El gobernador Alfredo Cornejo y la ministra de Salud Claudia Najul informaron que la tasa de mortalidad infantil 2016 descendió un dígito respecto al año anterior, colocándose en el mínimo histórico. “No se trata del logro de un gobierno”, reconoció Cornejo.

La tasa de mortalidad infantil es el número de defunciones de niños menores de un año por cada 1.000 nacidos vivos en un determinado año. Según los registros oficiales de Mendoza, en 2016 esa tasa fue del 7,7. Es decir que, en todo ese período, por cada mil bebés nacidos vivos, menos de ocho murieron antes de cumplir el primer año de vida.

Toda muerte tomada individualmente, sobre todo evitable y prematura, representa una tragedia en sí misma. Sin embargo, desde el punto de vista social es una inmejorable noticia que nuestra provincia haya logrado reducir progresivamente la mortalidad de niñas y niños menores de un año, a través de políticas públicas que apuntan directamente a sus causas.

Foto de archivo: Coco Yañez
 

La baja de la tasa de mortalidad infantil “nos muestra que en la provincia de Mendoza la salud materno-infantil es una política de Estado. Desde hace seis años, el indicador viene descendiendo ininterrumpidamente” (Claudia Najul).

Haciendo historia

“Podemos anunciar que Mendoza tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia”, destacó Cornejo. “Desde 2011 la cifra se viene reduciendo. En 2016 se registró la tasa más baja: 7,7 cada mil recién nacidos (RN) vivos. Hay 43 niños menos con respecto a 2015, cuando se registraron 8,5 cada mil RN, es decir que el índice bajó casi un punto”, sintetizó el gobernador.

La mortalidad infantil es una estadística de improbable manipulación porque se basa en fallecimientos y nacimientos registrados (casi imposibles de ser ocultados), aunque en rigor es un error evaluar apresuradamente su evolución de un año a otro, más aún cuando el indicador se encuentra por debajo de los dos dígitos, como es el caso de Mendoza, y unos pocos fallecimientos pueden alterar la tasa anual.

Fuente: Ministerio de Salud

Para organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, es más acertado evaluar el progreso de la mortalidad infantil por quinquenios (cada cinco años). Esa mirada ofrece una perspectiva estructural e histórica más clara. Ayer mismo el gobierno de Mendoza difundió un gráfico que muestra, desde esta visión, que la Provincia registra un proceso histórico a la baja desde 1995, y que la cifra anunciada debe entenderse en ese marco.

El gobernador, debidamente asesorado, no cayó en la tentación fácil de exhibir el descenso de la tasa de mortalidad en 2016 como un resultado de un primer año de gestión que logró torcer la herencia. “No se trata del logro de un gobierno sino del logro de un sistema que viene mejorando todos los días y que ha tenido un salto cualitativo en 2016”, señaló el gobernador y sus palabras fueron precisadas por la ministra de salud: “La baja del indicador nos muestra que en la provincia de Mendoza la salud materno-infantil es una política de Estado. Desde hace seis años, el indicador viene descendiendo ininterrumpidamente”.

Foto: Prensa Gob. Mza.

“Hemos dado un saldo cualitativo en el sistema de salud en los últimos años (Alfredo Cornejo)

Desde Salud destacaron las acciones prenatales, la organización de la red perinatal y los seguimientos que se realizan luego de los informes previos al alta, como factores que contribuyeron a disminuir los decesos. Estos son elementos claves para incidir sobre la mortalidad infantil, sin embargo también deben considerarse cambios económicos, sociales y hasta culturales estructurales que se han desarrollado en los últimos años.

Está comprobado que sociedades con mejor distribución de la riqueza, bajos índices de analfabetismo, acceso a servicios sanitarios y programas sociales (como la asignación universal por embarazo), entre otros, tienen mayores posibilidades de evitar las muertes prematuras de sus niñas y niños.