Avanza el proyecto de la bodega estatal. El radicalismo reflota una idea que fracasó en la gestión paquista. La viga en el ojo propio.

Bodega Carricondo
 

“El proyecto de crear una “bodega estatal” contiene implícita la idea de que todos los instrumentos vigentes generados por el sector y por la política pública son insuficientes para atender las necesidades de los pequeños productores. Lo llamativo es que, para solucionarlo, se pretende aplicar una receta que ya conocimos y no resultó en el pasado… La falta de competitividad siempre se traduce, en menores precios pagados a los pequeños productores y esto no se resolverá con una bodega estatal.”

En mayo de 2013, Alfredo Aciar, como miembro de la fundación IDEAL, criticaba con esas palabras la bodega creada por el gobernador Francisco Pérez con fondos públicos. Hoy Aciar es Subsecretario de Agricultura de la Provincia, y desde su cargo respaldará un proyecto similar asumiendo aún mayores riesgos.

Alfredo Aciar Foto: Prensa Gob. Mza.
 

Se trata de una iniciativa del intendente de Junín Mario Abed, para que los pequeños productores del departamento elaboren y comercialicen su vino.  El proyecto ya tiene el visto bueno del Ejecutivo y está muy bien encaminado en la Legislatura.

La idea del cacique radical es comprar la deuda de la bodega Carricondo al Fondo para la Transformación y Crecimiento. Dicho de otro modo, la entidad financiera de la provincia le dará un préstamo al municipio de alrededor de 10 millones de pesos para que desarrolle la empresa. “Como municipio, no quiero administrar una bodega que compita con otras. Lo que me interesa es ayudar a los productores a que traigan sus uvas, que elaboren y que incluso tengan su propia marca”, explicó Abed a un medio local.

Abed en la Legislatura Foto: Prensa Junín
 

El peso de una herencia

La iniciativa del gobierno de Francisco Pérez de crear una bodega estatal quedó trunca enseguida por los desequilibrios del sector y por las falencias del propio proyecto. Su existencia había sido condenada desde su etapa embrionaria por el lobby bodeguero y por otros pesos pesados del poder económico local, entre ellas las consultoras que hoy rodean al gobierno de Cornejo.

Pérez pensó una bodega para los contratistas de viña, otorgándoles un préstamo de 5 millones de pesos del reintegro que realizaba la Nación sobre las retenciones a las exportaciones de vino. Hoy la bodega de Abed, asume mayores riegos, ya que será la misma comuna la administradora de la empresa y el dinero saldrá directamente de las arcas provinciales.

Bodega de los contratistas Foto: Prensa Gob.

Sobrevuelan otra vez los fantasmas de Giol, la idea apática de la empresa estatal en un sector donde el Estado no ha podido controlar la descomunal concentración. Resurgen las preguntas que avivaron la discusión sobre la intervención del Estado en esta industria. ¿El Estado puede desconocer las leyes del mercado o pretender revertirlas a su favor?  ¿La elaboración propia de los pequeños productores implica la desaparición de los industriales? ¿No es más beneficioso un Estado controlando el mercado que elaborando productos?

Así las cosas, en plena retracción de lo público y de reducción del gasto fiscal el radicalismo mendocino vuela alto, sueña con bodegas estatales y empresas de aeronáutica de pura cepa.