El hipermercado de moda en Mendoza tiene raíces locales. Entrevista exclusiva con sus dueños.

Fotos: Apprentice

En el sur de la Costanera de Godoy Cruz se erige, imponente, un galpón muy grande con una playa de estacionamiento que suele estar colmada de autos. Las letras gigantes de su fachada dicen Oscar David, y es él mismo el que nos atiende de manera distante cuando entramos al híper. Está atendiendo “clientes de muchos años” y los trata personalmente: “¿Cómo está tu mamá?¿Se recuperó? Decile que a vos sí te fío y a ella no”, bromea.

Los escasos minutos en los que podemos cruzar algunas palabras alcanzan para saber que Oscar empezó en el rubro de la venta de comestibles 40 años atrás en Guaymallén. Suficiente. “Hablá con mi hijo Rubén que es el que sabe”.

Oscar David trabajando a destajo
Oscar David trabajando a destajo

Rubén David acompaña al equipo de EL OTRO a un ambiente sobrio por el que desfilan de manera incesante empleados que lo consultan y le informan novedades asiduamente.

Este emprendimiento empezó varias décadas atrás ¿Dónde comenzaron a vender comestibles?

Mi papá lleva 44 años con distribución. Distribuía fiambres negocio por negocio, fue distribuidor de Unilever y Molinos Río de la Plata, y de a poco incorporó más camionetas, hasta que alquilamos un pequeño local. A principios de los ´90 con la llegada de los supermercados grandes se resintieron mucho los mercaditos. Ahí tuvimos que cambiar un poco el perfil y nos dedicamos más a la parte de restaurants.

Estuvimos en el barrio Unimev, después fuimos a la Costanera Norte, de ahí a la Rodríguez Peña, y luego a la lateral del Acceso Sur donde estuvimos 11 años. Dos años atrás ya nos vinimos a este local.

Rubén David
Rubén David

Lo nuestro es un “amor a largo plazo” y por eso está toda la familia trabajando todos los días para generarle al cliente esa confianza de que realmente cuidamos los precios.

¿Siempre con la misma propuesta de precios relativamente bajos?

Siempre intentando tener precios buenos y adaptándonos al mercado y a la situación económica, porque no es el mismo mercado el de este año al del año pasado o al anterior. Los mercados están un poco confusos y nosotros nos dedicamos más a atender a comercios, desde nuestros inicios… con hoteles, empresas de catering, etc.

¿Ese fue siempre el fuerte de ustedes? No habían planificado tener este afluente de pequeños consumidores…

En este contexto de crisis, acá pero en el mundo también, los canales minoristas y mayoristas se han ido mezclando y vas viendo que hay consumidores que compran en mayoristas y comercios que compran una oferta en un supermercado.

Daniel, titular de un pequeño supermercado en Las Heras, pide que agradezcamos a David por su ayuda a los pequeños comerciantes
Daniel, titular de un pequeño supermercado en Las Heras, pide que agradezcamos a David por su ayuda a los pequeños comerciantes

¿Tienen diálogo con supermercados?¿Qué les transmiten?

En general transmiten la preocupación lógica por la inestabilidad del país. Imaginate que hay supermercados con gerentes de afuera que planifican a mediano plazo y no saben “respirar abajo del agua”…

¿Cultivan el bajo perfil?

Sí, nosotros vinimos a aparecer más públicamente en este local, pero hace cuarenta años que estamos trabajando. También tiene que ver con que no publicitamos muchas ofertas, porque nuestros clientes saben que nos esforzamos por mantener los precios.

Esto es muy fino… realmente, los márgenes son muy estrechos y cuesta bastante pero hacemos el esfuerzo. Por otra parte, si esto se llena de consumidores finales yo no tengo la infraestructura para contenerlos. Además esta es una experiencia de compra muy distinta. No tenemos una gran variedad de marcas y reunimos los productos de primera necesidad.

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Te llegan 20, 25 currículums por día y esos CV no se los dejan a un gerente de recursos humanos. Se los dejan a Oscar David, a Rubén David, a Hernán David en la mano y ves la desesperación del que no tiene laburo. Entendemos que si hay desempleo no se compran productos por lo que también vemos ese giro de la rueda.

