Cada 8 de marzo miles de mujeres en todo el mundo salimos a copar las calles, a exigirle al Estado que cumpla con nuestros derechos, a los medios de comunicación que dejen de cosificarnos, a los violentos que dejen de maltratarnos, a la sociedad que se comprometa con una transformación que promueva infancias libres.

Texto: Milagritos Contreras
Fotos de archivo: Silvana Díaz Coppoletta

Es desde pequeñas que necesitamos ser respetadas, es desde niñas que tenemos derechos; a jugar y reír, compartir, aprender, desarrollarnos de manera sana y respetuosa. Por ende, no cabe en la cabeza que hoy en día se intente imponer la maternidad, y mucho menos a tan corta edad, no hay justificación alguna; ni biológica ni psíquicamente, ni como proyecto de vida, ni como proyecto de nada, porque a esa edad solo pensamos en jugar, no en parir.

Hoy, miles de mendocinas sentiremos nuevamente el pálpito de caminar por las calles, levantando pancartas, banderas, pero sobre todo con la voz firme para exigirle tanto al gobierno provincial como nacional que garantice nuestros derechos. Porque no queremos una ‘Lucía’ más, como es el caso de la niña tucumana que quedó embarazada luego de haber sido abusada por la pareja sentimental de su abuela, y tras haber pedido que se cumpla con el protocolo de Interrupción Voluntaria del Embarazo (ILE), contando incluso con el consentimiento de la madre, le terminaron practicando una cesárea tras haber dilatado el caso con el objeto de convencer a la niña de que continuara con el embarazo, pese a que ella ya había decidido lo contrario.

En este contexto, EL OTRO dialogó con la abogada tucumana Celina De Bono,  integrante del Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los derechos de las mujeres, quien tomó parte en la intervención que realizaron abogadas en el caso de la niña violada en Tucumán, quien finalmente fue sometida a una cesárea el pasado 27 de febrero en el hospital Eva Perón de esa provincia: “Lo que esta niña ha sufrido ha sido aberrante, al dilatar su embarazo y posteriormente practicarle una cesárea, no solo violaron derechos a nivel nacional sino que también cometieron un atropello a tratados internacionales, y peor aún, que es lo más importante de este caso, no respetaron su decisión. Creo que no hay peor tortura que obligar a una niña a parir, porque las niñas quieren jugar, no parir”.

En este momento nuestra provincia y nuestro país sufren un gran retroceso no solo a nivel económico, cultural y social, sino lo más grave a nivel político, porque hay un Estado irresponsable que en lugar de garantizarle derechos, en este caso a niñas abusadas, de no continuar con un embarazo, las obliga a parir, intenta persuadirlas para que sean madres imponiéndose sobre la voluntad de ellas, romantizando la maternidad. “Si vieran la evolución de esta pequeña no lo podrían creer, estaba aterrorizada cuando entró al nosocomio, solo quería ‘que le sacaran lo que el viejo le había dejado adentro’. Hoy ella está contenta, está siendo asistida, acompañada por quienes desde un primer momento decidimos respetar su voluntad. No hay derecho, mucho menos de funcionarios públicos de no respetar leyes, tratados, artículos. Es una vergüenza absoluta que en pleno siglo XXI sigamos exigiendo que se respeten los derechos de las niñas y las mujeres. Así como también es una gran vergüenza que muchos medios de comunicación nos sigan cosificando, habiendo normas internacionales que respetar”.

Las niñas y los niños necesitan infancias libres, un Estado que no mire para otro lado, sino que nos garantice el presupuesto nacional para que haga valer esos derechos, por lo tanto no hay en este momento políticas públicas que nos amparen ni a las mujeres ni a las niñas, mucho menos funcionarios que estén a la altura de garantizar el cumplimiento de la ILE como ha sucedido con los últimos casos que han conmocionado al país.

Por eso hoy marchamos.

 

El “instinto materno”, un invento de opresión patriarcal

 

“¡Aprueben nuestro proyecto, que sea ley!”