Durante miles de años las personas se dibujaron las pieles con distintos sentidos y diferentes maneras de tatuarse. EL OTRO entrevistó a Sugar Riot para entrar en contacto con la actualidad mendocina del mundo del tattoo.

Fotos: Seba Heras

La calle es toda verano, arde, pero esto no amedrenta a clientas y clientes del estudio en donde Sugar o María, trabaja todos los días, plasmando su arte. Ella no sabe la cantidad de tatuajes que tiene en su cuerpo pero sí nos cuenta que tatúa desde los 17 años.

Con más de diez años de trayectoria, Sugar recibe a EL OTRO, sencilla, amable y simpática.

¿Cómo empezaste con todo esto?

Siempre dibujé y me gustaron la cerámica y la pintura. Mi familia siempre me apoyó y me motivó a profundizar. A los 17 justo un amigo vendía su kit para tatuar y yo ya había empezado a pensar en tatuar en serio. Me parece genial que una persona lleve tu arte en la piel hasta sus últimos días.

¿A quién tatuaste primero?

A mí. Me hice un tatuaje que ni se marcó (se ríe con fuerza). Pero después seguí con conocidos que se coparon, la familia. A mí no me tatué más porque o me pinchaba de más o de menos… No está bueno tatuarse a una misma.

¿Qué pasa cuando el tatuaje no queda bien?

Bueno, cuando laburás en un local tenés que tatuar lo que el o la clienta te pide, y no lo que a vos te gusta más o te parece más interesante. Yo, en lo personal, si sé que no puedo hacerlo bien, no lo hago. Así que no tengo que transformar tatuajes.

Hablas de hinchazón, sangre… ¿El tatuaje es una lastimadura?

En realidad, cuando hablamos de tatuajes hablamos de un procedimiento casi quirúrgico, en el que tenés que tener noción de la asepsia que tiene que tener el lugar y de primeros auxilios.

¿Es fácil que se infecte?

Ahora no. Tenés que ser muy punk-rock para que se te infecte: no limpiar bien la zona, o irte a jugar a la pelota después de tatuarte, no sé… Imaginamos que siempre las personas que se van a tatuar deben saber que los materiales –las agujas- deben ser descartables. La puntera sí puede o no ser descartable. Nosotros usamos la descartable porque es más confiable.

¿Se pueden capacitar acá?

Sí, acá los artistas que trabajamos también estamos dando un curso. Ya hay dos tandas de egresados. Practican en goma eva y en frutas. La capacitación dura seis meses.

¿Cuánto tiempo es lo máximo que puede durar una sesión?

Lo óptimo es que no pase las cuatro horas porque se empieza a afiebrar la piel, se hincha, incluso si estás tatuando con muchos colores y la piel empieza a sangrar, pueden aguarse los colores. Así que es preferible hacer varias sesiones si la pieza a tatuar es muy grande, tomando en cuenta también la tolerancia al dolor de la persona.

¿Qué duele más? ¿El cuello, la panza?

Sabés que no… El cuello no duele mucho pero sí son dolorosos los pliegues… el codo, las rodillas, las costillas y las partes donde vas más al hueso en las que no tenés carnecita que te amortigüe el pinchazo.

¿Hay edad para tatuarse?

No. Los chicos menores tienen que tener autorización pero también he tatuado a señoras de ochenta años.

¿Cuánto cuesta tatuarse?

El mínimo que está establecido por los locales acá en Mendoza es de $700 que implica algo pequeño. Esa es la base pero también tiene que ver con la temporada y los aumentos en general.

Majo tiene once tatuajes. 9 tuvieron el trazo de Sugar. Está tauándose unas líneas de “Cien años de soledad”.

¿Cómo es la relación tatuador y tatuado?

Es muy especial, sobre todo cuando la persona te viene a buscar a vos. Yo entiendo que al principio todo pasa por la amabilidad y trato de que se sientan a gusto. Porque es como que alguien te pida una canción o un cuadro, aunque en este caso se la lleva en la piel.

¿Cambió la consideración social sobre los tatuajes?

Yo creo que sí. Cuando yo era pendeja tatuarse un lugar expuesto era no conseguir trabajo nunca más porque el tatuaje era visto como algo malo. Hoy en día muchas personas vienen a tatuarse por primera vez y se hacen algo en el antebrazo o en el cuello porque ya no es visto como algo que debiera tener alguien que esté en cárcel o que sea drogadicto.

¿Qué te gusta tatuar? ¿Cuál es tu fuerte?

Por el momento está dividido en dos partes que no tienen que ver entre sí. Una es el blackwork y el dotwork que es todo línea gruesa con detalles muy delicados al interior con luces blancas que le dan la vida al trabajo y lo otro es el full color con líneas gruesas y colores muy llamativos.

¿Tenés muchos clientes como Majo que vienen a tatuarse muchas veces con vos?

¡Sí, por suerte! Creo que son recurrentes… Creo que depende de muchas cosas. Depende del artista y lo que genera con sus clientes. A mí me saludan en lugares y a veces me acuerdo y a veces no, pero suelen recordarme los trabajos que les hice. De algunos me acuerdo como uno que le hice al Polako que vino con un amigo muy amigo de gira acá a Mendoza y le tatué un trébol. Cuando lo veo me acuerdo de la buena onda que tuvimos.