El reconocido médico Hugo Cohen estuvo en Mendoza para disertar en un seminario de salud mental organizado por la UNCuyo. En diálogo con EL OTRO, el especialista en Psiquiatría destacó a la inclusión social y el respeto de los derechos humanos como pilares fundamentales para terminar con el viejo paradigma del “manicomio”. “Los trastornos mentales severos son el principal problema de la salud pública”, explicó el profesional, al tiempo que puntualizó que el 80% de la población afectada por un padecimiento mental no tiene acceso al sistema sanitario.

Entrevista y texto: Richard Quevedo y Fabricio Fiochetta

Hospital Pereyra | Mayo de 2017. Foto de archivo: Emiliano García

Hace poco menos de un mes se realizó en la provincia de Mendoza el “Primer Censo Nacional de Personas Internadas por Motivos de Salud Mental”, y pocos días después se firmó el “Plan de acción sobre salud mental”. Ambos avances están previstos en la Ley nacional 26.657, y tienen como meta generar procesos de desmanicomialización.

En ese contexto, a fines de marzo pasado, el doctor Hugo Cohen encabezó el seminario “Derechos humanos y salud mental”, que se dictó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo.

EL OTRO entrevistó al especialista en Psiquiatría, quien posee una vasta experiencia, nacional e internacional, en políticas públicas destinadas a las personas que padecen sufrimiento mental.

Hugo Cohen en la UNCuyo. Foto: Richard Quevedo

¿Qué lo motivó a venir a Mendoza y participar de este seminario?

Mi participación en este seminario surge por iniciativa de la Universidad Nacional de Cuyo, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y las colegas organizadoras, licenciadas Laura Alcaraz, Paula Lígori y Teresa Pavone. Ellas me dieron la posibilidad de compartir recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Desde 2010, Argentina cuenta con la Ley 26.657 de Salud Mental. Esta norma incluye principios de la Convención Internacional de las Personas con Discapacidad, que fue suscrita en sede de Naciones Unidas, tiene carácter de ley, y en 2014 se incluyó en el texto de la Constitución Nacional.

Todos estos instrumentos legales dicen lo mismo: no más hospitales psiquiátricos, sí a los derechos de todas las personas, sí a la inclusión en la comunidad.

Hospital Pereyra | Mayo de 2017. Foto: Emiliano García

¿Cuáles serían los mayores obstáculos para el cambio paradigmático que plantean estos estándares de derechos humanos en salud mental?

El primer paso es ubicarnos en el pensamiento complejo desde el cual no hay una explicación o una causa, donde A más B es igual a C. La salud mental es mucho más compleja. Entonces, hay una simultaneidad y una diversidad de factores, entre ellos está, por ejemplo, la formación de los profesionales. En gran medida, en muchos países de la región las academias no preparan a los alumnos, ni en el nivel de grado ni de posgrado, en este tipo de herramientas o instrumentos. Cuando estos profesionales van a la práctica se encuentran con que hay que hacer otras cosas y no saben cómo, ni con qué. Tanto en lo material como desde el conocimiento, estamos tratando de colaborar en la formación de profesionales.

En mi caso yo me formé en Psiquiatría en la Universidad de Buenos Aires y cursé la materia en el Hospital Borda. Me acuerdo que, por definición, una de las preguntas de examen era: “¿cómo evoluciona una persona esquizofrénica?”, y las categorías de respuesta eran “crónico”, “peligroso”, “deterioro progresivo”, “irrecuperable”… Es lo que yo aprendí. Algunos años después resulta que los avances de la ciencia, avances técnicos, reformas sociales y legales en el mundo, han demostrado que con otro tipo de intervenciones, que no son ni el encierro ni el manicomio, la enfermedad no es ni tan crónica, ni tan peligrosa, ni tan irrecuperable.

Toda persona es capaz hasta que se demuestre lo contrario.

Foto: Richard Quevedo

¿Cómo considera la situación actual de la provincia de Mendoza en relación con los estándares internacionales de salud mental y derechos humanos?

