Con exagerado y, por momentos, desprolijo protagonismo, el gobernador intentó aprovechar al máximo la Cumbre del Mercosur en Mendoza. Con ello opacó y estiró la bronca generada por las “sinceras” boletas de gas. Además, el mandatario se dio el gusto de lanzar sus candidaturas para las primarias, en un acto bien PRO que encabezó el presidente Macri. En medio del proceso electoral, juega sus últimas fichas para conseguir la ansiada posibilidad de reelección.

Sacale una foto

Foto: Prensa Gob. Mza.

La exposición que ofrece una cumbre como la del Mercosur en una provincia es por demás tentadora, y se presentó servida para que Cornejo, respaldado por su investidura y el rol de anfitrión, se ubicara en el centro político y mediático (colado incluso en la foto final de los presidentes).

El cónclave pasó sin sorpresas ni grandes anuncios y estará muy lejos de recordarse como un hito del bloque regional. Casi ningún participante encuentra calma hacia adentro de sus países, por distintos motivos. Acaso esa fue la causa central de su tránsito bajo la forma de trámite. Solo insinuó gestos de una eventual apertura hacia la Alianza del Pacífico, aunque sin alcanzar el objetivo de los halcones de castigar materialmente a Venezuela.

El golpista Temer en la alfombra roja. Foto: Prensa Gob. Mza.

Participar tiene su precio y quedará en las memorias del radicalismo vernáculo la recepción con honores a un golpista a cargo de la presidencia del socio mayor, la concesión de un apurado honoris causa al hermano menor, y el ninguneo oficial a la tradicional Cumbre de los Pueblos, que de todas maneras cobró relevancia.

En este frenesí de protagonismo, y a pocas horas del inicio del cónclave sudamericano, el gobernador brindó una entrevista al matutino La Nación. Sus declaraciones se desparramaron en todas las redacciones locales. Explicitando cierto nerviosismo por la trascendencia del mitin, aseguró que el tipo de cambio es determinante para Mendoza y por ende, reconoció, “estamos volando bajo”. En un encuentro del Mercado Común del Sur, resultaba inevitable alguna definición económica.

Por las nubes

Foto: Frente Cambia Mendoza

Durante ese viernes de etiqueta, los servicios postales de Mendoza terminaban de entregar las boletas de gas correspondientes al consumo domiciliario de mayo y junio. Las cámaras y flashes estaban alquilados en el protocolo, pero el estallido de bronca tras una nueva dosis de ajuste tarifario hervía en la cotidianeidad de la ciudadanía, en la vida real de quienes no gozan aún de “la revolución de lo sencillo”.

Por fortuna Cornejo no estaba solo en esas horas. Acto político en puerta, ya Durán Barba había derramado otro capítulo de su interminable instructivo de la alegría: “prohibido hablar de economía”. Cornejo y los suyos lo abrazaron, pateando para esta semana las consecuencias del tarifazo. Aunque el guante lo tomó lógicamente la oposición como tema central de acá al 13 de agosto.

Claudia Najul, precandidata a diputada nacional. Foto: Frente Cambia Mendoza

De tal magnitud fue el cobijo devenido de la orden del ecuatoriano, que durante el acto del sábado en el que Macri presentó las candidaturas de Mendoza, no hubo menciones a la situación económica. Otra vez los ejes se centraron, con las habituales dificultades cognitivas y silencios incómodos de los distintos oradores, en la comparación con un pasado presuntamente funesto, tanto a nivel provincial como nacional. Eso sí, con muchos globos y el favor de la pulsión de fantasía que se desplegaba en la tribuna del ¡Sí se puede!

Si Don Raúl viviera…

Foto de archivo: Coco Yañez

Algunos memoriosos, entre los que se contaba el intendente de la Ciudad de Mendoza, presidente de la UCR, jefe de campaña y por ende organizador del acto, Rodolfo Suárez -quizá el radical más PRO- recordó que el lugar elegido para su realización, la Federación Mendocina de Box, acogió históricas jornadas militantes del radicalismo. Mencionó en particular una caracterizada por el fervor popular y la mística que despertaba la figura del expresidente Raúl Alfonsín.

No ahondaremos al respecto para no ofender a quien lee. Son otros tiempos, pero las diferencias son insalvables, en forma y contenido tan amarillo.

Sanz, Cornejo y Macri. Foto de archivo: Coco Yañez

Solo algunas ausencias (¿el gabinete en pleno participó del acto?) y cierta contrariedad pública de la vicegobernadora contrastaron el mestizaje irrefrenable orquestado por Ernesto Sanz a pedido de las grandes corporaciones.

Montero cuestionó el dañino modo Excel aplicado en medidas con fuerte impacto social, algo que le sirvió para no escracharse en la foto final de las figuras.

El arco si se quiere más cercano al “que se doble” de la alianza cornejista brilló por su ausencia, ya manifiesta en las listas 2017. La marca y su proyección es definitivamente Cambiemos. Puro, sin margen a contradicciones ni berrinches.

Reelección o qué

Foto de archivo: Cristian Martínez

Fortalecido por el contexto, tenaz y altanero por naturaleza, pero sobre todo apremiado por el calendario institucional, Cornejo apuesta en estos días su última ficha para forzar la chance de reelección. Ya no juega a las escondidas, lo hace público y motoriza a sus alfiles políticos y mediáticos con ese objetivo.

Sabe que tomó decisiones para trascender el 2019 con poder, así como cuánto se le puede licuar luego de estas elecciones intermedias.

Por otro lado, es razonable suponer que si acelera en la recta por la reelección, al menos imagina dificultosa su inserción nacional junto a Macri, por más abrazos y besos que se prodiguen.

Foto: Prensa Gob. Mza.

Las expectativas están puestas en una contundente tendencia favorable en las PASO del 13 de agosto, que le permitan doblegar irremediablemente a la oposición –sobre todo a la peronista que gestiona municipios- para instalar la reforma constitucional lo antes posible.

El oficialismo defiende la gran elección del 2013, traccionada por la candidatura de Cobos como diputado nacional. El panorama local actual, aunque a priori favorable, se enfrenta a los fantasmas de la grave situación económica que vive el país en general, esa que el marketing político desea invisible y fuera de la agenda.