Tras una nota crítica publicada por EL OTRO sobre un conflicto laboral en la Subsecretaría de Trabajo, su titular Alejandro Jofré nos invitó a la sede de la repartición para expresar su punto de vista. Demoras en el pago de la “productividad”, informalidad laboral y deficientes condiciones de higiene y seguridad en el organismo, fueron temas centrales de esta entrevista con el primer funcionario provincial que accedió a dialogar –sin concesiones- con nuestro diario.

Fotos: Coco Yañez

La semana pasada, empleados de la Subsecretaría de Trabajo y Empleo de Mendoza decidieron interrumpir durante dos horas diarias sus labores habituales, como forma de protesta ante la falta de pago de parte de sus haberes.

EL OTRO asistió a una de las asambleas y pudo dialogar con las delegadas sindicales de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), y de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN), quienes confirmaron que cerca de 300 trabajadoras y trabajadores esperaban que se les abonara el adicional “productividad”, impago desde diciembre del año pasado, y que se mantendrían en estado de alerta y asamblea hasta que ese ítem les fuera liquidado a la totalidad de sus compañeros.

Ayer, este medio entrevistó al subsecretario de trabajo Alejandro Jofré (el primer funcionario del gobierno provincial que accedió a una charla abierta con EL OTRO) para consultarle sobre el conflicto y las condiciones laborales en esa repartición.

Jofré desmintió que se les adeudaran haberes a los trabajadores. Desde su perspectiva, el adicional por productividad no representa salario sino un adicional “retributivo, no remunerativo ni bonificable”, de un porcentaje de multas que cobra la Subsecretaría de Trabajo que se distribuye entre los empleados.

¿Un premio?

Sí, sería una especie de premio. Nos había costado un tiempo arreglarlo. Yo les había dicho que en mayo lo iban a cobrar, y el viernes pasado se liquidó.

¿Esto debía cobrarse en diciembre?

Claro. Es así, se paga cada seis meses vencido. Lo que ocurrió en diciembre es que todavía no teníamos la información, porque esto no lo cobra la Subsecretaría de Trabajo sino Hacienda, y lo hace mediante un sistema que no nos pudo brindar la información en diciembre. Cuando una partida no se ejecuta el dinero vuelve a Rentas. Tuvimos que hacer el traspaso presupuestario que recién pudimos realizar en abril. Durante ese mes se concretó y pagamos el viernes pasado.

¿Qué porcentaje implica en el salario este “premio”?

En promedio cobraron $5.000. Calculá que un salario normal en la Subsecretaría es de $14.000 por mes. Esto representaría entre un 8% y un 9% del salario mensual.

El adicional por productividad que se percibe en algunos organismos públicos se encuentra establecido por acuerdos paritarios celebrados entre el Estado y las organizaciones sindicales. Este porcentaje de las multas recaudadas, distribuido entre las/los trabajadoras/es en función de un régimen de evaluación, representa para algunos sindicatos una suerte de distribución de “ganancias”, mientras que para otros gremios más críticos estos “premios” no son más que aumentos informales que precarizan el salario.

Además, este ítem se distribuye en forma desigual entre los trabajadores de planta y quienes se encuentran bajo contratos de locación de servicios, comúnmente llamados “contratos basura”.

EL OTRO consultó a empleados contratados, quienes manifestaron que sus haberes mensuales se encuentran casi a la mitad de los $14.000 calculado por Jofré como salario normal de la repartición, negaron haber cobrado el adicional por productividad, y precisaron que, según la información brindada por la administración de la Subsecretaría, el mismo no superaría los $800 para cada uno de ellos, muy por debajo de los $5.000 mencionados por el subsecretario. 

Doble régimen laboral

¿Todos los empleados de la Subsecretaría de Trabajo de Mendoza están en “planta permanente”?

No. Tenemos dos grupos: los de planta permanente y los que están por convenio de la Superintendencia (de Riesgos de Trabajo), que es dinero que baja la Nación para pagar esos contratos.

