Luego del aumento por decreto del 15% en tres tramos para los y las docentes, EL OTRO dialogó con Alejandra Vaughan Valenzuela y Amalia Hilda Abucet, quienes viven la feminización de la pobreza desde distintas aristas.

Por Milagritos Contreras
Fotos: Coco Yañez

“La educación es una de las formas de militancia que elegí para mi vida”

Alejandra Vaughan Valenzuela tiene 36 años, es docente, madre soltera, militante y trabaja en nueve escuelas; entre las cuales se encuentran CENS, escuelas orientadas y la del Penal San Felipe.

Días atrás, Alfredo Cornejo afirmó en un programa de televisión de Buenos Aires que el sueldo promedio de una docente ronda entre los 18 y 20 mil pesos. ¿Es realmente así?

Desde el vamos a mí me estarían faltando 4 mil pesos para llegar a los 20 mil. Así que no llego a fin de mes. Y más, si a eso le sumamos que tengo un alquiler que pagar, impuestos, un hijo en edad escolar y además soy el único sostén de familia.

¿Cómo hacés para afrontar este ajuste y empobrecimiento desde la lucha docente?

Trabajo en educación porque es lo que realmente quiero hacer. Por eso quiero que se me pague bien por ese trabajo, no quiero trabajar en otra cosa. La educación es una de las formas de militancia que elegí para mi vida, es una forma de cambiar de mundo. A pesar de que este gobierno nos estigmatiza, nos empobrece, nos humilla… Nos quieren hacer parecer que somos un sector privilegiado y eso no es lo que ocurre en lo real y concreto.

También lucho desde otros espacios, ya sea en La Colectiva Mendoza, la organización feminista a la que pertenezco, e incluso en el sindicato como delegada gremial. Creo que el avance en derechos y otras luchas se logran en conjunto, nunca sola.

Otro de los reclamos que se vienen dando, antes de este decretazo, es por mayor presupuesto para educación. ¿Qué percibís al respecto?

Lo que observo, por ejemplo, es que en el caso de las viandas escolares destinan medio saquito de té para la merienda de los chicos. Hay escuelas con doble escolaridad a las que ya les dieron aviso que no van a enviar más viandas para los estudiantes, o sea que si esos chicos no tienen dinero para comprar en el bufete de la escuela se quedan sin comida en ese entre turno.

Hace poco vi en Facebook que mucha gente escribía que no mandaba a sus hijos o sus hijas a la escuela porque no tenía para comprar el material que les pedían. Eso me parece sumamente terrible, porque la educación es un derecho humano. No tiene que estar ningún pibe o piba fuera de la escuela.

 Jaime Correas conduciendo la Dirección General de Escuelas, ¿qué te genera?

Es un violento con condena que sigue conduciendo la DGE. Pero realmente a esta altura no es algo que me sorprenda, porque es muy común de esta gestión avalar las violencias de sus funcionarios. De hecho, la marcha de este jueves 8 de marzo se inició desde la Subsecretaría de Trabajo en repudio al subsecretario Alejandro Jofré, quien ha sido denunciado por trabajadoras de la institución por acoso y abuso sexual. Con esta actitud este gobierno no hace más que demostrar que no le importamos las mujeres. Es muy fácil ponerse el cartelito de Ni Una Menos, pero al momento de llevarlo a políticas efectivas que debieran protegernos a las mujeres es algo totalmente nulo.

Un claro ejemplo es el ítem aula, que no nos permite capacitarnos. Así como tampoco nos  cubre la licencia por violencia de género en el caso de que alguna de nosotras estuviésemos atravesando una situación así. Sin ir más lejos, recientemente murió una docente que padecía cáncer y se le había descontado el ítem aula. Es un retroceso a pasos agigantados.

 

“Es como si se repitiera la historia de los años noventa”

Sin dudas, la feminización de la pobreza es una característica muy marcada en épocas neoliberales. Como ocurrió en los noventa, la mujer no solo tiene la enorme tarea -en la mayoría de los casos- de ser el único o principal sostén de familia, sino que también se pone al hombro la organización de su hogar, entre otras actividades.

Amalia Hilda Abucet, tiene 53 años, cuenta con 31 años de antigüedad en la carrera docente, 16 años como directora titular, y actualmente se encuentra cubriendo una suplencia en la Supervisión de Escuelas Primarias.

Hoy que tenés la posibilidad de acceder a un cargo jerárquico, como supervisora en este caso, ¿cómo ves que afrontan tus compañeras esta situación de ajuste y empobrecimiento?

Hoy se desvaloriza la tarea docente, pareciera que solo hay que ir a entretener a los alumnos y las alumnas, pero al mismo tiempo nos exigen ser profesionales. Y digo que nos exigen, porque soy una convencida de que sigo siendo maestra, y comprendo muchísimo lo que les sucede a las docentes, directivos y directivas, y a los celadores y celadoras.

La mayoría de las docentes en la escuela se encuentran en triple turno, entonces se puede considerar que tienen hasta un triple trabajo; es decir, trabajan en la escuela, en su hogar y también en el cuidado de familiares. La carga en este momento hacia la mujer es muy grande, de mucha tensión, en una sociedad donde domina el consumismo, y los efectos del individualismo. Cuando la verdadera lucha es seguir construyendo la identidad de nosotros y nosotras.

Según Cornejo, el sueldo promedio de un docente o una docente ronda entre los 18 y 20 mil pesos, ¿es un dato real?

Eso no es verdad, porque nuestro sueldo se va conformando de acuerdo a la antigüedad que vamos adquiriendo. Y una persona con una antigüedad de diez años no gana 20 mil pesos. Y más si ponemos en contexto los ajustes que se vienen realizando, los tarifazos, la inflación, y otros gastos que deben afrontar las compañeras y donde, en la mayoría de los casos, suelen ser el único sostén familiar.

Es como si se repitiera la historia de los años noventa, donde muchos hombres se quedan sin trabajo y somos las mujeres las que debemos parar la olla.

¿Cómo resisten ante esto?

Con mucha creatividad, pero corriendo el riesgo de pagarlo con la salud propia y de la familia.

Hay que estar en el lugar de una docente, que sufre estigmatización por parte de este gobierno, que además tiene que mantener su hogar no solo en el plano económico sino también físicamente.

Escuchás a Jaime Correas, ¿y qué sensaciones te produce?

Indignación. Es inconcebible que Jaime Correas continúe ejerciendo como Director General de Escuelas, porque está demostrado en la Justicia que ejerció violencia contra una trabajadora. Una situación similar ocurre con el subsecretario de Trabajo, Alejandro Jofré, quien está denunciado por acoso y abuso sexual por trabajadoras que pertenecen a la Subsecretaría. Es ahí donde te empezás a cuestionar si la Justicia es realmente justa.

Hoy ya no se calla, antes hubiera sido impensado y no nos hubiesen creído.

 


Leer más: 

“Docente luchando también está enseñando”