La semana pasada, mujeres y sindicatos se reunieron en el Sindicato de Trabajadores Estatales Autoconvocados con el objetivo de “encontrar ejes, lograr consensos e impulsar la paridad en todos los espacios de toma de decisiones”. EL OTRO dialogó con Luciana Glogowski, Secretaria de Sitea y Laura Chazarreta, referenta provincial de La Colectiva, dos de las oradoras invitadas a la mesa de este encuentro.

Por Milagritos Contreras
Fotos: Cristian Martínez


En una reunión muy colorida, con mate de por medio y mucho entusiasmo, mujeres de nuestra provincia y sindicatos se dieron una instancia de debate en una época de profundización del desempleo, la inflación, la reducción del Estado, los tarifazos y la persecución política, y donde las primeras afectadas son las mujeres además de las niñas y los niños.

Según cuenta Luciana Glogowski, Secretaria de Sitea, se trata de una actividad que pone el foco de atención en las grandes desigualdades que viven las mujeres en cualquier ámbito o espacio político, pero con la claridad y fortaleza necesarias para poder discutirlo y proponer alternativas para enfrentar este flagelo.

Estamos viviendo otra época, afortunadamente, para las mujeres, y hoy se puede hablar de encuentros de mujeres y sindicatos, ¿qué objetivo tiene esta reunión?

En primer lugar, nosotras como espacio de mujeres en Sitea hace muy poco tiempo que nos venimos creando. Entonces, la experiencia de otras mujeres que han recorrido un camino  largo en otros sindicatos u otros espacios nos enriquece muchísimo y también nos interesa bastante  establecer vínculos, que van más allá de conflictos que puedan existir dentro de los sindicatos, pero teniendo en cuenta que a las mujeres nos atraviesan los mismos problemas. Por lo tanto, es crucial tener esta instancia de debate entre nosotras, y que sea el inicio de una serie de encuentros más.

¿Qué desigualdades nos atraviesan como mujeres dentro de este tipo de organizaciones?

En el ámbito laboral formal, en este caso el SITEA, trabajamos más con mujeres estatales pero las conducciones y los cuerpos de delegados siguen siendo mayoritariamente de varones, son ellos los que toman las decisiones, eso a nivel interno del sindicato. A nivel externo, no se tienen muy en cuenta las problemáticas específicas que atraviesan a la mujer trabajadora, que si bien tiene en cuanto salarios y otras cuestiones problemas similares, hay muchas especificidades de nuestro género, desde la licencia por maternidad hasta la doble jornada, el trabajo en casa y fuera de casa, poniéndonos muy al hombro la organización del hogar, el cuidado de familiares enfermos. Por lo cual ahí existe una falencia muy grande al no tener en cuenta esta problemática.

¿Nuestro género es especialmente avasallado en tiempos neoliberales?

Por supuesto, la mujer y los niños viven terriblemente la pobreza en esta época. La mujer, obviamente, que es la primera afectada, porque es quien la mayoría de veces organiza la economía del hogar, se hace cargo del cuidado de las niñas y los niños, del familiar enfermo. Hoy se expone, fuertemente, a la mujer a vivir la feminización de la pobreza.

Las políticas neoliberales en los lugares de trabajo hacen que se persiga demasiado a nuestro género. Y en esto me voy a remitir a la gestión anterior, que se contrasta totalmente con la actual, porque un acuerdo flexible que teníamos en ese momento era que si, por ejemplo, necesitábamos buscar a los chicos a la escuela, no nos ponían tantos impedimentos como al día de hoy. Es decir, como mujeres realmente se nos escuchaba más y se tenía en cuenta nuestras situaciones familiares.

¿Cuál es el rol que juega el gobierno provincial y nacional en cuanto a la defensa de las mujeres?

Entiendo que han mantenido algunas estructuras, direcciones, entre otros, pero las han vaciado de presupuesto. Prometen y prometen, pero como pasó en Buenos Aires cerraron muchos lugares que funcionaban para proteger a la mujer violentada, es decir, se manejan en la misma línea que va en contra de cualquier sector vulnerable de la sociedad con el claro objetivo de despojarlo de derechos.

A nivel provincial, son el claro ejemplo de la contradicción en su discurso, ya que cuando hablan de “defensa de las mujeres”, por el otro lado mantienen aún en su cargo al subsecretario de Trabajo Alejandro Jofré, acusado de abuso sexual por trabajadoras de la Subsecretaría, o a un violento como Jaime Correas en la DGE, y así tenemos muchos más violentos machistas a los que el gobierno cornejista los ampara con total impunidad.

En Mendoza hay a una mujer en el cargo de la vicegobernación, pero lamentablemente esta corporación machista la tiene silenciada, oculta, y esto es un gran retroceso.

