El hospital lasherino Ramón Carrillo alberga desde su inauguración una de las maternidades que marcan referencia en el país como un espacio para que los partos sean respetados y las personas gestantes tratadas como sujetos de derecho. Desde marzo su funcionamiento peligra por falta de personal y el horario de prestación se ha restringido en los últimos meses, según afirman usuarias que dialogaron con EL OTRO.
Fotos: Gentileza del Facebook Apoyo a la Maternidad del Hospital Ramón Carrillo.
Las comunidades metropolitanas suelen apreciar las ampliaciones de derechos, sin importar que estas se den en el marco de gobiernos peronistas, radicales o demócratas -más atrás en el tiempo de la provincia-.
En Las Heras sienten muy propia la maternidad del Hospital Ramón Carrillo porque reconoce los derechos de las personas gestantes sin preguntar por sus ideologías o simpatías políticas.
Una maternidad de avanzada
Parto Respetado: cómo es parir en el
sistema de hidroterapia del Carrillo
Video de archivo: Señal U | 15/05/2018
En 2014 Francisco Pérez inauguró la maternidad de “el Carrillo” al inicio de la segunda etapa del hospital y con el gobierno de Alfredo Cornejo se aceitó la marcha y adhirió a recomendaciones y reglamentaciones de lo que era el Ministerio de Salud Nacional de la primera mitad de la gestión Macri, antes de la degradación institucional a Secretaría.
Esta “maternidad segura y centrada en las necesidades de la familia”, según la denominan técnicas y técnicos en la materia, adhirió en 2019 a las Condiciones Obstétricas y Neonatales Esenciales (CONE) que plantean un “piso básico” de condiciones para asistir alumbramientos en Argentina.
El tiempo y los hechos demostraron que las CONE resultaron ser demasiado exigentes para el sistema de salud mendocino que cerró maternidades en varios departamentos por no poder cumplir con los presupuestos básicos que se requieren desde el el año pasado.
Lo que no se usa…
La maternidad del Carrillo necesita un anestesista y tres técnicos anestesistas más de los que tiene para poder funcionar adecuadamente, según lo afirmaron algunos de los profesionales que pidieron resguardar sus nombres por “movimientos extraños” en la gestión.
Justo antes del inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio, en marzo, las reuniones en ese importante efector de salud pública comenzaron a sucederse para encarar el problema de tener una maternidad de avanzada en desuso.
Hasta el intendente Daniel Orozco participó de una reunión con parte del equipo de profesionales del hospital y se comprometió, informalmente, a “poner” dos de los cuatro sueldos que faltan para que la maternidad funcione como la comunidad la necesita.
Sin embargo los compromisos quedaron en segundo plano a instancias de la pandemia que modificó todos los ápices de la organización social, dándole al Estado un papel preponderante en la asignación de las prioridades de la coyuntura.
Al día de hoy, los compromisos no se respetaron y algunos espacios vitales de la maternidad empiezan a lucir como depósitos y muchos de sus profesionales –formados especialmente para trabajar en una maternidad como esta- ya evidencian cansancios asociados a cambios de funciones que los relegan a responsabilidades menores y desgastantes.
Experiencias de la maternidad sin presiones
La hija que trajo al mundo la compañera de Nicolás Sanz llegó luego de un día de trabajo de parto. Veinticuatro horas desde las primeras contracciones hasta ese descanso sobre el pecho, dejando para después los controles y las medidas de la persona recién llegada para no separarla de su gestante de nueve meses.
En diálogo con EL OTRO, Nicolás destaca el trato, cuidado y respeto con el que su compañera se encontró en el hospital y explica que les gustaría que la comunidad no pierda todo eso.
Pero todo empezó, justamente, muchos meses antes de ese parto con seguimiento y acompañamiento previos y continuó un tiempo, luego de que Nicolás, su compañera y su hijita se fueran a casa contentos, cansados, y los tres con Documento Nacional de Identidad.
Y como lo que pasa por el cuerpo no se olvida, todes ellos se juntaron con otras familias que también quieren que la maternidad no quede en el olvido de los espacios del Estado que se atrofian por dispersión de recursos.
Desde hace un tiempo la comunidad se está organizando en torno a la Red en Apoyo al Parto Respetado Hospital Carrillo, con una página de Facebook que actualiza información.
El peligro y la falta de respuestas
Desde abril una parte del personal especializado ha sido relegado a labores básicas referidas a la pandemia, mientras los espacios especialmente diseñados con tecnología de punta se degradan en lugar de trastos.
Muchas de las personas empiezan a pensar en buscar trabajo en otros hospitales en los que puedan desarrollar las tareas para las que se han formado y el fantasma del cierre de la maternidad empieza a tomar una forma cada vez más realista.
El diputado Néstor Márquez ha presentado un pedido de informes en la legislatura para conocer el estado de situación de la maternidad y los avances o retrocesos que se dan, pero no ha tenido respuestas satisfactorias.
La comunidad, consciente de sus derechos, sigue luchando por el funcionamiento del espacio en el que “todo empieza en Las Heras” y espera que la pandemia no sea la excusa para cerrar una maternidad que aspiraba, ni más ni menos, a garantizar un parto más humano.
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