Ayer se cumplieron seis meses del femicidio en nuestra provincia de la ciudadana chilena Concepción Arregui, a manos de su esposo Roberto Audano. En diálogo con EL OTRO, familiares de “Conchy” narraron, por primera vez a un diario mendocino, los detalles de una “promesa de amor” que terminó en la confesión de un crimen aberrante. Exigen una condena ejemplificadora y cárcel común para el femicida.

María Luisa Moraga y Javiera Briones. Foto: Coco Yañez

“Es la segunda vez que contamos la historia completa, esta mañana a la radio La Mosquitera y ahora a ustedes”, nos confía María Luisa Moraga sentada en un sillón de un hotel del microcentro mendocino, mientras demuestra, con su respiración pausada y ademanes en el rostro, los gestos del alivio. Enfrente escucha y asiente su hija, Javiera Briones.

Ambas mujeres son familiares de Concepción Arregui. Prima hermana y sobrina, respectivamente, de “la Conchy”, la ciudadana chilena asesinada y arrojada al Dique Potrerillos, el 5 de febrero de 2018, por su esposo Roberto Audano. El femicida, quien confesó el crimen premeditado, espera en la cárcel de Boulogne Sur Mer una inevitable reclusión perpetua, aunque todavía especula con la posibilidad de obtener la prisión domiciliaria.

Es 25 de julio. Las entrevistadas están circunstancialmente en Mendoza para seguir impulsando la causa penal y mantener viva la memoria y exigencia de justicia por Concepción y por todas, “para que esto no le ocurra jamás a ninguna mujer”.

Durante más de una hora nos brindan a dos voces uno de los testimonios más crudos que hemos escuchado los cronistas de este diario. Tal potencia narrativa que transmiten María Luisa y Javiera, nos decide a publicar, sin mayores ediciones, el relato que transcribimos a continuación.

Profundamente enamorada

Conchy y Roberto Audano (2012) Foto: Facebook Concepción Arregui

“La Conchy tenía 59 años. Cuando fallecieron su padre y su madre, ella, soltera sin hijos y sin hermanos, se conoce con Roberto Audano en uno de los viajes de él hacia Chile. Concepción se enamora profundamente y a fines de 2011 comienzan una relación”.

“En 2014 ella vende todos sus enseres en Chile, vende su auto, su departamento, renuncia a su trabajo y se viene a Mendoza. Se viene pensando en que va a formar una familia con un hombre que ya tenía cuatro hijos y varios nietos. Ella siempre quiso hacer familia, tener un amor, hijos, ya era mayor y se había dedicado a cuidar a sus papás”.

“En Mendoza comienzan a vivir juntos. Con el dinero que ella trae, compran un terreno en Luján de Cuyo y empiezan a construir una casa y unas cabañas pensadas para generar un ingreso. Él estaba jubilado, antes había sido dueño de ‘Pájaro Uno’, un local de venta de animales exóticos. Comienzan esta relación, esta vida en familia, en pareja. Ella siempre hablaba que tenía 11 nietos, que eran los nietos de su esposo”.

Javiera Briones, sobrina de “Conchy” Foto: Coco Yañez

“Conchy era una persona sumamente comunicativa, con una relación muy estrecha con sus tíos, muy pendiente de ellos, de los primos, de los sobrinos. Tenemos su agenda, en la que ella anotaba los cumpleaños de todos, qué edad cumplían… Siempre estaba en el hospital si había que cuidarnos a nosotros, a los niños. Tenía una relación muy ancestral, cargada de mucha maternidad, de mucho amor sin ser madre. Era un eslabón muy importante de la familia”.

“Mantenía todo el tiempo una comunicación con nosotros, sabíamos de ella a través de WhatsApp, Facebook, las redes sociales. Sobre todo cuando se instaló en Mendoza, quería saber de todos”.

“Se casó en 2016 aquí, por el Civil, en una ceremonia muy íntima, solo ellos dos y los testigos. Ella pensaba que cuando se casara por la Iglesia iba a invitar a toda la familia. Todos le insistimos mucho con venir, pero ella siempre decía que no, que no había terminado la casa, que le faltaban cosas, que quería atendernos bien, que esperáramos”.

Mujeres al rescate

Concepción junto a sus amigas. Foto: Gentileza

“De repente, a mediados de diciembre de 2017 él le pide que se separen. Consternada, golpeada por la noticia, le dice que si eso es irremediable ella va a acceder, pero que quiere saber el porqué, porque ella dejó todo para venirse. Audano le dijo que nunca la quiso, que nunca la amó, que nunca la quiso como mujer”.

“Concepción se quedó completamente desorientada, se dio cuenta que era irremontable. Entonces, en enero de este año decide formar un grupo de WhatsApp, con sus amigas más cercanas y algunas primas, al que le pone como nombre ‘Mujeres al rescate’. Conchy había pensado, y se lo dijo a Audano, que iba a vender todo, los enseres que tenía, la parcela, y se volvía a Chile”.

