Una encuesta de la DGE provincial dice que la educación virtual a distancia es un éxito y que solo el 10% de los estudiantes no puede acceder a los materiales. Con estos datos, el gobierno escolar de José Thomas sale a contradecir los lapidarios números de la pobreza en Mendoza publicados por el Indec.

Foto: Cristian Martínez

El gobierno de Suarez, hundido en la innecesaria tentación de mostrar gestión en tiempos de crisis, dio a conocer números sobre el proceso de educación a distancia obligado por el aislamiento social.

El pasado domingo, en diarios oficialistas, se presentaron los resultados de una encuesta elaborada por la Dirección General de Escuelas, conducida por José Manuel Thomas, que subraya que el 90% de las y los docentes evalúan como positiva la experiencia y que solo el 10% de las y los estudiantes no puede acceder al material digital.

La encuesta obligatoria que recibieron los docentes por WhatsApp. Captura de pantalla.

De los 50 mil docentes que participaron en la encuesta (en la que era obligatorio consignar nombre y apellido, restando indispensable confidencialidad a la muestra), “tan solo 57 docentes de 43 escuelas” contaron que no pudieron comunicarse con sus estudiantes, destaca el informe. “Nuestra mayor responsabilidad es garantizar que la educación siga llegando a todos los alumnos de la provincia y esta evaluación nos permite entender que en gran medida lo estamos logrando”, celebró Mercedes Monzón, directora de Evaluación de la Calidad Educativa de la DGE.

Los números de la encuesta de Thomas contrastan con informes de organismos nacionales publicados recientemente que desnudan la situación de miles de hogares, en los que todos los días se preguntan cuándo podrán acceder, no a internet, sino a una alimentación básica.

La Mendoza no virtual

Guaymallén (Mendoza) Foto: Coco Yañez

Solo para amargarle el dulce al titular de la DGE el miércoles 1 de mayo, el Indec dio a conocer los índices de pobreza e indigencia de todo el país del segundo semestre de 2019. Dicho informe destaca que, de los niños que tienen entre 0 y 14 años, el 32% es pobre y que, de las personas que tienen entre 15 y 29, el 28% vive bajo la línea de pobreza.

Respecto de la situación de Mendoza,  el organismo nacional subraya que en el último año la pobreza trepó al 38,6%, superando la media nacional que es de 35,5%. Entre diciembre de 2018 y diciembre de 2019 la cifra provincial creció 7,9 puntos porcentuales, es decir que alrededor de 100.000 personas cayeron por debajo de la línea de pobreza.

Chat entre un docente y un alumno en el contexto de la crisis sanitaria. Captura de pantalla: WhatsApp | Marzo de 2020

Para reafirmar los números del Indec, la Universidad Católica Argentina publicó, el martes 7 de abril, los resultados de la Encuesta de la Deuda Social Argentina correspondientes al segundo semestre de 2019.  Para este organismo, las cifras de la pobreza en la franja de los obreros integrados es del 51,8% y del 66,4% entre los obreros marginales. El mismo estudio señala que no tienen acceso a las TICS (ningún dispositivo conectado a internet), el 16,3% de los obreros integrados y el 23,3%  de los obreros marginales.

Acompañando la iniciativa evaluadora de la DGE, EL OTRO dialogó con docentes que se desempeñan en instituciones públicas y privadas del Gran Mendoza. Sus testimonios nos completaron el panorama de la educación a distancia obligada a causa de la pandemia.

Foto: Cristian Martínez

F. es profesora de Matemática, en Nivel Medio, en escuelas de Godoy Cruz. Se reparte horas entre los populosos barrios del oeste: “Trabajo en escuelas de zonas marginadas donde la conectividad es prácticamente nula. De ninguna manera estamos conformes con lo que se ha hecho desde el gobierno escolar, trabajamos con gente que tiene que optar entre cargar los datos del teléfono y comer… entonces es complejo. Por otro lado los docentes no estamos preparados para afrontar una situación de este tipo y, para agravar todo, estamos usando nuestros recursos y más del tiempo por el que se nos paga”.

“Cada escuela se ha organizado lo mejor que ha podido con sus recursos, que son de alguna manera los recursos de la comunidad. La mayoría de los profesores no se han manejado con las plataformas, los directivos nos han apoyado pero el problema es que no hemos tenido la respuesta de los alumnos, porque generalmente no pueden acceder al material”, nos cuenta S., quien se desempeña en una escuela pública y en un establecimiento privado de Maipú, como profesora de Historia. “Más allá de todo, los docentes están haciendo lo posible para que el material les llegue, al menos en las escuelas públicas, en las privadas ha sido distinto y solo se está enviando el material por correo. En general la predisposición del docente ha sido buena, pero es necesario que haya inversiones en el tema conectividad. En cuanto a la DGE, ha estado presente en algunos aspectos pero, con las malas liquidaciones y los descuentos por presentismo, generó mucho malestar”.

C., que es profesora de Sociología y trabaja en Educación Media y de Jóvenes y Adultos, nos describió su experiencia en los distintos contextos y se refirió a la ausencia de la DGE: “Hay brechas entre las estudiantes y los estudiantes que ahora se nota más. En Media nos hemos podido organizar a través de correos y ha marchado bien, en Adultos es más difícil, nos estamos manejando por WhatsApp, pero es menos de la mitad los que están participando. Generalmente el problema es el soporte, no todos tienen computadora o celulares en condiciones para descargar los archivos, la conectividad es también un problema pero sobre todo hay una deficiencia grande en los conocimientos informáticos básicos, no saber manejar un Word, PowerPoint, etc. En cuanto a la DGE, mi evaluación es que ha estado borrada, las respuestas han salido de los profes, que están a disposición, si se ha visto la presencia de la DGE es para generar control, para pedir el llenado de planillas, para saber con quiénes nos comunicamos, no ha habido apoyo pedagógico alguno”.

José Thomas, director general de escuelas. Foto: Cristian Martínez

Evidentemente, si el acceso a la educación no ha sido un tema simple y menos resuelto en contextos “normales”, menos lo va a ser en tiempos de pandemias. Aunque no estaría demás aprovechar el momento para detectar las falencias del sistema y salir del paso, apoyándose en quienes lo sostienen que son, sin dudas, las y los trabajadores de la educación.

La crisis puso en agenda la necesidad de contar con un diagnóstico certero sobre conectividad para idear un plan a la medida de las necesidades reales. Aunque, por el momento, la DGE de Thomas está más interesada en vender gestión.

 

 

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