El sábado 3 de agosto a las 21:30 hs. Los Alfajores de la Pampa Seca celebrarán en el Teatro Independencia sus 30 años tocando en los escenarios de Mendoza. En entrevista con EL OTRO contaron cómo reciben este nuevo cumpleaños.

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Fotos: Seba Heras

La histórica banda de rock mendocino que siempre contó con una identidad propia y un marcado amor popular en la provincia, celebrará sus 30 años a lo grande. Paula Casciani, Roberto Fiat, Sergio Bonelli y Carlos Casciani repasaron la historia de la banda en una charla íntima con EL OTRO.

Roberto Fiat

¿Qué significan 30 años arriba de los escenarios de Mendoza?

Para nosotros es todo un acontecimiento. Como suele pasar con cualquier cosa de la vida cuando pasan muchos años uno a veces no se va dando cuenta de que pasan, y cuando hacemos retrospectiva es mucho tiempo y muchas cosas las que han pasado. A lo largo de estos 30 años lo que sí fue algo fijo es que siempre decimos lo que pensamos y lo que sentimos. Todo el tiempo fuimos fieles a eso.

Carlos Casciani

¿Cómo cambió a la banda el paso del tiempo?

Haciendo un balance, y con las contradicciones propias de los seres humanos, hemos tenido una coherencia desde que empezamos hasta ahora en lo que cantamos, en lo que decimos. Así que en ese sentido estamos muy tranquilos y relajados porque hemos estado parados siempre en el mismo lugar. Y ese lugar es el lugar de la gente: trabajadora, humilde, la gente común o como se quiera llamar. Ese es el lugar del que nosotros venimos y al público que le cantamos.

Nuestras letras tienen que ver con las realidades de estos últimos 30 años, siempre hemos reflejado lo que pasa porque también es lo que nos pasa a nosotros. Con algunas características bien mendocinas, hacemos un rock con características bien propias.

Sergio Bonelli.

¿Los escenarios cambiaron en estos 30 años? ¿La forma de consumir música desde que ustedes empezaron?

Todo eso cambió muchísimo, imaginá que nuestro primer disco nosotros lo sacamos en cassette. De hecho en las primeras oportunidades que tuvimos de tocar todavía no existía el boom de los pubs, no había lugares donde tocaran bandas porque las bandas de rock en ese momento a veces conseguían un galpón, pero no un lugar donde asistiera la gente habitualmente. Nosotros quisimos romper con eso y nos aparecimos en una confitería de la calle España donde había un señor que tocaba el piano, entonces dijimos “acá ya hay una puntita de música”. No sé cómo convencimos al dueño y pusimos los tres micrófonos, esperamos que el lugar estuviera lleno y empezamos. Cuando hicimos el primer acorde se pararon todos y se fueron.

Después vino la época de los pubs que sí ya eran lugares donde la gente iba a escuchar bandas. Y tocábamos mucho porque en ese momento salieron muchos lugares, tocábamos varias veces en la semana en boliches como Ulises y Metrópolis.

Paula Casciani.

¿Cuál fue el primer lugar en el que tocaron?

En una parroquia en el barrio Peluqueros. Más barrial no había. El título de este show por los 30 años de la banda es Yo los vi tocar porque eso es lo que la gente nos dice en la calle.

Respecto a los cambios a lo largo del tiempo, por ejemplo la consciencia sobre el feminismo y el lugar de las mujeres en el escenario, con la presencia de Paula en la banda, ¿sienten que han avanzado en ese sentido?

Hemos tenido muchas veces mujeres en el escenario. Estuvo la Turca Naldi, Ini Severino, Nancy Ciccioli,  entre otras. No solo en los coros,  que suele ser lo más habitual como parte del estilo del rock, también Paola Albano tocó el banjo, por ejemplo. Esta banda abrió otras instancias dentro del rock para las mujeres instrumentistas.

No es que tuviésemos una perspectiva de género desde el principio, si nos buscás el tema machirulo lo tenemos. Hemos tenido que sacar algunas canciones de nuestro repertorio porque hoy serían imposibles de tocar. Hemos recibido planteos de la peor manera, pero bueno, nosotros estamos tratando de aprender. Estamos en recuperación. De todas maneras el lugar que ha tenido la figura femenina en nuestra música ha sido, en general, respetuoso.

¿Cómo ha evolucionado su público? ¿Están apuntando a un público más joven?

