De acuerdo con un informe publicado recientemente por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), las docentes mendocinas perdieron más del 10% de su poder adquisitivo en sólo un año, lo que representa la baja más pronunciada de todo el país.
En Mendoza, una maestra debería cobrar un bono de fin de año de $ 18.215, para recuperar el poder adquisitivo del 2015.
Según el documento de trabajo de los economistas de CEPA, “los salarios docentes de 13 provincias se ubicaron por encima de su nivel en el año anterior (2015) y 11 de ellos quedaron por debajo. En promedio, en 2015 el proxy de salarios provinciales creció 35,11%, mientras que en el 2016 lo hizo 34,17%, constatándose una reducción nominal del 1,37 puntos porcentuales”.
Estos datos duros en sí mismos no dicen mucho si no se analiza cuánto “rindió” la plata en relación al comportamiento de la inflación. Es decir, es necesario interpretar qué cantidad –y calidad- de bienes y servicios se pueden adquirir con un sueldo, año a año, para estimar si la capacidad de compra mejoró o no.
El aumento de salarios por decreto que recibieron las maestras este año perdió la pelea contra la inflación.
El informe económico de CEPA señala que, si bien en la mayoría de las provincias el salario creció en 2016 en términos “nominales” -con relación a 2015- en términos “reales” el resultado es diferente: “sólo en dos provincias los estatales no perdieron poder adquisitivo durante 2016 (Salta y Santiago del Estero)”. En el caso puntual de Mendoza, mientras el poder adquisitivo subió 11,07% en 2015, este año cayó 6,41%.
Para abordar a estas conclusiones, el Centro de Economía Política Argentina, tomó como fuente de análisis el informe indicativo de salarios docentes de la Coordinación General de Estudio de Costos del Sistema Educativo del Ministerio de Educación y Deportes, y se basó en el salario bruto para una docente de educación primaria, jornada simple y enseñanza común, con 10 años de antigüedad.
Ni bueno ni bonito
Si en el 2016 el poder adquisitivo descendió –en promedio- en todo el país, ¿de cuánto debería ser un “bono de fin de año” en el sector público para compensar esa pérdida?, se pregunta la investigación de CEPA.
“Las estimaciones para el pago de un bono de fin de año a los trabajadores estatales provinciales superan largamente los 2.000 pesos acordados con el triunvirato de la CGT e incluso el anuncio para los estatales que va de $ 2.000 a $ 3.500”, –dice textualmente el documento desde su inicio- y puntualiza: “La suma promedio que debería abonarse para equiparar el poder adquisitivo de 2015 asciende a $ 6.568,29”.
Ese promedio resulta lapidario para los mendocinos cuando el cálculo se desagrega por provincias. Mientras, por ejemplo, en la Capital Federal el bono tendría que ser de $ 5.229, en Santa Fe de $ 6.671 y en Provincia de Buenos Aires de $9.092, en Mendoza una maestra necesitaría cobrar un bono de fin de año de $ 18.215, para recuperar el poder adquisitivo de 2015.
Los números colocan a Mendoza a la cabeza de un lamentable podio compartido con Corrientes y Catamarca. En el extremo opuesto: Salta, San Luis y Chaco.
¿Un “ayudín” para las fiestas?
“Los sueldos suben por la escalera, mientras los precios lo hacen por el ascensor”, es la frase que suele utilizarse para graficar la merma en las posibilidades de adquirir comida, ropa, vivienda, servicios públicos, etc., indispensables para una vida digna. Las estadísticas concretas o el sinceramiento, según cada quien, confirman este aserto popular y el golpe al bolsillo.
Algunas provincias comprometieron un bono o están analizando el pago de una suma fija no remunerativa para aplacar el siempre tan efervescente clima de fin de año. En Mendoza, entre dimes y diretes, el gobernador Alfredo Cornejo negó rotundamente la factibilidad del mentado extra para estatales y prefirió hacer una mención vaga a “una pequeña ayuda para las fiestas”.
Bajando cualquier expectativa, el Ministro de Hacienda Martín Kerchner pidió no “armar castillos en el aire”, hasta ver qué cierra el sector privado y qué apoyo se puede recibir del gobierno nacional, e insistió con su latiguillo preferido: “no hay más plata”.
Entretanto, las maestras mendocinas cargan sobre sus espaldas un nuevo año de empobrecimiento.
