La alianza PRO-UCR demostró en los últimos días una extraordinaria capacidad para sostener impunemente su doble discurso. Mientras Macri felicitó por su celeridad a la jueza Martinelli, quien en 2010 atropelló alcoholizada a tres jóvenes e intentó escapar, Cornejo prometió cárcel para los conductores ebrios. El presidente y su socio mendocino repudiaron la corrupción, pero no se privaron de visitar y mostrar como modelo a una empresa de Pescarmona, un coimero confeso.
Hace menos de dos semanas, Mauricio Macri envió una felicitación escrita a la jueza mendocina Fabiana Martinelli para destacar su celeridad en la resolución de un juicio civil. “Necesitamos una justicia efectiva, que le dé soluciones a la ciudadanía en tiempo y forma. Muchas gracias por ser parte de este cambio”, le expresó el mandatario en tono de campaña.
Lo que omitió el líder del PRO, por malicia o ignorancia, es que –tal como figura en los archivos de diario Uno- “En la madrugada del 20 de noviembre de 2010 la jueza Martinelli conducía su Suzuki Baleno por avenida San Martín Sur, en Godoy Cruz, en dirección sur-norte, cuando a la altura de la estación de servicio Octano atropelló a tres jóvenes que intentaban cruzar la calle. Por el impacto terminó hospitalizado Juan Ignacio Brizuela mientras que Carla Fredes y Micaela Giordanino -todos ellos de 18 años– resultaron con heridas leves”.
Según la crónica de la periodista Sara González, la magistrada “quiso darse a la fuga”, pero fue interceptada, primero por unos autos particulares y luego por un móvil de la Compañía Motorizada, a tres cuadras del lugar donde embistió a los jóvenes. Una hora después del siniestro, Martinelli fue sometida a un dosaje que demostró que su sangre registraba un contenido alcohólico de 0,832g/l, lo que significa un grado de alcoholización medio.
Pese a la gravedad del caso, pudo más la impunidad: un jury de enjuiciamiento y la causa judicial contra la jueza fueron archivados.
Dos varas
A pocos días de la felicitación de Macri a Martinelli, y de que EL OTRO recordara los antecedentes oscuros de la magistrada, Alfredo Cornejo lanzó su enésima promesa de mano dura: multas elevadas, trabajos comunitarios y arrestos de hasta un mes para los ebrios al volante.
La promesa de campaña del gobernador apareció como respuesta al reclamo de víctimas de accidentes de tránsito que exigen “tolerancia cero” de alcohol para quienes manejan.
Para Cornejo, la sanción severa es la principal herramienta que permitiría modificar las conductas sociales y disciplinar, no a todos y todas, sino a los sectores populares. De otra forma no se explica por qué fingió amnesia durante los últimos días –al igual que los medios hegemónicos- sobre el gravísimo caso de la jueza cercana al macrismo, quien no recibió una pena por beber, conducir, atropellar, lesionar y huir, pero sí las congratulaciones de la más alta autoridad del país.
Coimas nada más
El bolero se baila de a dos. Para que exista corrupción en las contrataciones del Estado es indispensable funcionarios que reciban sobornos y empresarios que los entreguen. Es discutible cuál accionar es más grave desde el punto de vista moral y jurídico, aunque resulta indudable que los principales perjudicados económicos son las y los ciudadanos, en tanto que los mayores beneficiarios son claramente los empresarios que, en forma ilícita, cobran sobreprecios u obtienen ingresos millonarios en las concesiones amañadas.
En el acto de lanzamiento de la fórmula presidencial Macri-Pichetto del pasado 10 de julio, Cornejo denunció que “la plata que falta en los hospitales, que faltaba en las comisarías, que faltaba en la educación pública, está en manos de funcionarios (del gobierno anterior) y de contratistas que se quedaron con ese dinero” y que eso “hoy no ocurre en la Argentina”.
Uno de los empresarios que se habría quedado con la plata que nos falta es el multimillonario Enrique Pescarmona. Esto se desprende de la propia confesión del emprendedor mendocino ante la Justicia, en la denominada “causa de las fotocopias de los cuadernos”. Según diario Los Andes, el financista Ernesto Clarens habría declarado que el empresario mendocino, hoy “imputado colaborador”, entregó sobornos por 2,9 millones de dólares entre 2008 y 2015.
El último lunes, el presidente y el gobernador de Mendoza visitaron la metalmecánica Impsa. “Estamos orgullosos de que una empresa argentina sea reconocida en el mundo por su talento e innovación”, destacó Macri junto a Cornejo, en las entrañas mismas de la corporación Pescarmona, el coimero confeso.
Impsa le regaló a Macri una réplica de una turbina a escala, Cornejo esta vez no recibió nada. Tal vez ya fue suficiente con el lujoso chalet que Pescarmona en persona le donó, para que fuera la residencia oficial del gobernador, y que el presidente del radicalismo suele utilizar como lugar de reuniones partidarias.
