Ernesto Pérez Matta presenta este viernes a las 22 su cuarto y último disco en el Julio Le Parc. El músico dialogó con EL OTRO en una plaza sin mate pero con mucho empeño.

Fotos: Coco Yañez

Coco Yañez |

 

La tarde deja pasar al sol que no hemos visto hace días y que se esconderá nuevamente, en breve. El cronista ha olvidado el mate y elige no puntualizar este desliz mientras, con el fotógrafo, esperan por el cantante que también compone y toca algunos instrumentos, un artista, como le suelen decir.

Pérez Matta es, a primera vista, “un flaco” amable que inspira un sentimiento genuino en sus interlocutores. Podría decirse que es una de esas personas que abren el juego sin imponer. Escucha, antes de hablar. Y le preguntamos.

Coco Yañez |

 

¿Cuánto trabajo lleva el proceso de grabar un disco como este y qué te produce el poder presentarlo?

Me parece que está bueno reconocer el trabajo que implica todo ese proceso. A mí me surge mucho linkear esta óptica del laburo cotidiano de la música con la del trabajador porque soy una persona que trabaja para la música, no de la música. Entonces, ya sea para la escuela, o en mi trabajo para la pre producción de un disco como este, o el laburo que me toque estar haciendo, siempre lo hago desde esa óptica que representa un servicio.

Esos trabajos y esa hechura no siempre tienen los mismos ritmos. Este disco en particular, salió chorizo en tres meses. A mí me gusta enfocar, y si sale, sale. Al mismo tiempo, a la par, estoy grabando un disco que tiene casi dos años de proceso que no tiene que ver con que sea más complejo sino que es otro proceso.

Coco Yañez |

 

A veces las pistas te las va tirando la canción, la materia, y uno va siguiéndola  y desenterrando cosas, pero no siempre tiene los mismos tiempos .

Y esto me produce la satisfacción del trabajo realizado. Cuando uno ve fuera de uno algo que pasó por uno. Y en ese ver la materialización también entender que ya no es de uno y que hay una emancipación entre el objeto y el sujeto que es real.

Da la impresión de que puede haber una camada de artistas que ya no la van de estrellas…

Yo creo que tiene que ver mucho con una coyuntura. Hay un contexto que nos ha llevado a reconocernos de una manera. No sé si es generalizado pero desde mi experiencia, que es de la que puedo hablar… Mi mamá es música también y me crió con su trabajo, entonces yo entendí el oficio y a ella como una trabajadora que con su trabajo traía esa comida que había en la mesa.

Coco Yañez |

 

También me parece que se están cayendo algunos paradigmas como esos del “artista genio” o del “artista desvinculado de este plano”. Y yo siento que hay una vuelta de rosca más a esa idea de “trabajador de la música” y es que la música y el arte en general están volviendo a las personas.

Cada vez hay más espacios de formación y de construcción de conocimiento, de accesibilidad a esos derechos para todas las personas, entonces la canción no le pertenece exclusivamente al que se dedica y tiene el oficio, sino que el arte nos pertenece al colectivo de personas que estamos construyendo un devenir que nos va significando.

Decís que cada vez hay más espacios para esta comunicación pero, a su vez, también existen posiciones críticas en torno a la gestión cultural de la provincia y la nación…

Yo creo que hay una relación clara que implica que si lo público se hace privado, los espacios privados se abren a lo público. Tenemos el caso de muchas casas que están abriendo sus puertas para el encuentro, que funcionan como usinas culturales, y vemos también un proceso inversamente proporcional en las políticas de Estado al respecto.

Para mí esa es la relación. Si se aprieta o se achica el Estado, tenemos que salir cada vez más desde estos otros ámbitos alternativos para generar los encuentros que necesitamos que sucedan.

Coco Yañez |

 

¿Por qué hay esta falencia en la gestión de la cultura?

Es una cuestión de distribución de las riquezas si lo miramos desde lo económico pero no me quisiera quedar solo en eso porque esto también tiene que ver con una voluntad política, con una voluntad ideológica y una voluntad espiritual de correr eso de lugar.

La pregunta es en qué momento nosotros tomamos esa decisión como colectivo porque esto no baja de algún lugar abstracto. Estamos en este lugar porque nos pusimos en este lugar.

Entonces me parece que tenemos que hacernos la pregunta de qué estamos buscando y cómo llegamos hasta acá para ver cómo salimos. Encontrarnos en los espacios y agachar la cabeza si sentimos que algunas decisiones que tomamos pudieron traernos a este momento y asumir que podemos virar para otro lado.

Coco Yañez |

 

En torno a los espacios hay una cuestión que baja de las políticas de Estado pero también tenemos que revisar cuestiones de la micropolítica y del hacer diario. Tenemos que ver por qué nos molesta o por qué nos molestó tanto algo que funcionaba en un punto.

¿Cómo describirías este “Otro?¿ Y de dónde viene este “Otro”?

Es una serie de músicas que están ancladas en los vínculos. En cómo entendemos y establecemos las relaciones y significaciones y cómo nos reconocemos en ese ida y vuelta. Y “otro” tiene que ver con eso, en el sentido de la otredad como desfragmentación para volver a ponernos al servicio del encuentro, reconociéndonos en ese otro.

¿Por qué nos molestó tanto que personas que estaban invisibilizadas fueran reconocidas?¿Por qué nos jorobó tanto? Esa es una de las preguntas importantes porque también es una invitación a reconocernos en esa otredad.

Presentarás este “Otro” hoy a las 22 en el Le Parc. Dista bastante de los espacios pequeños ¿Pero es lindo, no?

Sí. Para mí los espacios hay que ocuparlos porque si no se pierden, y estos espacios están para que nos encontremos ahí. Me parece que así en los espacios alternativos como en los espacios más oficiales, las personas que estamos pulsando un trabajo y un servicio en el arte, tenemos que ir a ocuparlos porque están ahí para eso, y, en cierta manera, es plantar una bandera.

Por suerte hay espacios que están muy bien y el Le Parc es uno de ellos por su técnica entre otras cosas y la gente con la que trabajo ahí es muy piola, tengo grandes amigos y conocidos que transversalizan las gestiones. Creo que hay que volver a ocuparlo porque ha quedado muy alejado por los cortes en las calles, así que está bueno llenarlo de cosas lindas.

Así que invitarlos e invitarlas a ser parte de la presentación. Desde hoy el disco está en bandcamp.com que es una herramienta para acercarse a las músicas que se están haciendo acá en Mendoza, más allá de mi trabajo, que son una red que me configura, con sus relaciones, mis amigos y mis colegas. Creo que hay muchas cosas que se están haciendo acá que hay que poner de relieve y es momento de hacerlo.