralados por el bochornoso episodio, tanto el intendente Tadeo García como el presidente del radicalismo Rodolfo Suárez, repudiaron el accionar de Aznares. Reconociendo tanto su pertenencia partidaria como su relación de dependencia con la comuna godoycruceña.

Sin embargo, la caracterización como “hecho aislado” y el devenir psiquiátrico del puntero, con diagnóstico oficial vía Twitter incluido, no se corresponden con el oscuro trasfondo descripto, extremadamente sencillo de corroborar entre los vecinos del Jardín Sarmiento.

Captura de video. Rodrigo Aznares en un encuentro de Cambia Mendoza en Godoy Cruz.

Sin restarle ninguna responsabilidad por su abominable conducta, Rodrigo Aznares –que dicho sea de paso, padece de poco apego a sus labores remuneradas en el área de Higiene de la comuna de Godoy Cruz- es uno de los tantos exponentes empoderados por el mestizaje entre los objetivos electorales del poder político y los intereses espurios de algunos beneficiarios. Sin importar mucho si las consecuencias de ese vínculo lindan la irregularidad, cuando no la ilegalidad e, incluso, la exposición de los más vulnerables.

Todavía no explica el intendente García por qué su empleado con “diagnóstico psiquiátrico de ideación paranoide delirante con falla del juicio crítico”, cuidaba a “un grupo de entre 15 y 20 niños, de 5 a 10 años aproximadamente”, tal como le narraron testigos directos a este diario. Tampoco aclaró quiénes son las dos personas vinculadas al municipio que retiraron en un transporte oficial a esos chicos y, lejos de hacer algo para detener al agresor, dialogaron en confianza con él, le ordenaron que se quedara en la plaza Rawson y luego se retiraron.

Territorio radical

Foto: Facebook Tadeo García. García, el sucesor de Cornejo en la intendencia de Godoy Cruz.

Basta recoger un puñado de testimonios del vecindario para constatar que los Aznares son una familia con una indisimulable identificación con la Unión Cívica Radical e importante ascendencia sobre la comunidad del Barrio Jardín Sarmiento. Algo que Rodrigo se encargó de aclarar en plena escalada violenta, al espetarle a la candidata a concejala: “Te quiero decir culiadita que te vayás de acá porque este es mi barrio y ustedes no entienden que acá Cristina no entra”.

El papá de Rodrigo, Ricardo Aznares, fallecido hace muy poco tiempo en confusas circunstancias, fue quien cosechó el mayor reconocimiento comunitario en ese sentido: “trabajó para Biffi y luego para Cornejo”, coinciden en la barriada.

La percepción de propiedad territorial de los Aznares se cimentó a partir de las fluidas relaciones con el poder político que Ricardo construyó desde la Unión Vecinal del barrio, a principios de este siglo.

Fuente: IPV | 9/10/2002.
Foto de archivo: Coco Yañez César Biffi, exintendente de Godoy Cruz y jefe de la bancada oficialista en Diputados.

En octubre de 2002, siendo César Biffi intendente de Godoy Cruz y Tadeo García su director de Vivienda, la Unión Vecinal logró que se rubricara un Convenio entre el Municipio y el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) que priorizaba el financiamiento para la ejecución de 72 casas en el marco del proyecto PROMEBA.

Ya en 2013, el entonces intendente de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo, le comunicaba al IPV la decisión de priorizar la adquisición de un terreno a favor de la Unión Vecinal, presidida por Aznares. La solicitud fue aprobada mediante la vía de excepción por el Directorio del IPV, a través de la resolución 330 de marzo de 2014, por un monto que apenas superaba los dos millones de pesos.

Fuente: IPV | 26/08/2013.
Fuente: IPV | Resolución 330/2014.

El circuito burocrático exigiría luego una donación por parte de la Unión Vecinal Jardín Sarmiento a favor del IPV que se efectivizó formalmente seis meses después.

Violencia política

Captura de video.

Es muy valioso que el Estado apoye a las organizaciones sociales de base, como la Unión Vecinal Jardín Sarmiento, para que los más vulnerables puedan acceder a la vivienda propia. Eso no está en cuestión, muy por el contrario, lo reprochable es que Cornejo tenga la doble vara para, por un lado, atacar y perseguir política y judicialmente a organizaciones barriales como la Túpac Amaru y, por el otro, utilice discrecionalmente su poder político para beneficiar a quienes se sienten “dueños” del territorio e impunes para usar la fuerza, como quedó demostrado la semana pasada.

Obviamente, no es el actual mandatario el único portador de esta clase de procederes, que involucra a buena parte de la dirigencia política territorial de las últimas décadas. Lo particular de Cornejo, en este caso, es su hipocresía ante lo evidente. Tal vez esto explique su prolongado silencio.

Rodrigo Aznares, tal como lo informara por Twitter el intendente García en flagrante violación de la historia clínica del imputado, se encuentra internado en el Hospital Carlos Pereyra, a disposición de la Justicia provincial, que deberá resolver si cometió algún delito en solitario o con la participación de otras personas.

Pero no solo deberá responder la Justicia frente a este preocupante caso de violencia política en democracia. Los demás poderes del Estado tienen mucho por hacer para erradicar definitivamente el flagelo.

Aunque la orden proselitista de Durán Barba hacia Juntos por el Cambio sea polarizar al extremo y atacar al populismo/kirchnerismo, Cornejo ya no puede hacerse el distraído cuando su discurso violento se cobra víctimas concretas a manos de sus militantes cebados.

La repudiable conducta del puntero radical se muestra como resultado de un patrón cultural, incluso una metodología del quehacer partidario, en la que la mínima chispa, avivada por quienes siembran vientos, puede arder fatalmente.

 

La campaña del odio se cobró las primeras víctimas