Diario Uno dejó sin empleo al reportero gráfico Paulo Páez. El despido se produjo en momentos en que el trabajador intentaba recuperar su salud, tras una complicada cirugía. La noticia la dio a conocer el Sindicato de Prensa de Mendoza, en la víspera del Día del periodista.

Foto: Gentileza SiPreMza

En un comunicado publicado ayer, el Sindicato de Prensa de Mendoza repudió el despido arbitrario del fotógrafo Paulo Páez, realizado por Diario Uno, propiedad del Grupo Vila-Manzano.

De acuerdo con la organización sindical, el fotoperiodista había tomado una licencia a raíz de algunas complicaciones surgidas a partir de una intervención quirúrgica. La operación de Páez, destinada a mejorar su movilidad y calidad de vida, no produjo los resultados esperados. Las secuelas físicas le impidieron al reportero retomar sus tareas habituales, por lo que solicitó la licencia por enfermedad reconocida en la legislación laboral.

La licencia se prolongó hasta el mes de febrero de este año. Por entonces la empresa del multimedios Uno le comunicó a Páez el inicio del período de reserva de su puesto, sin goce de haberes, y por el término máximo de un año.

Foto: Coco Yañez

Ante el angustiante panorama, el trabajador de prensa, quien contaba con su salario para procurarse la recuperación física y el sostenimiento de su familia, solicitó a su médico tratante le extendiera un “alta parcial” para retornar a su trabajo. A fin de favorecer la rehabilitación, el profesional de la salud le recomendó a la empresa que le asignara al periodista tareas de edición, y que lo excluyera de coberturas en exteriores.

Sin embargo, el diario, habituado a prácticas patronales que limitan los derechos de sus trabajadores, y utilizando la excusa de la falta de funciones adecuadas al diagnóstico del fotógrafo, decidió despedirlo sin más.

Foto: Coco Yañez

El SiPreMza reclamó en varias oportunidades la reincorporación del compañero, sin recibir respuesta favorable del multimedios. Para el gremio estas repetidas prácticas empresariales son violatorias de las normativas que regulan la tarea periodística y la defensa de los derechos de las personas con discapacidades.

El Estatuto del Periodista Profesional (ley 12.908), que rige la actividad desde 1944, establece en su art. 38 la estabilidad del periodista, como base esencial de esa norma. En su art. 39 da las causales de despido, en ninguna de ellas se encuadra la cesantía de Paulo Páez.

Foto: Gentileza SiPreMza

Desde la perspectiva del sindicato, el despido en particular de este cronista gráfico resulta violatorio de los derechos garantizados por la ley nacional 22.431, de Protección al Discapacitado, y de la ley 23.592, contra la discriminación.

“Repudiamos el indolente incumplimiento de Diario Uno de las leyes que procuran la defensa de los derechos y la integración social de las personas con alguna limitación física, como en este caso, cuya protección establecen normas constitucionales y legales”, expresó el gremio en su comunicado. Además, SiPreMza rechazó “la desconsideración empresaria ante las posibilidades de recuperación física de un trabajador y de sus valores profesionales”, se solidarizó con el reportero despedido, y comprometió el “acompañamiento con todas las acciones legales que encare para hacer valer sus derechos”.

Poco para festejar

Foto: Coco Yañez

Hoy en diferentes redacciones se celebrará el Día del Periodista, en recuerdo de la primera edición de “La Gazeta de Buenos Ayres”, publicada en 1810.

Frente a la precarización laboral generalizada, se torna una fecha bien difícil de festejar. Es improbable que Mariano Moreno, Manuel Belgrano o Juan José Castelli, convalidaran la situación actual que ostenta el oficio de retratar hechos de relevancia social.

Sin dudas, Rodolfo Walsh (emblema del periodismo argentino) rechazaría la falta de remisión a fuentes que las páginas de prensa repiten a diario y se escandalizaría con las publicaciones online copadas por la cosificación de la mujer y la alimentación permanente del morbo. Aunque quizá su indignación mayor estaría fundada en la ausencia de posiciones ideológicas claras que guíen la responsabilidad que esta deslucida profesión reviste por estos días.

Foto: Coco Yañez

Muy pocas empresas concentran la mayoría de los medios de comunicación que, a menudo, son parte de un discurso oficial monocorde, más cercano a los intereses de los dueños de las vidas que a la clase trabajadora, que observa encandilada cómo sus derechos son conculcados, sin prisa pero sin pausa.

En este contexto, las garantías laborales de los trabajadores y trabajadoras de prensa, y los derechos a la información y la comunicación de los/las ciudadanos/as, se encuentran igualmente amenazados.

La realidad impone más lucha que festejo.

 


Desde EL OTRO nos solidarizamos con el reportero gráfico Paulo Páez, arbitrariamente despedido por el Diario Uno.