Los libros son refugio, pero el calor lo ponen las personas que leen. La biblioteca popular municipal Juan Bautista Alberdi de Luján de Cuyo cumplió 108 años y hay más de un motivo para celebrarlos.

Fotos: Jo Thomatis

Cuando Rosa era adolescente había un bibliotecario, Don Martínez, que fue obrero de la municipalidad y a quien pusieron a cuidar la biblioteca. “Pero con tanto ahínco, tanto amor, tanta prolijidad, fue armando un espacio donde nos cobijaba a todos”,  en ese momento Rosa recuerda una escena que a nadie se le puede olvidar y la construye en voz alta: “En los días que hacía frío nos veía a un grupo grande de jóvenes que esperábamos el colectivo para irnos a la facultad. Nos hacía entrar, se paraba en la ventana mientras nosotros leíamos y nos avisaba si venía el colectivo”, la voz de Rosa se quiebra y calla por unos segundos, vuelve un poco húmeda de las lágrimas que no fueron: “ahí se puede entender cabalmente lo que significa una institución que contiene a sus jóvenes, a sus niños y a su adultos mayores. Esas cosas quedan grabadas en el corazón”.

Cuando el frío es indescriptible no hay lugar como una biblioteca para resguardarse del viento helado.  Y el frío no siempre está afuera, también está adentro. En un contexto social y económico como el que vivimos hoy, los espacios de encuentro colectivo, este tipo de calores al alma, son vitales. “La gente toma la biblioteca como un refugio, un lugar donde tiene lo que quiere. Nuestro trabajo no es prestar libros, lo mejor que tiene esta biblioteca es el contacto con todas las personas que entran”,  explica Rosa Ruiz Huidobro, directora de la biblioteca Alberdi de Luján. Biblioteca popular municipal histórica de la provincia que acaba de cumplir sus 108 años de vida.

El equipo de la biblioteca celebrando su aniversario.

Dice Rosa que “en tiempos difíciles hay que dar algo contundente”, y qué más contundente que un espacio de literatura que respira desde hace tantos años y hoy con tanta fuerza a pesar de todo. “No hay número de socio, hay un nombre, una persona. Ser parte de la biblioteca es un sentir social y cultural. Es un lugar de sueños, que reúne a sus artistas, a su gente, motivamos el arte. Y después de todo eso están los libros. De nada sirve una biblioteca ordenada si la gente no está dentro”.

El registro que llevan Rosa y su equipo de trabajo de los socios de la biblioteca comienza desde el año 1975. Desde ese entonces se ha registrado 8865 socios, de los cuales hoy en día 800 son activos. Para esta era, esta crisis, este lugar del mundo y todas las pantallas que nos atosigan día a día, que haya 800 personas refugiándose del frío en una biblioteca popular es eso que suele llamarse “esperanza en la humanidad”. Niños, niñas, jóvenes y adultos mayores son el público mayoritario de este espacio que no solo presta libros, sino que teje historias y cariño. “Ser una biblioteca popular significa reunir a los vecinos con inquietudes culturales y estos vecinos van salvando realidades que quizás otros no vean”.

El espacio más emblemático de la biblioteca Alberdi es El Club del Lector, que tiene a su cargo Raquel Aznar. Hace 11 años se junta un grupo de lectores todos los jueves a la tarde y llenan la biblioteca de gente para hablar de libros, leer poesía y tomar el té. “Alguien una vez me dijo que la sala de lectura es un espacio de sanación de las tristezas, el simple hecho de pensar que los espera El club del lector ya hace felices a muchos”, explica Rosa contenta.

Rosa Ruiz Huidobro, Jesús Blanes y Javier Masman durante la celebración los 108 años de la biblioteca. Facebook Biblioteca Alberdi

Rosa tal vez lo sabe pero no lo dice en voz alta, o quizás todavía no acusa recibo, de que con los años ella tomó la posta de Don Martínez, y está ahí, parada al lado de la ventana esperando a recibir a la próxima víctima de este frío invernal que nos envuelve a todos, para convidarle un chocolate caliente y algunos poemas, por lo menos hasta que pase el colectivo.

 

 

“Vemos muchos chicos con frío y hambre”

 

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