La historia juzgará por sí sola a quienes en el Senado votaron en contra de la legalización del aborto, llevando una vez más a las mujeres a la clandestinidad y el desamparo. Quedó a la vista que hay una marea imparable, rebelde y arrasadora, que no está dispuesta a ceder ningún derecho más. En la vigilia multitudinaria de Mendoza, EL OTRO dialogó con Alejandra Ciriza, Guadalupe Escolar y Fabiana Grasselli. Mujeres valientes, tres generaciones, una lucha feminista.

Por Milagritos Contreras

Imagen: Cámara de Senadores

El Senado decidió llevarnos nuevamente a la clandestinidad, con 38 votos negativos, 31 afirmativos y 2 abstenciones. Escuchamos los disparates de Rodolfo Urtubey, Esteban Bullrich, José Mayans y Cristina López Valverde. Presenciamos sus redundancias sobre la ignorancia, lavándose las manos en la misma hipocresía de las y los que impidieron la ley, aquellos que priorizaron sus intereses económicos e individuales por sobre los del pueblo.

Aunque también pudimos emocionarnos con las palabras de Cristina Fernández de Kirchner y otros tantos senadores y senadoras que nos hicieron saber que no estaremos nunca más solas, que más temprano que tarde este proyecto será ley.

2:44. La hora de la votación. Foto: Cristian Martínez

Aquí nadie se rinde. Han sido, hasta el momento, trece años de lucha de la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”. Trece años de romper con estereotipos, estigmatizaciones, tabúes, múltiples violencias que, hasta no hace mucho, estaban sumamente naturalizadas.

Aquí nadie se rinde, porque más allá del resultado la marea verde, el movimiento feminista ganó las calles y ya estamos convencidas de que la única lucha que se pierde es la que se abandona.

“Ya ganamos la batalla de la despenalización social del aborto”

Alejandra Ciriza. Foto: Coco Yañez

Durante el miércoles, en diálogo con este diario, Alejandra Ciriza repasó los efectos que logró la instalación del debate en la opinión pública: “Esta discusión trajo consigo un efecto maravilloso. En primer lugar, el efecto en las muy jóvenes que pudieron darse cuenta que no están solas, porque hay generaciones y generaciones de luchadoras anteriores a ellas, que hemos sostenido la causa del derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. Visibilizar algo como el aborto clandestino es fuerte para ellas, saber que esta problemática es un crimen de clase porque las que mueren son las más pobres. Es cierto que la clandestinidad siempre es dolorosa y estigmatizante, pero no es lo mismo la clandestinidad y la posibilidad de pagar un aborto seguro, de salir con tus capacidades reproductivas intactas, a un aborto que lesiona tu cuerpo o que te lleva a la muerte”.

Plaza Independencia. Foto: Seba Heras

Durante este año pudimos escuchar innumerables ocurrencias de sectores “pro vida” refiriéndose al feto o “niño por nacer”, como ellos lo mencionan. En este aspecto, la investigadora del Conicet fue muy crítica con quienes defienden el aborto clandestino:

“Hay una parte de la sociedad que no quiere escuchar, como es el caso de los fundamentalistas, que no hacen más que encubrir curas violadores de niños y niñas, a quienes hablarles es como hacerlo con una pared, porque son insensibles, recitan ‘en favor de la vida del feto astronauta’. El feto astronauta es algo que solo existe en su imaginación. Los fetos anidan en los úteros de las mujeres y personas gestantes, cuando pueden vivir fuera del útero son viables, ya no necesitan de las mujeres”.

Foto: Seba Heras

“Creo que quienes dicen defender las dos vidas, no solamente no lo hacen sino que además son muy cínicos y cínicas, porque defienden la vida pero en abstracto, no están defendiendo la vida real, de aquellas mujeres que sufren daño, desprecio, incertidumbre. Estas personas son profundamente hipócritas, mentirosas y misóginas, y esto es nada más y nada menos que la Iglesia Católica, las iglesias evangélicas fundamentalistas, las fuerzas represivas del Estado”.

“Hoy (por el miércoles) no se ganó en el Congreso, pero sí en la sociedad. Nosotras no dejaremos las calles, porque la despenalización social del aborto ya es un hecho. No faltará mucho tiempo para que sea ley”, remarcó Ciriza.