Nunca pensamos en hacer canciones para que le guste a alguien o a un público en especial. Nos tiene que gustar primero a nosotros y después por supuesto lo vamos probando en la gente. Puede sonar pedante esto, pero nosotros nos consideramos una banda clásica y no una banda de moda. Algo que puede escuchar una mujer de 50 años y un pibe de 17. Lo que si vemos es que a nuestros recitales van las familias completas: por ahí el abuelo, que tiene 60 años, va con el hijo que tiene 40 y con el nieto que tiene 18. Se ha venido pasando de generación en generación y la verdad es que eso es impagable. Está buenísimo, como que alguien te grite en la calle “¡eh, Alfajores!”

En cuanto a la composición somos una especie en extinción porque tomamos cada tema como una obra completa que tiene principio, desarrollo y final con la intención de transmitir una idea. Hoy por hoy hay otras formas de componer y sobre todo en la parte de las letras, que los pibes utilizan otro formatos más relacionados a la sonoridad de las palabras, más collage. Eso nos ubica dentro de lo que hacemos.

Otra cosa que nos caracteriza como banda es el humor. Eso ayuda a superar las ideas desmesuradas que cada cual tiene de sí mismo. Ponerse como un payaso para el cachetazo produce mucha empatía en el público. Abordamos temas duros con nuestras letras: la marginación, la pobreza y si no lo matizáramos con humor sería un lloradero de principio a fin.

Lo interesante es que el arte tiene la capacidad de hacerte sonar en afinidad. Lo que nosotros hemos hecho ha tenido una resonancia que no se puede calcular, nos sorprende.

Respecto a la inversión estatal en materia cultural, ¿qué podrían decir de los últimos años?

El ajuste se nota muchísimo en cualquier disciplina artística, pero además no está claro cuál es la intención, el plan o programa de Estado. Nosotros por lo general nos hemos manejado dentro de la independencia pero por supuesto que también le reclamamos al estado el rol que tiene que cumplir. Tiene una obligación, la gente con sus impuestos paga por el arte y es importante que todos como ciudadanos reclamemos que el Estado cumpla.

Nunca nos hemos callado lo que pensamos en ningún escenario y nosotros somos laburantes de esto, por lo tanto si nos contratan vamos a tocar. Lo que no vamos a hacer es ser condescendientes con un determinado discurso.

¿Qué es lo mejor de haber tocado 30 años?

Eso. Haber tocado. Y que estamos sobrados de cariño. El rock te da ese sentimiento de congregación, de reunir a la tribu. Hay un sentimiento de unidad y eso es lo más bonito de estos años.

¿Qué los mantuvo juntos tanto tiempo?

Como todo proyecto colectivo básicamente todos tienen que abandonar un poco lo personal para ir hacia el proyecto colectivo y para que funcione. En la medida en que hacemos un poquito de lado nuestros egos el proyecto va funcionando. Hay un componente que es que nosotros ya éramos amigos antes de tener la banda, y ya éramos gente grande. Y en la identidad de la banda hay algo de “antihéroes”, nunca creímos que fuéramos a llegar a ser como los Rolling Stones y eso despierta una complicidad entre nosotros.

Anécdotas como que un carretelero que iba juntando cartones en la calle te grite “¡eh, Alfajores!” ese tipo de cosas nos definen. Tratamos de romper con el formato de rock marketinero, arrancando hasta por el nombre de la banda: en ese momento se había puesto de moda ponerle nombre en inglés a las bandas y nosotros salimos con Los Alfajores de la Pampa Seca.

¿Qué se espera para el show de celebración de los 30 años en el Teatro Independencia?

Es un evento que va a ser difícil de repetir por toda la gente que está participando y por el aporte que están haciendo tantas personas. Va a ser realmente una puesta en escena que no hemos tenido antes. Para nosotros es importante porque vamos a compartir el escenario con un montón de invitados y gente amiga. Hay mucha gente laburando y tiene algo fraternal y familiar que no tiene precio.

Invitadxs del show:

Cuarteto de cuerdas: Víctor Silione (Violín), Vichi Palero (Viola), Gabriela Guembe (Violoncelo) y Miguel Greco (Contrabajo, arreglos y dirección del cuarteto de cuerdas)

Javier Romero: Guitarra

Mingo Casciani: Percusión

Pablo “Soplete” Quiroga: Armónica

Walter Casciani: Saxo

Gustavo Quiroga: Guitarra

Gonzalo de Borbón: Teclados

Operador de sonido: Gerardo Bürck

Imágenes: Celeste Mari

Fotos y diseño: Julieta Pereyra

 

Las entradas al show se consiguen por EntradaWeb.com o en la boletería del Teatro.

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