Dentro de las organizaciones políticas, sindicales, ¿cómo se le pone freno al machismo?

Con muchas dificultades, porque surgen grandes contradicciones. Supuestamente nos encontramos en organizaciones que estamos tratando de proteger los derechos de los trabajadores y trabajadoras, protegernos de la embestida neoliberal, y el enemigo está afuera, pero dentro de las mismas tenemos que sufrir situaciones de violencia como se vive en cualquier otro ámbito. Es un proceso muy lento, pero en el que no estamos dispuestas a resignar nuestros derechos.

Por su parte, Laura Chazarreta, referenta provincial de La Colectiva e integrante de Ni Una Menos en Mendoza, en diálogo con EL OTRO, comentó sobre la importancia para el movimiento de mujeres el hecho de ir desnaturalizando prácticas patriarcales y reivindicó la lucha por la paridad de género en todos los espacios de decisión política.

¿Qué fin tiene este encuentro?

Buscamos encontrar ejes, armar pactos, consensos, impulsar la paridad en todos los espacios de tomas de decisiones. Esto significa que cuando hablamos de la soberanía política, la soberanía económica, la soberanía social, la soberanía de nuestros cuerpos es apropiarnos del poder político que nos corresponde sobre nuestras demandas, deseos, proyectos no solo personales sino también colectivos.

Solo por citar un ejemplo, seguimos viendo hoy que cuando los sindicatos acuerdan realizar un paro hay una gran brecha entre la cantidad de varones de estos espacios de conducción versus una mujer que termina no teniendo  incidencia. Entonces es fundamental conquistar el 50 y 50 de ocupación y de decisión en los espacios de nuestros sindicatos. Si no damos batalla en esto, se profundiza la desigualdad en las mujeres, y eso significa la profundización de la brecha salarial, la mala calidad de trabajo, la falta de acceso a la educación.

Creo que esta lucha que damos constantemente el movimiento de mujeres se viene demostrando en una expresión tan importante como el Ni Una Menos.

¿Cuál es el rol que debiera jugar el Estado frente al machismo?

Es fundamental discutir la responsabilidad que cumple hoy el Estado como garante del cumplimiento de las leyes que nos protegen a las mujeres y de cómo generar políticas de igualdad partiendo desde los espacios de trabajo y teniendo en cuenta las relaciones de poder. Por lo cual se debe poner sobre la mesa el trabajo remunerado y el trabajo no remunerado.

Justamente cuando decimos que hay que abrir caminos de igualdad hay que empezar a eliminar esos obstáculos para el acceso de las mujeres al trabajo, a la protección social, y eso se logra con políticas que estén a la altura de nuestras demandas, y también con la organización y nuestras luchas, porque esto es algo que nos involucra a todas.

Debemos tener acceso a un trabajo remunerado, pero también el derecho al cuidado de familiares debe ser de todas las personas, y no que esto se vincule directamente por pertenecer al género femenino. Es necesario que se rompa con esa naturalización de que solo nosotras, por ejemplo, debemos hacernos cargo, de cuidar al tío o tía enfermo o mayor, personas con discapacidad, niños o niñas, por el solo hecho de ser mujeres. Porque además, en este caso, se trata de un trabajo no remunerado, ni siquiera reconocido, ya que se da por sobreentendido que ese trabajo nos corresponde a las mujeres cuando no debiera ser así.

Por ello, es clave que tengamos que redistribuir el tiempo y el cuidado, para que las mujeres podamos ejercer nuestra ciudadanía. Así como también promover el reconocimiento y la valoración de ese trabajo no remunerado.

Cuando se habla del accionar del neoliberalismo, la persecución política, ¿en qué referente provincial ves claramente que como mujer lo ha sufrido y qué lucha se ha dado desde la organización popular contra este avasallamiento de derechos?

Sin dudas un ejemplo de lucha y de organización popular es la Túpac Amaru. A nivel nacional el ejemplo de persecución política es Milagro Salas, y en nuestra provincia Nélida Rojas, referenta de dicha organización que también lo sufre y lo ha sufrido.

Estamos frente a un gobierno provincial que avasalla los derechos de las mujeres, también las persigue y estigmatiza, así como también hay una clara intencionalidad de obstaculizar ese proceso emancipador. Y esto lo pudimos observar muy de cerca, ya que a través de mentiras y de un proceso legal inventaron causas para que compañeras, que no solo generaron la organización sino también el acceso real y digno a derechos, fueran deslegitimadas.

Hoy las reivindicamos especialmente porque es sumamente valioso para nosotras el trabajo de la Túpac, y no solamente las vamos a seguir apoyando y legitimando, sino que también somos parte de esa lucha.