Texto y foto de portada: Ser Shanti
Fotos: Seba Heras

Desesperando, del dramaturgo y poeta chubutense Juan Carlos Moisés, se encuentra haciendo ruido en esas ansias por querer encontrar las causas de un abandono. En la búsqueda existencialista de una respuesta inmediata, donde el mundo tiene menos sentido, no se sabe qué es más hondo, si el abandono mismo o la incertidumbre que lo subyace. EL OTRO entrevistó a Hugo Yañez, director de la obra teatral que, el 30 de julio, se despide del Cajamarca.

Podemos contextualizarnos en un ayer, en un hoy, o en un siempre. Toda espera bebe tiempo y mastica espacio en cualquier momento de nuestras vidas. Todo lo que sea ambulante atrae por eso de la impermanencia. “Hoy estamos y mañana no se sabe”, hemos escuchado decir a los sabios en algún almacén de barrio.

En esta obra teatral, dirigida por Hugo Yañez (foto de portada), una peona y tres peones de circo vienen a sacarnos un poco de la realidad o, por qué no, a meternos en lo más profundo de ella.

Diálogo en escena

Hace un frío que excede al otoño, las hojas caen dentro del teatro Cajamarca, una escoba las ordena en círculo, un cactus me mira, el yuyo nos transmite el monte mendocino. Estamos hechos de montes, es lo que parece transmitir el escenario; hechos de monte, silencio y algo de consuelo tal vez.

Ahora bien, para charlar unos minutos con Hugo Yañez, director de Desesperando, hay que ponerse sepia, mirar los zapatos en línea de los actores, y pensar que un desesperado está atrapando a cada instante de la desesperación, mientras que en este Desesperando lo que se intenta es integrar ese sinsentido que puede estar presente en cualquier ausencia.

“La obra me llega a mis ojos por medio del grupo Escaramuza”, nos cuenta sentado en una tarima que tiene hambre de lo que vendrá.

Nos solemos mover por atracciones. ¿Qué te sedujo de esta obra?

Me atrajo la esencia y el estilo de la obra. Es una pieza existencialista y el Existencialismo me llama mucho la atención. Esta obra tiene que ver con la espera, es el esperar llegar a un lugar, a un pueblo, a un circo, y ese sitio nunca les va a llegar a ellos, porque es la esencia del estilo de la estética teatral.

¿Hay algún punto de inflexión con Esperando a Godot?

Esperando a Godot es la eterna espera con un final desesperanzador, mientras que Desesperando también tiene que ver con la espera, pero tiene un final esperanzador. En el absurdo la finalidad es más pesimista, y en el existencialismo es más optimista.

Todavía están viviendo una etapa de maceración ¿Con qué sensación se quedan los espectadores una vez que salen de la obra?

Si bien la obra lleva pocas funciones, en cuanto a lo textual, a las actuaciones, lo escénico, los espectadores se van pensando en qué es lo que esperan realmente…

Se genera como una empatía con los personajes…

La situación que se da es que los actores que ven en escena pueden ser tranquilamente ellos. Pueden ser uno como el espectador, o pueden ser un solo personaje todos ellos. Es decir, distintas facetas de un solo personaje. Hablo de cada uno de los actores que ves en escena, que son cuatro, una mujer y tres hombres. Todos tenemos un lado femenino, esquizofrénico, etc.

¿Cómo eligirías transmitir el espíritu de los textos?

Si tuviese que identificar la obra, sería con el sustantivo, con la palabra mensaje. Desesperando es mensaje puro. Te dice: ¿En qué lugar estamos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo llegamos aquí?

¿Qué es lo nuevo que te ha ofrecido el hecho de dirigir esta puesta en escena?

Cuando se dice que todo está hecho, lo que se intenta es ser lo más original posible. Cuando vi esta obra por otro grupo tenía esta idea de la circularidad, es decir, salir de un lugar y volver a ese mismo lugar, como la infinita circulación. Cuando leí la obra, este gesto estaba todo el tiempo presente.

En esta obra el círculo está, de hecho el escenario es un círculo, y también está representado, pero en la esencia de lo teatral, en la ritualidad, lo simbolizo en un círculo de arena, de tierra con piedras, con algunos yuyos autóctonos de Mendoza. Pasa eso del ritual, que tiene que ver con los sentimientos que le suceden a los personajes.

El espacio lo manejé por color, pensé que la obra es más sepia, el piso debía ser un sepia y, aprovechando el otoño, le puse hojas. El color de las hojas es muy teatral.

Entonces, hay como una ilusión dando vueltas por el juego, por la diversión.

Desde adentro de la obra, las voces parecen decir: ¡Estamos juntos en esto, contá conmigo!

Desde lo estético, ¿qué nos podés comentar?

Hay mucho de clown, porque los personajes y el texto te lo reclaman. Si no son payasos, pasa raspando. No son ni siquiera artistas de circo, son peones de circo.

Tal vez, cuando nos sentimos abandonados cual si fuéramos el quinto peón de este circo, allí o acá, tirados en el medio de la nada, el todo tenga que ver con reírnos, con volvernos sepia, ir hasta nuestras raíces y buscar otro circo.

(Mmm… estoy relacionando el tema “espera” con buscar y eso no sé si está bien).

Mientras tanto, quien saca estas fotos para EL OTRO sube el cierre de la mochila y empieza a irse. En los camarines un espejo es testigo del repaso de la letra, de risas, maquillaje y pedacitos de telgopor, que seguramente no saldrán fácil, el día posterior, del Cajamarca, como las hojas esparcidas en círculo por el escenario, como esa espera desesperada que empieza a actuar en tu cabeza.

“Hay un mañana esperanzador”, según Hugo Yañez, quien se levanta de la tarima y comienza a esperar que la gente pase, tome asiento y se sienta cómoda, o tal vez pase, tome asiento y se sienta incómoda. Desesperando es reflexión. Y, como sabemos, las palabras que terminan en “ando” o “iendo” son movilizantes.

 


 

Ficha:

Desesperando
Escaramuza Teatro

Autor: Juan Carlos Moisés
Dirección: Hugo Yañez
Actuaciones: Eliana Raineri, Gabriel Granados, Néstor Luna y Gonzalo Chirino.

Próxima Función:

Lugar: Teatro Cajamarca (España 1767, Ciudad de Mendoza)
Día y hora: 30 de julio, 22 hs.