Fotos: Seba Heras

Miércoles pasado. 22.30 hs. Nos encontramos con el cantor Jerónimo Flores en una estación de servicios del Barrio Bombal de la Ciudad de Mendoza. “El Jero” -como le dicen los que lo quieren- acaba de terminar su turno de bombero (o expendedor de combustibles, si molesta el vulgarismo). Le brillan la alegría y la ansiedad en la cara. Sabe que en su casa lo esperan su compañera de vida y los bolsos listos para viajar por primera vez a Valparaíso, donde se presentará esta noche en el concurso de tango más importante de Chile.

El tango también es trasandino

Año a año, desde hace casi tres décadas, el municipio de Valparaíso realiza el “Valparatango”, un evento de seis días en el que se presentan artistas nacionales y extranjeros, se desarrolla un circuito de milongas en los barrios, clases de baile, y competencias de danza y canto.

Este año, Jerónimo Flores fue uno de los tres extranjeros seleccionados para participar en el concurso de voces. Este mendocino, un santafecino, una uruguaya y cinco chilenos cantarán ante el público y un jurado que premiará las tres mejores interpretaciones.

“Hace tres meses la Elbi (Olalla) me incitó a que me presentara en el Valparatango –nos cuenta Jerónimo-. “Es una buena plaza, la gente te puede conocer me dijo”, y me convenció. Pusimos manos a la obra. Grabamos un video, que es lo que te piden los organizadores para la preselección, lo mandamos y parece que les gustó”.

“Y sóno el despertador”, es la canción de Alberto Castillo que eligió Jerónimo Flores para cantar en el festival Valparatango. “Uno se siente identificado con este tema, porque habla un poco de mi vida y la de muchos que soñamos con vivir de esto”.

De los CD de la abuela al micrófono

Una suerte de ceremonia familiar de descubrimiento del tango irrumpió en su adolescencia. “Cuando yo tenía 17 años -revive- mi viejo apareció en mi casa con un minicomponente y junto con el equipo trajo unos CD de tangos de la Revista Noticias. En esa época vivíamos con mi abuela -la mamá de mi viejo- y los discos fueron un regalo para ella. Me acuerdo que era verano, me puse a escuchar tangos por primera vez, y me re enrosqué. Pasaba horas con mi abuela preguntándole qué orquesta era esa, quién canta aquel tema… y ella chocha porque empezaba a refrescar todo lo que había vivido”.

Años más tarde, en el 2008, mientras integraba la murga La Buena Moza, formó un dúo con el “Turco” Vergelí y, tiempo después, conoció a Sebastián Kusselman, con quien creció artísticamente y se fueron consolidando como una pareja de voz y guitarra que mantienen hasta hoy. “Con el Seba comenzamos a hacer tangos con base de swing, jazz, improvisaciones. Habíamos hecho una muy buena parada en La nave de los locos, un bar de la calle San Juan, y en Los dos Amigos también. Esos lugares me impulsaron y enseñaron bastante”.

Camino al cantar

“En estos dos últimos años he comenzado a desandar el camino de solista –reconoce Jerónimo-. En esto ha tenido mucho que ver el empuje de Sebastián Kusselman, con todo lo que me ha enseñado en lo musical y en cómo pararte en el escenario, y Elbi Olalla que me ha ayudado a avanzar en la búsqueda del “cantor de tango”. En 2015 y 2016 ella me invitó a un taller que dio Alejandro Guyot en Mendoza y eso me fue abriendo nuevas puertas. A partir de entonces se dio la posibilidad de cantar con la Orquesta Sísmica Mercalli y avanzar como voz solista en presentaciones como el Festival Microtango que hicimos el año pasado en el Teatro Quintanilla”.

Esta noche, en las tablas del teatro Municipal de Valparaíso, Jerónimo Flores dará otros pasos en ese camino, más parecido a una búsqueda que a una carrera. Hoy el jurado dirá si continúa a la segunda –y definitiva- instancia que tendrá lugar en el mismo escenario el próximo sábado.

Casi al cerrar la charla entre los surtidores de nafta, lo miramos a los ojos mientras nos habla con entusiasmo y nos termina de convencer que sólo trata de crecer en el tango y en la vida como parte inconfundible de lo mismo. Porque, en definitiva, “el Jero”, ese bombero que recién termina su día de laburo, tiene claro que lo de Valparaíso será apenas un concurso. “Yo voy a vivir del tango, de poder cantar tango, ese es el plan que tengo. Se puede, pero es un trabajo de paciencia, de que la gente te conozca y le siga gustando lo que hacés, de dar pasos seguros”, nos dice con la convicción de los que aún creen en la existencia de los sueños.

¡Mierda cantor!