Lo que no se nombra no existe y las mujeres, lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales, travestis, intersexuales y no binaries existimos. El lenguaje no es inocente, tampoco es casualidad que en el inicio de las Sesiones Ordinarias Legislativas el gobernador Suarez insista con ningunearnos.

OPINIÓN | Por Laura Chazarreta, diputada provincial del Frente de Todxs.

Foto: Cristian Martínez

Ya sabemos el poder y la fuerza que tienen el lenguaje y las palabras, no solo para comunicarnos, además muestran la realidad que vivimos. Realidad donde predomina lo masculino y se invisibiliza, desprecia y oculta a mujeres y diversidades, como si lo único verdadero, positivo y universal fuesen los hombres.

Así nos encontramos, en estos tiempos de feminismos, de lenguajes no sexistas, de representación de todas las personas, con un gobierno que no nos registra.

No es tan difícil comprender que el genérico masculino excluye a todas y todes, que es una construcción del sistema patriarcal que nos anula y se nos impone desde que nacemos hasta que logran naturalizarlo.

Foto: Seba Heras

El  lenguaje masculino es violencia, anularnos es violencia, no nombrarnos representa  desigualdades y discriminaciones que sufrimos todos los días. Ni hablar de los riesgos que se profundizan en estado de emergencia, en aislamiento obligatorio.

En el discurso anual ante la Asamblea Legislativa, el gobernador Suárez decidió colocarnos en segundo plano, en un lugar sumiso e inactivo, negando nuestra existencia en su lenguaje. Objetivamente, solo dos veces mencionó la palabra mujer en su extensa alocución. En una de ellas, para referirse a la ilusión de la igualdad entre nosotras y los hombres en el ámbito público. En la otra, como referencia secundaria para impugnar las prisiones domiciliarias.

Foto: Coco Yañez

Mujeres, lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales, travestis, intersexuales y no binaries tuvieron la misma existencia en el discurso de Suarez que la perspectiva de género de su gobierno: ¡Ninguna!.

Como ya dijimos, el lenguaje es la principal forma de comunicación, por lo tanto sus  palabras reproducen estereotipos y generan miedos y exclusión, al reafirmar que para ser parte tenemos que seguir el  modelo masculino.

Foto: Coco Yañez

Las violencias hacia las mujeres y trans es un problema político que adquirió aún mayor crudeza en este contexto de pandemia, y la principal responsabilidad la tiene usted, señor gobernador. Intentar invalidar nuestros discursos, deseos, emociones y necesidades ya no es posible. Venimos luchando fuertemente por nuestras reivindicaciones, para que ni una mujer o trans sea asesinada, violada, desaparecida o discriminada. Venimos luchando por la redistribución del trabajo, de  tierras, de cuidados y de tiempo.

Nosotras y nosotres existimos y avanzamos por la soberanía de nuestros cuerpos y nuestras emociones hasta que la igualdad sea una realidad.

Nombrarnos es justicia social.

 

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