Textos: Ser Shanti
Fotos: Coco Yañez, Cristian Martínez y Seba Heras

Seba Heras

 

No te leo las líneas de las manos, te leo las líneas de las córneas.
No adivino el futuro, adivino tu mirada presente.
“Los ojos son como rueditas”, me dice un mecánico de guardapolvo blanco en los pasillos de un hospital. “Sirven para ir andando”, agrega tras sacudirse esa lagaña que no alcanzó a ser lágrima.
(¡Que cosa che!, con todo aquello que no alcanzó a ser)
Así que los ojos son como rueditas.
Entonces las miradas van y vienen.
Entonces el llanto es un aceite para que no hagamos ruido.
¿Arrancan las alegrías?
¿Se estacionan las penas?
¿Hacen marcha atrás los miedos?

 

Seba Heras

 

En realidad las córneas son un pretexto,
una introducción del mensaje que hay en el pecho,
solo que hay que saber leerlo.
Cuentan los que saben,
que cuando dos personas se miran fijo,
se están deletreando.

 

Seba Heras

 

Es cierto, de vez en cuando hay párpados limosnas que los pondría en un puchero.
Me gustaría llamar a mi madre, que lavaba los pisos y alisaba las camisas como una madre.
Me gustaría llamarla para que venga a fregar algunos pómulos, para que venga a planchar las pestañas secas de tanta nada.

 

Seba Heras

 

Hace un tiempo que sólo me conmueve la gente que mira como cuando escucha el himno nacional de su pecho.
Ahora veo un par de ventanas debajo del altillo de tu frente
cuando nos buscamos.
Veo un ventanal arriba de los labios
cuando nos encontramos.

 

Coco Yañez

 

Te lo digo al oído, con un jazmín en la boca:
la gente que mira bonito anda lavando el mundo.
Te lo digo al oído, masticando sándalo:
la gente que mira feo anda salpicando barro podrido.
Te lo digo al oído, con un mantra en la respiración:
la gente que no mira anda perdida en sus laberintos de tupper.

 

Coco Yañez

 

Vengo de la calle que ruge velocidad
corren miradas livianitas, vacías;
cargan  el signo peso en sus ojos…
En esta selva,
la única defensa que tenemos es ese par de flechas de los ojos.
No te tiro las cartas, te tiro las pestañas.

 

Coco Yañez

 

Se puede acabar el mundo,
se puede acabar el agua caliente de la percepción,
se pueda acabar el agua…
Pero lo que no se puede acabar es el brillo, el lustre en los ojos de un ser humano.
¡Sí! Cuando nos enfocamos un poquito,
verbos perfumados crecen en nuestras pupilas.

 

Coco Yañez

 

Hay que fumigar con buena leche,
desinfectar esas cabañas heladas de algunas que otras cortezas visuales.
Hace seis o siete indiferencias que no nos detenemos en el que está al lado,
y eso es tiempo, tiempo ciego, tiempo amargo, tiempo sordo.
Irrumpo en tus circunferencias.
Antes que lentes, prefiero ponerme un delantal en los pómulos
para no mancharme cuando te miro fijo y me sacás la vista del pecho.
Te truequeo mi visión por algo recto.
Vos me ofreciste una flecha,
aquel un rayo láser,
y este una aguja, como esa vez que estábamos descosidos en el tejido social.

 

Cristian Martínez

 

Ya vengo, esperame un ratito,
nos voy a comprar unos auriculares para los ojos.
(Hay que escucharse desde las retinas que son estéreos)
Ves que sigo acá, de pie;
porque hay miradas sin estrenar.

 

Cristian Martínez

 

No te leo la borra del café, te leo la sangre que llevás en el ojo.
Al rato llegás del lustrador de zapatos,
te vendió una pomada ocular,
dice que alivia el enrojecimiento de lo que no te animaste a decir,
dice que calma la irritación de lo que no tendrías que haber dicho.
Observarse desde los órganos es más elevado que mirar al cielo.

 

Cristian Martínez

 

“Hay Fe” le digo al Negro,
que anda con los ojos humedecidos de futuro.
“Hay muchosidad de Fe” le digo al Otro,
que anda preguntando:
¿A dónde van las miradas?
Los ojos son como péndulos,
entonces las miradas van y vienen.

 

Cristian Martínez