¿Este último grupo cumple tareas en la Subsecretaría?

Totalmente, pero vinculado a lo que es inspección de seguridad e higiene.

¿Qué diferencias hay entre los trabajadores de planta y los de convenio, en cuanto a funciones, responsabilidades y sueldos?

La diferencia en funciones es que ellos están atados a la actividad vinculada a la Subsecretaría en cuanto a inspecciones de seguridad e higiene. Un inspector normal cobra un plus si cubre entre 45 y 50 inspecciones de higiene y seguridad al mes. Tienen esa función específica. Tenemos algunos en funciones administrativas, pero esto fue generado por la gestión anterior, que en vez de contratar inspectores contrataba personal de apoyo.

Nosotros esto lo fuimos cambiando, incluso mejorándoles el sueldo. Desde que nosotros asumimos se acercaron más a los sueldos de la gente de planta.

Antes cobraban menos del 50% de un empleado de planta, menos de $6.000, y hoy están en $10.000. Con los premios se van a un sueldo de planta, porque cada tres meses ellos cobran un sueldo aparte de la Superintendencia. 

¿Qué relación contractual tienen con el Estado?

Tienen contratos de locación de servicios.

¿Y esto se ha prolongado en el tiempo?

Claro. En realidad hubo un cambio porque ellos en la gestión anterior solo facturaban sin tener ningún contrato.

Una situación muy irregular.

Claro. No tenían ni siquiera vínculo con el Estado, facturaban una prestación mensual. Nosotros les mejoramos la condición, pasaron a tener locación de servicios y los metimos en el cobro de la productividad, que antes ellos no tenían, y les mejoramos con una serie de premios. Tampoco cobraban el primer día de mes, y a partir de esta gestión ellos cobran el mismo día que un trabajador de planta. 

Si los empleados trabajan en y para la Subsecretaría, ¿qué van a hacer –si es que está en los planes- para que formen parte de la planta permanente?

En realidad había 33 chicos que desde la gestión anterior tenían que pasar a planta permanente y, como se había incorporado otra gente que no tenía esos requisitos, se habían trabado esos pases a planta. Nosotros depuramos la lista con la gente que sí le correspondía y ellos pasaron a planta en agosto o setiembre del año pasado.

Pero, a partir de las directivas del gobernador que dispuso que el ingreso ahora sólo es por concurso, los chicos eventualmente van a poder concursar para quedar en la planta permanente. Se les va a computar la antigüedad en la función, pero van a tener que ingresar por concurso.

¿De cuántos trabajadores y trabajadoras hablamos?

20% son de la Superintendencia. 

En números, ¿cuántas personas son de planta y cuántas son contratadas por la Superintendencia?

Deben ser unos 70 trabajadores contratados, y en la Subsecretaría en total, con delegaciones y todo, estamos en 240.

¿Estos 240 trabajadores vienen de la gestión anterior?

Sí, sí, sí. Es más, hemos reducido la planta permanente por jubilación, jubilación por incapacidad, y unos dos fallecimientos.

En este caso tampoco la perspectiva del subsecretario coincidió con la opinión de los trabajadores contratados que accedieron a hablar con EL OTRO, a condición de no revelar su identidad, por temor a represalias. Según ellos, es mentira que todos reciban premios y sueldos a parte, que equiparen sus ingresos con los empleados de planta, tal como manifestó Jofré. Asimismo, expresaron que “estaban listos los expedientes, con todos los papeles en regla, para pasar a planta a contratados con mucha antigüedad, pero el nuevo gobierno los congeló por razones políticas”. 

Haz lo que yo digo…

Pasillo del subsuelo.

 

La ley provincial 8.729 establece que el primer objetivo estratégico de la Subsecretaría de Trabajo y Empleo es “fiscalizar y vigilar el cumplimiento de las leyes laborales en la Provincia, priorizando la prevención y sancionando el incumplimiento”. Aunque este precepto se contradice con las propias condiciones laborales del organismo fiscalizador de las empresas privadas.