¿Cuándo notaste este incremento de consumidores minoristas?

A partir de 2014 acá en Mendoza se empezó a notar esto que yo venía viendo con las cámaras de Buenos Aires, pero es un fenómeno que, por ejemplo, se pudo ver en Estados Unidos cuando la gente empezó a comprar algunos productos en cantidad –bolsas de cereales de 5 kilos- y en Europa hemos visto cuestiones por el estilo.

Acá seguramente que vos no te vas a comer 5 kilos de cereales, pero los podés compartir con tu suegro, tu hermana…

¿Hubo algún cambio en el cosumo de los bienes que venden?

Sí, en los dos últimos años la gente compra lo que más necesita y cada vez se da menos gustos. Primero lo básico. Esto se ha acentuado incluso en las compras de los comercios que llevan primero el cremoso y si queda margen van a otros productos.

¿Cómo los han tratado los cambios políticos?¿El último cambio en los gobiernos nacionales y provinciales ha generado expectativas especulativas?

Nosotros tratamos de no mirar lo que pasa en la política porque nunca nos ha interesado y porque tenemos márgenes muy finos: “O subsistimos o nos fundimos”. Entonces lo que nos queda es adaptarnos para subsistir, porque si nos va mal no podemos llamar a ninguna casa central.

Y, por otra parte, nosotros no miramos a cuánto sube el dólar porque no especulamos y por eso el cliente nos elige.

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Pasó con el aceite hace un tiempito, las cadenas especuladoras te ponían “máximo dos o tres unidades” y subieron los precios. Nosotros no pusimos máximo y subimos el precio de acuerdo a los tres tramos de aumento que nos habían informado las aceiteras. Esto el cliente lo reconoce. Porque además no le vendimos a los especuladores que querían comprar 100 cajas de aceite para revender a la vuelta. No le damos de comer a los especuladores.

En esto deberíamos colaborar desde la Responsabilidad Social Empresaria y hay muchas empresas que están en este camino. Y tiene que ver con un cambio de cultura en el que el cliente también no se olvide del que le puso el aceite a 70.

Lo nuestro es un “amor a largo plazo” y por eso está toda la familia trabajando todos los días para generarle al cliente esa confianza de que realmente cuidamos los precios. Queremos generar esa alianza estratégica en la que cuando el cliente necesite de nosotros podamos esforzarnos y en la que cuando nosotros necesitemos ayuda el cliente esté, porque toda nuestra familia vive en Mendoza y queremos vivir acá.

¿Se ven muchísimos empleados trabajando acá?¿Están con una plantilla estable de trabajadores?

Sí. Esto también es parte de la responsabilidad social empresaria, de sostener la planta cuando las cosas no están tan bien y reconocer los trabajadores que le ponen el cuerpo al negocio. En este momento venimos creciendo, inventando otros emprendimientos como una panificadora e incorporamos seis cajas. Gracias a Dios hemos venido creciendo en el plantel del personal porque tenemos el apoyo del público.

Y es difícil porque te llegan 20, 25 currículums por día y esos CV no se los dejan a un gerente de recursos humanos. Se los dejan a Oscar David, a Rubén David, a Hernán David en la mano y ves la desesperación del que no tiene laburo. Entendemos que si hay desempleo no se compran productos por lo que también vemos ese giro de la rueda.

Rubén enseña un cuadro que los empleados le regalaron a su padre como muestra de agradecimiento
Rubén enseña un cuadro que los empleados le regalaron a su padre como muestra de agradecimiento.

 

¿Qué perspectiva ves para adelante?

Me da mucha pena que tengamos un país como el que tenemos. Evidentemente hemos hecho muy mal las cosas y las estamos haciendo muy mal. Es de no creer que producimos alimentos para 400 millones de personas y fallamos en la exportación. A las personas que ven a la Argentina desde afuera la situación del país les da mucha pena y esto no se arregla sólo desde el peronismo, desde Cambiemos o los demócratas… esto se arregla entre todos, pensando en lo que hace falta para ordenar la producción y regular lo que hay que regular para dejar de perder mercados.