Tengo que confesar que hay un fraude en el caso Túpac Amaru. Un enorme fraude a la opinión pública.

OPINIÓN | Por Alfredo Guevara*

La dirigente Nélida Rojas junto a su abogado Alfredo Guevara. Foto: Coco Yañez

Cuando iniciamos la defensa de los militantes tupaqueros, en abril de 2017, el panorama era desolador. Siete militantes detenidos, 40 imputados por asociación ilícita. Violentos allanamientos, incomunicación de detenidos, rastrillajes cotidianos. Y acusaciones de corrupción.

Al ver los expedientes, los defensores advertimos que las acusaciones que formulaba la fiscalía no eran por corrupción, y no estaban previstas en el Código Penal Argentino. Por eso dijimos que el gobierno de Cornejo aplicaba a los militantes el Código Penal de Lanata, el manual del gorila elemental que sueña con reprimir y encarcelar a los pobres que se organizan conforme a sus propias ideas y luchan por sus derechos, ejerciendo el derecho a protestar. Se criminalizaron las prácticas cotidianas de los movimientos populares argentinos y latinoamericanos.

Mendoza Post | 20/11/2016

Se consideró como delito de extorsión el pago de una cuota social de 30 pesos, la colaboración solidaria para la copa de leche de los chicos en las barriadas populares, el bingo para recaudar fondos para acciones comunitarias. Y se convirtió en coacción la participación de los tupaqueros en las marchas Ni una menos, el día de la Pachamama y, lo que jamás le perdonarán, apoyar con enormes columnas a Cristina.

Una clarísima persecución política protagonizada por un asesor de Garavano, dirigente del Pro que se dedicó a reclutar supuestas “víctimas” bajo la falsa promesa de entregar las tan ansiadas casas, mientras Macri terminaba definitivamente con los programas de vivienda social en la Argentina.

Clarín | 22/11/2016

Al mismo tiempo desplegamos una modesta estrategia defensiva ante la debilidad de la acusación, nos preguntamos qué hacer frente a la feroz ofensiva mediática, obvia estrategia electoral oficialista que servía para eliminar toda independencia judicial.

Por eso discutí con muchos periodistas, esperanzado encontrar algún vestigio de buena fe y profesionalismo. Les señalé que debían constatar la veracidad de la información que difundían. Repetí hasta el cansancio que no existía ninguna acusación por corrupción, solo se trataba de una acusación basada en los prejuicios gorilas, en la subestimación de la capacidad de organización de los sectores populares, en el miedo a que se organicen en forma autónoma de las clases dominantes. Y todos sabemos que un burgués asustado es un fascista.

La fiscal Gabriela Chaves el día que recibió el fallo adverso de la Octava Cámara del Crimen. Foto de archivo: Coco Yañez

Por eso los mediocres periodistas se quedaron mudos cuando la Octava Cámara del Crimen declaró que no había delito y que la persecución era arbitraria.

Ahora, en medio de la campaña electoral, pasa lo mismo. Difunden supuestas pericias que confirmarían que existió corrupción, y citan a un candidato del peronismo dos días antes de las elecciones. La Stornelli local habla de columnas rellenas con papel, y otras cosas espantosas.

Pero nada de eso existe en el expediente.

Foto de archivo: Coco Yañez

La absurda acusación que se realiza consiste en que las 500 casas construidas por la Túpac en Lavalle fueron como las pirámides de Egipto, ¡construidas por esclavos!

Los mismos esclavos que construyeron en Godoy Cruz cuando Boomerang Cornejo era intendente, y el actual presidente del IPV dejó pasar por alto las colas de esclavos que cargaban los pesados tanques con la cara del siempre perseguido indio Túpac.

Certificación de obra de barrio de la Túpac en Godoy Cruz, firmada por Alfredo Cornejo y Damián Salomone. | Junio de 2015.

Repito, como para que vayan a chequear nuevamente sus fuentes de información. No se menciona ninguna irregularidad en las obras en la imputación judicial redactada y firmada en el expediente por la impresentable fiscal Chaves.

Más de dos años esperaron una acusación por corrupción y cuando creen encontrarla, la Stornelli cuyana ofrece solo un relato ficcional solo creíble para la lobotomía cuyana.

Es poco, pero al menos algo para esta campaña electoral ante la falta de logros oficialistas. Otra vez seguirán las operaciones mediáticas, propias de la guerra jurídica que vino a instalar la derecha local, que se vale de periodistas al estilo Micky Vainilla.

Foto de archivo: Coco Yañez

Y otra vez, demostraremos ante la Justicia -si es que encontramos algún juez que se anime a contradecir al tirano, porque los mendocinos sabemos lo que hizo Boomerang Cornejo con la justicia, tal vez para asegurar su impunidad cuando termine su mandato- que los datos duros, la verdad, la tienen los estigmatizados militantes tupaqueros.

Y que sí existió un fraude, enorme como las pirámides de Egipto. Pero la víctima es la opinión pública de los mendocinos y no los clientes del abogado del PRO.

Un fraude que cada vez tendrá menos efecto, porque en la medida que aumenta el dólar, se pinchan los globos de colores e implosiona el torpe gobierno de los ricos, más mendocinos percibirán el sustrato de las fake news que posibilitaron instalar el gran fraude del caso Túpac Amaru.

 

*El autor es abogado, militante de derechos humanos y defensor de miembros de la organización social Túpac Amaru.

 

El fracaso de la Operación Túpac

“Quien da la orden de detenerme a mí fue Cornejo”

“Cornejo se enoja cuando no puede dominar a toda la tropa”