Por un lado, tal como el propio Subsecretario reconoce –con cierta imprecisión-, cerca del 30% de los agentes que trabajan en la repartición, a pesar de encontrarse bajo dependencia laboral del Estado, figuran como autónomos y, por lo tanto, no tienen los derechos de cualquier trabajador “en blanco”.

Por otro lado, cualquier persona con mínimos conocimientos de higiene y seguridad en el trabajo puede constatar que el edificio de Rondeau y San Martín de la Capital (sede de la Subsecretaría) adolece de las condiciones mínimas para garantizar la salud y seguridad de sus trabajadores, y más de un especialista se arriesgaría a opinar que si fuese un establecimiento particular correría riesgo de clausura.

Instalaciones eléctricas precarias.

 

¿Cómo están las condiciones de seguridad e higiene aquí en la Subsecretaría?

Hemos mejorado en algunos aspectos, empezando por los trabajadores que no tenían ni siquiera botines de seguridad. Iban a las empresas y no tenían los botines de seguridad, y ahora los tienen.

Hemos hecho algunos cambios en el subsuelo que era el lugar más grave que teníamos. Tenía una tabiquería que eliminamos y ahora estamos en un plan de inversión que tiene que cuadrar en el presupuesto. Todavía no tenemos la plata presupuestaria pero sí podemos ir arreglando algunos aspectos internos. La escalera y la salida de emergencias están, pero queremos mejorarlas un poco más.

Lo mismo que parte de la estructura, hoy se va el IDR (Instituto de Desarrollo Rural) y parte de Salud que estaban compartiendo este edificio. Vamos a tener más espacio que ahora, ya que tenemos oficinas muy pequeñas con mucha gente.

Pusimos matafuegos que no existían, nunca hubo matafuegos en la Subsecretaría. Hemos hecho revisión de las mangueras de incendio que tampoco había… y bueno, de a poco, porque es muy costoso cuando es acotado el presupuesto.

 

Escalera de evacuación del subsuelo.

 

¿Qué es lo más grave que hay hoy en cuanto a seguridad e higiene?

Lo más peligroso era que no teníamos salida de emergencias liberada para la gente del subsuelo, que sale por el garaje, la salida estaba llena de basura, se limpió y habilitó.

En realidad son pequeños detalles. Cuando vos tenés un trabajo en oficina lo más complejo es la posición en la que el trabajador ocupa el lugar, y el tema iluminación. Ahora esas son las cosas que estamos tratando de trabajar, pero pasa que está tan viejo el sistema que cuando le agregamos una toma de luz salta la térmica. 

¿Piensan hacer algo con la escalera que va hacia el subsuelo? (NdR: se encuentra en pésimo estado)

La escalera la vamos a cambiar porque hay que aprovechar el espacio del foso. Eso está en el plan de inversión.

¿Tiene idea de cuándo empiezan con el plan de inversión desde Hacienda?

El presupuesto nuestro depende de la recaudación. La Subsecretaría se autofinancia. Menos en el salario, la Subsecretaría se financia en todo. Tenemos que esperar a que avance un poco el año, se llenen los cupos presupuestarios, y ahí podemos ir arreglando.

Tramo final de la “salida de emergencia” que desemboca en el garaje.

 

En un balance de fin de año escrito en su blog, el abogado, militante del PRO y escritor Alejandro Jofré, concluyó que en 2016 redujo el gasto de la Subsecretaría de Trabajo y Empleo en un 30%. Mientras que las multas a las empresas privadas crecieron 25%, según declaró a este diario. 

Con ese nivel de ajuste, y una recaudación por debajo de los pronósticos inflacionarios, no parecerían muy favorables las perspectivas de mejoras para una repartición que se financia a sí misma. 

No obstante, esperamos que sea el tiempo y no un siniestro evitable el que tenga la última palabra.

 

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