En principio sigue habiendo un sistema de salud mental que está centrado principalmente en la respuesta de los hospitales psiquiátricos. Es un modelo que no se da solo acá, sino en muchas provincias argentinas y en muchos países de la región. Yo trabaje quince años como asesor en la Organización Panamericana de la Salud, donde tuve a mi cargo Sudamérica, y considero que este es un problema que hay que resolver pronto.

Las investigaciones demuestran que, de la población afectada por un trastorno mental, el 80% no accede a nada. En palabras más sencillas: alguien que tiene una crisis o un estado depresivo no puede atenderse en su hospital general ni en su sala del primer nivel de atención.

Censo de salud mental en Mendoza | Febrero de 2018. Foto de archivo: UNCuyo.

Hay profesionales que consideran a la estrategia de la desmanicomialización como algo anacrónico. ¿Usted que puede decir al respecto?

No podría responder a esta pregunta porque no están los profesionales que han planteado esto. Sin embargo, como reflexión, a mí me parece que es como decir que el avión de último modelo es anacrónico. La estrategia de desmanicomialización es lo más avanzado que hay a nivel científico, técnico, legal y social, y está fundamentado por investigaciones y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. Algo mejor aún no se inventó.

Foto: Richard Quevedo

¿Por qué se considera a los neuropsiquiátricos como manicomios?

Porque comparten las características de los manicomios: carencia de derechos, falta de privacidad, no reconocimiento de la palabra ni de la vivencia del paciente. Es decir, todo lo contrario a lo que dice la Convención, según la cual los usuarios de salud mental tienen los mismos derechos que cualquier ciudadano.

Cuando uno entra a esas instituciones parecen depósitos y eso no tiene nada que ver con el ejercicio de derechos, con la diversidad de derechos que les corresponden a los usuarios. En vez de eso, se observa una homogeneización producto de la farmacologización y el abandono.

Diario Los Andes | 18/11/2018. Captura de pantalla

¿Cómo es el tratamiento que hacen los medios de comunicación de este tema? ¿Está en la agenda?

Uno de los temas que hablamos a menudo es el estigma, la marca que discrimina por desconocimiento, la gente no conoce otra cosa. También el mundo de los medios de comunicación debe actualizarse, porque hoy hablar de psicosis o de depresión no tiene nada que ver con el encierro o con apartar a la persona, con lo que no sirve o lo peligroso. Esas categorías han quedado dirimidas.

Es común escuchar en los medios “hombre con esquizofrenia mata a la abuela”, en cambio, cuando hay un femicidio, no se titula “hombre normal mata a la mujer”. Digamos que matar no es exclusivo de un esquizofrénico. Hay que hacer un trabajo con la prensa en este sentido.

Una forma de romper con el estigma y bajar el prejuicio, es pensar que a cualquiera de nosotros le puede tocar el paso por un padecimiento mental. Pensemos también que los trastornos mentales severos son el principal problema de la salud pública y eso no se sabe, no se difunde.

 


 

Hugo Cohen

Es médico, especialista en Psiquiatría, Hospital Evita, Lanús. Máster en Salud Pública, Escuela Andaluza, Granada, España. Dictó más de 200 conferencias en veintidós países de América y Europa. Durante la dictadura fundó y presidió la Comisión Nacional de Médicos Residentes, siendo por ello perseguido. Jefe del Departamento de Salud Mental de Río Negro, 1985 al 2000. Redactor del proyecto de Ley 2440 de Río Negro y asesor para la Ley 448 de la Ciudad de Buenos Aires. Consultor de la OPS/OMS desde 1996. Vivió en El Salvador, Washington DC y México. Regresa en 2006 como asesor subregional en Salud Mental para Sudamérica. Integra el equipo Regional de Intervención en Desastres. Publicó trabajos en la OPS/Washington y la OMS/Ginebra y en revistas como el Royal College of Psyciatrists, Londres. Recibió reconocimientos por sus trabajos, entre ellos: “Al valioso aporte y extraordinaria dedicación en la respuesta a la emergencia provocada por el terremoto en El Salvador en enero del 2001”, y premio al equipo sobresaliente “de control de tabaco», otorgados por la Dirección de OPS/OMS.

 

Desayuno por la salud mental