“Los secundarios también tenemos voz y hoy somos parte de esta lucha feminista”

Guadalupe Escolar. Foto: Coco Yañez

La “Revolución de las hijas”, las pibas de los secundarios que optaron por no callar más y militar por el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. En diálogo con EL OTRO, Guadalupe Escolar, estudiante del Departamento de Aplicación Docente de la UNCuyo, nos cuenta la batalla que dieron las escuelas para sumarse a la marea verde:

“Luego de distintas formas de organización que fuimos encontrando para ser parte de la lucha por la legalización del aborto, junto a compañeras y compañeros de mi colegio secundario, logramos conformar la organización ‘Empoderades’ dentro del DAD. Nos fuimos contactando con otras escuelas secundarias con quienes encontramos coincidencias en nuestras luchas, logramos crear centros de estudiantes y realizar pintaderas colegiales”.

Foto: Seba Heras

“Hoy somos parte de este espacio: el DAD, el Magisterio, la Escuela de Comercio Martín Zapata, la Normal y Bellas Artes. Fue en la vigilia que se realizó en Plaza Independencia, mientras se definía en Diputados el voto por el proyecto, donde nos dimos cuenta que teníamos que militar fuertemente la legalización del aborto. Los secundarios también tenemos voz, no son solamente las personas adultas las que pueden decidir ni las que están actuando”.

Al igual que muchas otras pibas de escuelas secundarias, Guadalupe da testimonio del hostigamiento que ha sufrido por parte de sectores religiosos: “Toda mi familia es católica. Me ha pasado ir un día a la casa de mi tía y que me saquen el pañuelo de la mochila porque ellos no piensan como yo. Entonces eso habla de la enorme persecución que hay desde esta postura ‘de las dos vidas’ hacia quienes tenemos otra visión de la vida. Cuando la Iglesia Católica es homofóbica, cómplice de curas violadores y de la dictadura militar. Además no hay que olvidar que se han opuesto a la independencia del país, a la reforma educativa, al matrimonio igualitario y a la reforma universitaria. Es muy hipócrita”.

Foto: Cristian Martínez

El clima en una manifestación feminista no es solo esperanzador, también fortalece y conmueve. Es lo que refleja, sin dudas, esta joven militante al comentar cómo ha logrado romper con esquemas y estructuras patriarcales: “Estando en una manifestación feminista, como esta o cualquier otra, sentís que es algo más grande que vos y que estás aportando algo a la sociedad, sin necesidad de ir a pelearla en una guerra, porque te mueve el corazón, el compromiso con las otras. También te traspasa por el cuerpo el amor de todas las que hoy estamos poniendo los ovarios y el corazón en este momento histórico. Pero al mismo tiempo lográs identificar muchos micromachismos que antes era muy difícil desnaturalizar porque no tenías las herramientas para hacerlo”.

“Esta pelea la vamos a dar hasta las últimas consecuencias”

Fabiana Grasselli. Foto: Coco Yañez

Fabiana Grasselli también conversó con EL OTRO. La licenciada en Letras e investigadora del Conicet resaltó la lucha del feminismo popular en nuestro país, al que consideró como un espejo para muchas naciones latinoamericanas y de otras latitudes:

“Sin dudas Argentina está siendo mirada por toda América Latina. En las últimas 48 horas nos han llegado saludos de solidaridad de Honduras, Ecuador, Colombia, Uruguay, Brasil, México, también de países europeos como Francia, España, de todas partes del mundo”.

Foto: Coco Yañez

“Es una lucha histórica, por supuesto el movimiento ‘Ni Una Menos’ es protagonista de esta lucha, nuestra marea verde ha revolucionado todos los ámbitos sociales, y ha entendido que no se trata de mendigar derechos sino de conquistarlos. Que no quepan dudas que esta pelea la vamos a dar hasta las últimas consecuencias. Hoy se le cayó la careta a varios legisladores y eso lo vamos a tener muy presente”.

“No hemos perdido nada, porque esta situación del aborto no era ni siquiera pronunciable y logramos sacarla del closet, pudimos instalar la discusión en el espacio público, desde una perspectiva de despenalización, no culpabilización y desdramatización. Se trata de una situación de injusticia que ya no es tolerable en un estado democrático”, cerró Grasselli.

 

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