Organizaciones de la sociedad civil que contienen a personas en situación de calle conmemoraron el Día Internacional de la Salud Mental con un desayuno y talleres en Plaza Independencia. El gobierno provincial sigue incumpliendo una ley nacional que lo obliga a brindar asistencia a los más vulnerables.

Fotos: Coco Yañez

La realidad de la calle suele no coincidir con los diagnósticos que se realizan puertas adentro de oficinas con poca luz. Así, mientras el gobierno provincial niega el incremento de personas en situación de calle, éstas que sí existen, y se han triplicado en número según quienes las asisten semana a semana, se reunieron en la principal plaza de la Ciudad de Mendoza para visibilizar sus problemáticas y reforzar de manera colectiva los aspectos a cuidar de su salud mental.

La ausencia del Estado provincial es cada vez más escandalosa en lo que tiene que ver con la asistencia a ciudadanos y ciudadanas que lo perdieron casi todo pero esto no amilana a las organizaciones nucleadas en la Red Calle que, desde distintos lugares y con diferentes aportes, resguardan este concepto de dignidad que a los funcionarios les resbala.

 

Las actividades

Ayer, cerca de las 10.30, en los bancos de la plaza que están más próximos a la calle Espejo, que cuando la policía lo permite pueden hacer de camas, Flavio Palermo situó un contenedor plástico de un metro por cincuenta centímetros repleto de tortas y facturas que el nutrido grupo de personas disfrutó.

Cuando el desayuno, simbólico y no tanto, terminó, se dio inicio al taller de reflexión sobre la salud mental y los cuidados básicos que estas mendocinas y mendocinos deben tener frente a una eventual situación que pudiera resultar traumática.

El contexto

A días de la aprobación del nuevo código de faltas provincial, que de manera discrecional expone a las personas más vulnerables al arbitrio de las fuerzas de seguridad, la Red Calle profundizó las reuniones que viene desarrollando con abogados especialistas en Derechos Humanos, para entender cómo actuar frente esta norma represiva.

De las reuniones con los letrados han surgido distintas herramientas para que las personas que desarrollan la tarea solidaria de “la Red” y quienes reciben asistencia solidaria, actúen para no terminar pagando multas, en trabajos comunitarios o directamente en un calabozo, por no estar dentro del sistema que los expulsa. Un hábeas corpus colectivo sería el camino que tomarían los especialistas para evitar que la policía siga violentando institucionalmente a quienes duermen en la calle.

 

En este marco de plena negación de las problemáticas de las personas en situación de calle y de respuesta policial como único camino, la Provincia no cuenta siquiera con un albergue oficial destinado a atender necesidades elementales, tampoco con atención específica en salud mental para quienes atraviesan por consumos problemáticos, ni mucho menos con un programa integral que brinde alternativas laborales y de formación para las y los excluidos.

 

Lo que hace falta pero no llega

La Ley nacional de salud mental plantea en su artículo 3 que la salud mental es “un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona.”

Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas también parece no estar de acuerdo con el rumbo de Mendoza, toda vez que para reflexionar sobre la salud mental aconseja que “La inversión pública y la participación de los sectores social, de salud y de la educación en programas integrales, integrados y basados en evidencias para la salud mental de los jóvenes son esenciales”.

 

 

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