Lucía Loyola tiene 24 años, es mendocina, estudiante de Historia, militante peronista y “feminista popular”. Fue una de las miles que participaron del Encuentro Plurinacional de Mujeres de Chubut. Fue, además, una de las víctimas de la cacería policial de Trelew. “Nadie nos quita la felicidad del Encuentro, ni la policía, ni los medios hegemónicos que, al fin y al cabo, siguen las líneas del patriarcado”, manifestó la joven en diálogo con EL OTRO.

Foto: Coco Yañez

¿Desde hace cuánto que te sentís parte del movimiento feminista?

Empecé a militar, ya de lleno, participando en la organización Octubre Popular hace poco más de tres años. Desde la agrupación siempre tuvimos en claro algunos pilares centrales: la militancia en el campo nacional y popular, dentro del peronismo, sin la absurda división entre kirchnerismo y peronismo que a veces se plantea; y la lucha de género, feminista y de diversidad.

¿Este fue tu primer Encuentro? ¿Cómo lo viviste?

Sí, fue la primera vez, iba con muchas expectativas y, la verdad, que fue hermoso, muy emocionante, algo que a una realmente la llena.

Hubo resistencias para la realización del Encuentro de parte de los gobiernos provincial y nacional, pero no desde la comunidad. Nos trataron muy bien, a pesar de que, según nos comentaron algunas vecinas y vecinos de Trelew, les habían planteado que no abrieran los locales, que se quedaran dentro de las casas, casi como si fuéramos una ola peligrosa que los iba a atacar.

Foto: Elena Visciglio

Muy lejos de eso, fue una belleza. Los talleres estuvieron fantásticos. Las compañeras de la organización se pusieron el Encuentro al hombro y lo sacaron adelante de una manera increíble.

En el momento actual de crisis económica y política, de persecución, el hecho de poder encontrarnos todas y darnos ese hermoso abrazo sororo, nos llenó de fuerzas para volver a cada provincia para continuar con nuestras luchas.

Antes de que nos contés la horrible experiencia que viviste hacia el final del Encuentro, ¿qué es lo más positivo que te dejó en el plano individual y como militante de una organización política?

Está muy bueno que me preguntés primero esto, porque creo que no hay que poner el foco principal en la situación posterior, porque eso es lo que buscan quienes armaron una escena de violencia para desviar la atención.

Tal como siempre te dicen las compañeras, te enamorás de la experiencia. El Encuentro es realmente una fiesta, un momento que no solo es para formarnos y prepararnos, sino también para celebrar que estamos todas juntas. Ese amor, esa alegría se vive recorriendo las calles, cuando ibas entrando a los distintos talleres y escuelas, y es algo transversal a los distintos espacios, banderas y provincias.

Foto: Elena Visciglio

También fue algo hermoso juntarnos con otras compañeras y compartir las experiencias comunes en la previa de las provincias hacia el Encuentro Nacional. Es un proceso de todo un año que culminó con 50 mil mujeres en un mismo lugar.

En la marcha llorábamos de emoción, de felicidad, por vernos a todas con nuestras banderas, con nuestros brillos, nuestros cuerpos danzando, marchando todas juntas. Fue algo maravilloso. Nadie nos quita la felicidad del Encuentro, ni la policía, ni los medios hegemónicos que, al fin y al cabo, siguen las líneas del patriarcado.

Esa alegría se convirtió en terror cuando algunos decidieron aguar la fiesta… ¿Cómo fue esa dolorosa secuencia?

Cuando terminó la marcha del domingo, estaba hablando con mi grupo de compañeras y justamente destacábamos que había sido pacífica, que todo fue muy tranquilo, que de parte de la comunidad de Trelew, y esto lo quiero resaltar, en ningún momento se planteó un problema o conflicto. Ningún vecino se acercó de mala manera a la marcha, todo lo contrario, ibas pasando y te saludaban desde los techos con los pañuelos verdes, apoyándonos.

Con mi amiga Ailín Fensel, a eso de las 9 de la noche, mientras nos desconcentrábamos y buscábamos al resto de las compañeras para volver al lugar donde estábamos parando, comenzamos a ver cómo empezaron a juntarse grupos de policías en distintas esquinas, incluso policía montada.

Foto: Coco Yañez

Hasta ahí, si bien nos pareció intimidante, lo tomamos como parte de lo que podía pasar. Sin embargo, cuando estábamos cruzando una plaza que no conocíamos, y que después nos enteramos que era la principal de Trelew, vimos a unos veinte metros una imagen espantosa: hombres vestidos de civil agarraron a una joven de los pelos, desde atrás, y comenzaron a arrastrarla mientras gritaba desesperada, pidiendo auxilio.