“Nos lo fue contando a través del grupo de WhatsApp, sabíamos lo que iba sucediendo. Nunca hubo ningún indicio que pudiese preanunciar un desenlace violento. Al contrario, le pedíamos que volviera a Chile porque teníamos temor por el hecho de que estaba lejos de nosotras, por una cuestión solidaria de género, pero ella nos tranquilizaba, nos decía que no pasaría nada. Él nunca había mostrado una actitud violenta. ‘Este hombre es tranquilo, tenemos una buena conversación, estamos todos muy bien, a mí nunca me va a pasar nada, él me respeta’, nos decía”.

María Luisa Moraga, prima de Conchy. Foto: Coco Yañez

“Para nosotras, lo que nos contaba nos parecía genuino. Es más, todas en ese grupo de WhatsApp le advertíamos, también teníamos conversaciones personales por teléfono, y ella nunca, nunca, manifestó miedo. Sí nos dijo que tenía problemas económicos y que estaba arrepentida de haber gastado todo su dinero aquí. Ahora, después de todo lo que pasó, pensamos que no quería que la viéramos en una casa que no estaba terminada, que no vivía con la comodidad que acostumbraba en Chile, que supiéramos que ya no tenía plata ni para los puchos”.

“Conchy tenía su carácter, era una mujer frontal, súper directa, nunca iba a permitir que nadie le levantara la mano. Nosotras pensamos que él supuso que hostigándola, diciéndole que nunca la quiso, ella se iría y que le iba a dejar todos los bienes que compró antes del matrimonio. Además le estaba por salir una jubilación en Chile y ellos ya estaban casados. Nos había dicho que no iba a darle ni un peso, aunque estamos seguras que no iba a dejarlo botado en la calle”.

“Creemos que el desenlace tuvo que ver con un problema económico. Cuando ella vendiera todo, él no tendría ni siquiera adonde vivir. Audano se vio seguramente en la calle”.

¿Dónde está la Conchy?

Foto: Coco Yañez

“El jueves 8 de febrero, en la mañana temprano, una de las primas preguntó en el grupo de WhatsApp si alguien sabía de la Conchy. Ahí nos dimos cuenta que desde el lunes 5 no teníamos noticias. Ella vivía en Luján y tenía conexión precaria a internet. En la semana anterior justo hubo una muy mala coincidencia de una caída, de unos tres o cuatro días en la que no supimos de ella, y apareció con un mensaje diciéndonos: “Oye, relájense, se me cayó internet, no pasa nada”. La segunda vez pensamos que ocurría lo mismo pero, rastreando en sus redes sociales, nos empezamos a dar cuenta de que sus últimas conexiones habían sido el lunes a las 14.30”.

“Tenía dos teléfonos, uno chileno y otro argentino, le llamábamos insistentemente pero no conectaba. Hasta que decidimos contactarnos con Audano por Facebook, que sí registraba conexiones el martes, confirmando que había conectividad en Luján. ‘¿Dónde está la Conchy?’, le preguntamos. Nos contestó que la llevó el martes a la mañana a tomar un bus a la terminal, que la dejó afuera y que no sabía si ella se iba a Chile, a Córdoba o a España. Nos dijo que había decidido tomarse un tiempo para pensar y que se había llevado todos sus documentos, pasaporte, sus teléfonos, su IPad y todas las pertenencias con las que solía viajar”.

Foto: Coco Yañez

“Las doce mujeres del grupo comenzamos a hablarnos y coincidimos rápidamente en que la Conchy jamás se habría movido sin avisarle por lo menos a una, para que no nos preocupáramos. Entonces, empezamos a contactar gente conocida en Córdoba, por aquí por allá… y nadie sabía nada”.

“El jueves en la tarde, por la policía de investigaciones de Chile, supimos que ella no había entrado al país. Ese mismo día ya teníamos listo un afiche para hacerlo viral en las redes y activamos toda una organización que hoy día se llama ‘Te buscamos Conchy’”.

El temor más grande

Foto: Coco Yañez

“El viernes pusimos una denuncia policial, se encendieron las alarmas el fin de semana. El sábado nos contactamos con el Consulado de Chile en Mendoza, a ella la conocían, había sido miembro de mesa en las últimas elecciones, intentaron poner una denuncia en la policía pero aquí les informaron que solo el cónyuge podía denunciar el extravío de su mujer. Fue entonces que le llamamos a Audano para pedirle que fuera a la fiscalía”.

“Desde el 12 de febrero hasta el 30 de marzo, siempre hubo alguien de la familia acá. Aquí nos topamos con Audano, lo conocíamos, era parte de la familia, era el marido de la Conchy, hablamos con él, nos contó lo que había dicho en la fiscalía. Pero allí nos dijeron que en su testimonio había muchas incongruencias”.

“Entonces recordamos que, cuando en los días previos le preguntamos cómo estaba vestida la última vez que la vio, él hizo una descripción muy detallada. Nos hizo ruido, porque un varón, por más que ame a su mujer, hay detalles que no se va a acordar nunca: los aritos de perla que le había regalado la fulanita, la medallita de no sé qué, la bombachita de no sé cuánto… Una descripción que nos pareció muy increíble”.

