Un grupo de personas que se encontraba en situación de calle está inaugurando un proyecto de panadería en el que se forman y perfeccionan su producción para salir adelante. Contaron su sueño de panadería propia a EL OTRO.

Fotos: Cristian Martínez

La posibilidad de salir adelante con un oficio y alejarse de las adicciones con trabajo y esfuerzo. Frase repetida en distintos contextos con la ilusión naciente de que cada ocasión sea la definitiva y la vida se encamine.

La vida de quien no tiene dónde ir a dormir es sumamente compleja y no ha encontrado en la provincia a especialistas que cuenten con los recursos que el Estado debiera proveer para abordar la problemática.

Personas que perdieron sus trabajos, sus vínculos y la posibilidad de generar un sustento, tienen un lugar en el que estar las 24 hs, con cuatro comidas y la preparación para el trabajo.

En el Centro Integrador Red Puentes Mendoza, del Movimiento Popular La Dignidad, una quincena de personas encaran el duro proceso interno de ir contra la corriente que la depresión y la falta de contención imponen a las personas que se cayeron del sistema y perdieron casa y familia.

Después de un año de trabajo, el Movimiento Popular La Dignidad logró abrir el centro en Guaymallén con el contratiempo de la pandemia, que cejó las posibilidades de actividades para sus integrantes, pero con la mira en contener a personas vulnerables que quedaron varadas y sin techo.

Más allá del condicionamiento que el COVID-19 marcó en estos meses, la determinación de las militantes que llevan adelante la propuesta del taller de panadería en el centro no ha menguado.

El centro busca ser temporal en la esperanza de que el oficio provea techo, trabajo y felicidad a quienes hoy hacen sus primeros panes y tortas, mientras perfeccionan sus medialunas.

Además, la institución será intervenida por sus integrantes luego de cursar los talleres artísticos que coordina uno de los talleristas y uno de los integrantes del centro.

El equipo que trabaja en la contención y la generación de talleres cuenta con una psicóloga, un psicólogo, trabajadoras sociales, y una referenta social que se suman a dos facilitadores y un tallerista en literatura.

En el trabajo del día a día, acorde a los dichos de sus trabajadoras, la perspectiva de género marca la manera de revertir errores del pasado y generar conciencia.

Trabajan, según dicen, en el marco de un proyecto político que apunta a la defensa de los derechos, la justicia social y la autonomía de las personas.

Por otro lado, como se ha graficado en distintas oportunidades, la salud es un tema a enfocar en las personas que pasan por situación de calle, por lo que desde el centro también se articula con efectores de atención de los consumos problemáticos.

Fiel al perfil de los últimos años de privatización de la problemática de calle, el Estado provincial no ha concretado aún el convenio con el cual podría apoyar la iniciativa popular.

 

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