Julio César Cobos ya no disimula su intención de volver a gobernar Mendoza. Aprovecha que Alfredo Cornejo se encuentra empantanado en la administración de la crisis política y económica, de la que es corresponsable. El escenario electoral está a la vuelta de la esquina y el actual gobernador dilata las definiciones para preservar su liderazgo pos 2019. El décimo aniversario del “no positivo” permitió al exvicepresidente volver a la primera plana mediática y mostrarse interesado en su pago chico. En medio de la sanción de la “ley corta de telecomunicaciones” que benefició al Grupo Clarín, “el Cleto” compartió un brindis del “círculo rojo” en la Embajada de los Estados Unidos.

Cobos de diez

Cobos y Magnetto. Foto de archivo: EL OTRO | 2008

El encanto con el electorado mendocino parece intacto. Las condiciones políticas, esta vez, asoman más favorables. Pero sobre todo, el cobijo del poder real camina de manera interesada hacia una reconciliación.

El triple factor despierta entonces la sempiterna expectativa de Julio Cobos por volver a ser gobernador de Mendoza. A su modo y con su impronta, el ingeniero campechano desparramó esa intención como pocas veces en el último tiempo.

Al cumplirse 10 años del desempate por la resolución 125 siendo vicepresidente, Cobos se paseó por cuanto medio porteño lo convocara -la gran mayoría controlado por el Multimedios Clarín- para revivir la epopeya.

Publicidad de la señal TN. 17 de julio de 2018. Captura de pantalla

Por supuesto, el respaldo mediático del grupo Vila-Manzano tampoco se hizo esperar, un dato mucho más significativo para la vida institucional de nuestra provincia. La pauta viene lenta, la timba financiera discutida por demás, el fracking con vaivenes y el juez supremo prometido todavía sin novedades. La ansiedad en el inclinado tiempo de descuento carcome la paciencia de los poderosos, quienes también miden a opositores con escasa tonicidad como para marcar límites al capital político de “el Alfredo”.

Con su ambigüedad característica, Cobos miente en público que son tiempos difíciles para hablar de candidaturas y es mejor limitarse a la gestión. La verdad es que reclama PASO y habilita a la tropa propia a instalar su mágica mendocinidad y la muletilla de la “búsqueda de consensos”.

Cobos y Cornejo | 2018. Foto: Facebook J. Cobos

A pesar de la férrea intención de Cornejo por dilatarla, la tensión por la sucesión del sillón de San Martín se adelantó y evidencia poca maduración en los delfines sin gracia del gobernador. Todo iba bien hacia la suma del poder público pero “pasaron cosas”. Ya nadie discute que el escenario recesivo encontrará a Mendoza cada vez más castigada por el ajuste del FMI, una factura que Cornejo pagará, más temprano que tarde, si insiste en posicionarse como cabeza de playa radical del saqueo macrista.

No fueron pocas las voces de Casa de Gobierno que reaccionaron a la aventura de Cobos. Es que los preferidos de la administración morada carecen de autonomía proselitista. Martín Kerchner, superministro de Economía y Planificación, Rodolfo Suárez y Tadeo García Salazar, intendentes de Capital y Godoy Cruz respectivamente, deberán ser llevados de la mano por el primer mandatario mendocino, mientras contiene cariñosamente, con el abrazo del oso, las pretensiones del pro Omar De Marchi.

En este contexto, el avance de “el Cleto” garantiza a la UCR llegar al pico máximo de puja con mayor margen de negociación. Para bajarse siempre hay tiempo. Las encuestas, los caciques departamentales y las bendiciones de los medios hegemónicos harán lo suyo.

Cortita y al pie

La noche del “no positivo”. Foto de archivo: Télam | 2008

El “no positivo” de Cobos, que ya cumplió una década, se acopló directamente a la confrontación entre el gobierno del que formaba parte y el poderoso conglomerado económico que pivoteaba el Grupo Clarín. De hecho, esa intensa disputa marcó para la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner la imperiosa necesidad de impulsar la denominada “Ley de medios”, ante la evidencia de la enorme presión simbólica que podían accionar desde el monopolio mediático.

Paradójicamente, Néstor Kirchner, autorizó la fusión entre Multicanal y Cablevisión, los dos operadores de TV por cable más importantes de la Argentina, dos días antes de traspasarle el mando a su esposa, en diciembre de 2007.

Cristina y Cobos. Campaña electoral 2007. Foto de archivo: Télam

Aunque también se le atribuye a Kirchner la elección de Cobos como vice de Cristina, tras las operaciones de su alfil de entonces, Alfredo Cornejo, el favor de último momento a Clarín probablemente haya sido su error político más grave.

La “Ley de Medios” fue destruida en la práctica por la gestión de Macri. Clarín retomó poder de fuego, acrecentando su volumen de negocios a niveles inéditos. En este nuevo clima de época, Cobos resulta tributario por partida doble: se lo ve mucho más cómodo en las mieles del oficialismo de Cambiemos y su estrella mediática promete un prime time permanente.

Cobos en la Embajada de los Estados Unidos, 4 de julio de 2018. Foto: Facebook J. Cobos

Tal es así, que el senador mendocino se mostró como en su casa en el último agasajo del 4 de julio en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, donde alzó las copas de la independencia norteamericana junto a la crema del “círculo rojo” presidido en persona por el propio Héctor Magnetto.

Ese mismo día la Cámara Alta del Congreso Nacional dio media sanción a la llamada “ley corta de telecomunicaciones”, “ley Telefónica” o “Ley de Fomento de Despliegue de Infraestructura y Competencia TICs”, que le permitirá a Telefónica y Claro competir, recién en 2020, por el cuádruple play, y “equilibrar” algo los favores dirigidos a Clarín, que ya cuenta con la fusión de Cablevisión y Telecom autorizada por el macrismo.

Foto de archivo: EL OTRO | 2008

La norma tuvo en el Senado 46 adhesiones y 11 rechazos, entre estos últimos ocho legisladores del bloque que encabeza Cristina Fernández de Kirchner. Alineado con los CEOs -de la República y de Clarín- Cobos esta vez fue “sí positivo”.

 

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Pará Elisa