Afiche viralizado en las redes sociales. 24/2/18. Imagen: Facebook "Organización Te buscamos Conchy"

“Comenzamos a sospechar un mal desenlace. Empezamos a dudar de Audano. Comenzó a tomar otro sentido el testimonio que una vecina nos había dado y que ahora se convirtió en crucial. Ella nos comentó que el lunes había visto la camioneta de Audano en una posición distinta a la de todos los días, de frente no marcha atrás, y que la dejó toda la noche con las puertas y la cajuela abiertas. Ahí… hizo clic todo. Comenzó el temor más grande”.

“La vecina declaró en la fiscalía e incautaron la camioneta. El 10 de febrero el fiscal comenzó la investigación. Mientras nosotras movíamos mar, cielo y tierra para encontrar a Conchy, el 6 de marzo a él lo acorralan. Le hacen saber que han encontrado sangre en su vehículo y que la geolocalización de su teléfono celular demostraba que el lunes 5 estuvo en Potrerillos, y que no había estado en la terminal el día que, según él, vio por última vez a Concepción. Además le informaron todo el recorrido que había registrado el teléfono”.

“‘Usted la mató con un cúter’, le dijo el fiscal, quien había encontrado sangre en esa cuchilla. Pero Audano, frente a esa situación, confesó: ‘Yo la maté con un arma’. Y ahí comenzó a relatar cómo planificó el asesinato”.

Femicidio premeditado

Foto: Coco Yañez

“El lunes 5 de febrero a las 15 hs Audano acompañó a Conchy a un control del oculista en Luján. Luego él le pidió que lo acompañara a ver unos terrenos en venta en Cipolletti. Fueron en su camioneta, tomaron un desvío por un camino lateral de tierra y, en un momento, él le dice que quería orinar y que ella controlara si venía alguien por la calle. Concepción se da vuelta y él le dispara con un arma, matándola en el acto”.

“Lo tenía todo planificado. Con absoluta frialdad la enfundó en una bolsa de dormir y la cubrió con una lona azul. En esos momentos creemos que por primera vez la ve con detenimiento y recuerda muy bien cómo iba vestida, que tenía aritos, que tenía el colgante, toda esa descripción que después nos dio”.

Foto: Coco Yañez

“Audano llevaba en la camioneta unas llantas (cámaras) de vehículo, que había comprado unos días antes y las llena de aire en una gomería camino a Potrerillos. Espera a que oscurezca y a que termine un control policial que, según había escuchado por la radio, estaba en la ruta”.

“Cuando llega al dique, baja el cuerpo con una cuerda por un precipicio importante. Abajo monta como una suerte de balsa con las llantas infladas, más unos baldes vacíos. A ella le ata una cadena con un candado unido a unos baldes que había preparado con cemento y piedras. Él llevaba un chaleco salvavidas profesional. Deja una linterna encendida en la orilla, para saber cómo volver, y se interna nadando en el lago unos 200 metros, donde tira el cuerpo para que se hunda”.

“Planificó todo en detalle. Incluso supimos después que él tenía un curso de rescatista que no usó para salvar vidas sino para todo lo contrario. Tenía –tiene- 70 años, pero su estado atlético era increíble”.

“Ahora es hasta hacer justicia”

Foto: Ministerio Público Fiscal de Mendoza

Finalmente, tras la confesión de Audano, quien precisó el lugar exacto del dique donde arrojó a su esposa, personal de Bomberos de Mendoza encontró el cuerpo de Conchy el 25 de marzo.

“Dentro de lo dramático hemos sido muy afortunadas en haber encontrado el cuerpo y tener un responsable que será condenado”, reconoció Javiera y se lamentó por todas aquellas familias que no cuentan con el apoyo que ella sí sintió de parte de chilenos y mendocinos.

María Luisa se expresó satisfecha con el accionar de la Justicia en nuestra provincia, aunque planteó que es necesario mejorar mucho en ambos países para lograr mayor agilidad, coordinación e información en la búsqueda de personas desaparecidas.

Mendoza, 8 de marzo de 2018. Foto: Gentileza.

El objetivo de ambas, y del resto de familiares y amigas de Concepción Arregui, es que se logre una condena ejemplificadora y prisión efectiva en cárcel común para Audano. Para que esto se constituya en una bisagra en la Justicia que contribuya a frenar la sucesión de femicidios que conmueve no solo a Argentina y Chile, sino a toda América Latina.

En principio, la calificación del delito fue “homicidio agravado por el vínculo”. Afortunadamente, en las últimas semanas de julio, el fiscal de la causa Gustavo Pirrello decidió adicionar el agravante de violencia de género, para que el aberrante crimen sea considerado como un femicidio. Para el fiscal, la violencia económica del esposo sobre la mujer fue móvil del asesinato.

La familia de Conchy rechaza cualquier posibilidad de que Audano pueda acceder a la prisión domiciliaria y espera que, sin mayores demoras, la causa finalmente sea elevada a juicio oral y público.

 

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