Nosotras inmediatamente nos acercamos. Primero gritamos que la soltaran y, en unos segundos eternos, nos dimos cuenta de que eran policías evidentemente infiltrados. Entonces, empezamos a pedirle a la chica que gritara su nombre y su provincia, que es una medida de seguridad básica en estos casos.

Hay un video que registra este momento, en cual se ve que nosotras ni siquiera entramos en contacto con la chica, estamos paradas gritándole, ella está absolutamente shockeada, conmocionada. A nosotras también nos empezaron a tironear de la ropa, de nuestros pelos, y nos comenzaron a arrastrar, también hombres vestidos de civil.

Cacería en Trelew

🔴Cuando estábamos cruzando una plaza que no conocíamos, y que después nos enteramos que era la principal de Trelew, vimos a unos veinte metros una imagen espantosa: hombres vestidos de civil agarraron a una joven de los pelos, desde atrás, y comenzaron a arrastrarla mientras gritaba desesperada, pidiendo auxilio.Nosotras inmediatamente nos acercamos. Primero gritamos que la soltaran y, en unos segundos eternos, nos dimos cuenta de que eran policías evidentemente infiltrados. Entonces, empezamos a pedirle a la chica que gritara su nombre y su provincia, que es una medida de seguridad básica en estos casos.Hay un video que registra este momento, en cual se ve que nosotras ni siquiera entramos en contacto con la chica, estamos paradas gritándole, ella está absolutamente shockeada, conmocionada. A nosotras también nos empezaron a tironear de la ropa, de nuestros pelos, y nos comenzaron a arrastrar, también hombres vestidos de civil.Lucía Loyola, militante feminista de Mendoza detenida el 15 de octubre en TrelewVideo: Gentilezawww.elotro.com.ar#EstamosEnLaCalle

Posted by El Otro Diario on Thursday, October 18, 2018

Nos arrastraron hasta una esquina, y ahí avanza una enorme cantidad de policías uniformados. Se empezaron a acercar, a tironearnos hasta que nos esposan y nos tiran al suelo. Un hombre de civil nos tiró el contenido de un matafuegos en la cara, lo cual nos ahoga… Le pedimos a los gritos por favor que paren, porque no nos estábamos resistiendo.

Jamás nos dicen por qué nos estaban deteniendo y, sin mediar palabras, más que gritos e insultos, nos agarraron de nuevo de nuestros pelos y ropas para levantarnos del piso. Nos llevaron caminando, alzadas prácticamente, a un lugar sin explicarnos dónde estábamos. Allí nos tiraron al piso y la secuencia siguió empeorando: les pedí que se identifiquen y me dijeran por qué me estaban deteniendo, y las respuestas fueron insultos, tironeos del pelo, amenazas y patadas. Me pisaron el rostro y me patearon las costillas y las piernas en varias ocasiones.

Foto: Coco Yañez

La otra chica que estaba con nosotras era asmática, comenzó a tener problemas para respirar, pidió que le dieran su aerosol, pero lo único que recibió fueron insultos. “Ya no son tan vivitas, son unas putas de mierda, ahora van a ver lo que les va a pasar”, nos gritaban.

Al rato nos sacaron a las tres de allí, por un pequeño callejón, nos tiraron en la parte de atrás de una camioneta, nos cubrieron con unos escudos, encendieron una sirena y comenzaron a trasladarnos.

Sentimos terror, no sabíamos a dónde nos llevaban ni por qué. Fue terrible esa incertidumbre hasta que nos bajaron en lo que creímos que era una comisaría y ahí sentimos cierta tranquilidad de estar en un lugar legal.

Foto: Coco Yañez

Después supimos que ese lugar era una cárcel de hombres. Luego de estar unas horas allí, nos pintaron los dedos, nos sacaron fotografías fuera y dentro de una celda… Recién, media hora antes de llevarnos frente a una jueza, nos notifican la detención y tomamos contacto con las defensoras oficiales quienes actuaron muy bien.

Cerca de las 12 de la noche, nos llevan ante una jueza y una fiscal y nos notifican que se nos detuvo por “incendio, daño agravado y resistencia a la autoridad”. Claramente no estuvimos implicadas en ningún delito. Nos detuvieron porque necesitaban mujeres presas como imagen mediática del Encuentro.

Junto a las defensoras oficiales, denunciamos las irregularidades de la detención y las torturas, maltratos y amenazas sufridas, y pedimos que se abriera una investigación contra la policía.

Finalmente, a las 2 de la madrugada nos liberaron y pudimos abrazarnos con las compañeras que nos esperaban en la calle.

 

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