El sábado pasado se presentó Acorazado Potemkin en el N8 Estudio. Tres cronistas de EL OTRO recortaron estas fotos y textos de una banda sin fisuras.

Fotos: Ser Shanti y Seba Landi

Junto a los anfitriones de Altertango, los Acorazado Potemkin (Federico Ghazarossian, Luciano Esaín y Juan Pablo Fernández) compartieron más de una docena de temas de sus discos Mugre (2011) y Remolino (2014), y anticiparon Mundo Lego, uno de los tracks del próximo CD.

Apenas juntaron sus manos para dar inicio al recital, el trío hizo un pronunciamiento contra de la megaminería contaminante. Fue la única mención política explícita de resistencia ante la avanzada buitre. Los Potemkin no necesitan del panfleto, la impostura, ni la bajada de línea para irritar las úlceras. Las vetas de sal caen blancas en los oídos por el propio peso de sus canciones.

Nací junto a la carbonera. Nací negro, pobre y picador. A las bolsas las carga el que quiere volver. Trá, trá, machete a los pibes, que nunca se apiaden de mí. Que aquí nadie se ahoga escupiendo el hollín. (La Carbonera)

Federico Ghazarossian es el mástil estructural del ensamble. Corporal y músicalmente grave, se mueve en el escenario como un boxeador que constantemente triangula el salto de sus pies, hacia adelante y atrás, mientras golpea con su bajo. Luciano Esaín mete leña constante al fuego desde la batería y los coros. Pone el ritmo sobre la mesa, lo discute fervoroso con sus compañeros, en un juego de señas y asentimientos. Juan Pablo Fernández va al frente, sin estridencias ni imposturas de frontman. Carismático y profundo en la guitarra precisa y en la poesía mundana echa voz y carne en sí y en el reflejo del público.

Hay un desayuno servido, / en la mano del carcelero y no hay más que hablar. / Y no hay más, no hay más que un clavo en la pared / el martillo del carcelero, nunca es igual. (Desayuno)

Vacié cada rincón de telarañas / pinté paredes, destejí los muros / ese abrigo de invierno / y no quedó la ausencia de los retratos. (Pintura interior)

Guitarra muda, tu negro silencio es mi condena / mi espejo roto de un puñetazo, corta las cuerdas. (Reconstrucción)

Nadie / Con la corriente flota un sombrero / Ciudad de barro / agua por cielo / y vuelvo a bajar. (Remolino)

La interpretación del tema La mitad, con la participación de Elbi Olalla (teclado) y Ezequiel Acosta (bandoneón) de Altertango, alcanzó uno de los puntos más altos en la emoción compartida y los aplausos. “Y si es cierto que lo nuestro se termina / y si es cierto hay que hacerle un final / entonces quiero que te lleves mi hombro izquierdo / que sin tu pelo no lo voy a usar jamás”.

 

 

 

Puma Thurman y El pan del facho fueron los temas más celebrados por el público de los Acorazado, quienes eligieron a Los muertos para el sabor del final: “Todos tienen algo que envidiarle a los muertos / No hacen colas, ni se apuran y la plata no la usan / Como no hablan, nunca mienten, ni se van a equivocar”

Huyendo del monocromo acomodado del establishment del rock, Acorazado Potemkin dejó en Mendoza la marca potente de la vibración en los cuerpos de un público conmovido, que fue buscando la calle entre decenas de recortes poéticos y mugre escurriendo en el amarillo pulcro del cordón.

Ahora que no hay nada sino fotografías*, tenemos buenas noticias: hay vida en este barco inestable donde el poder todavía dispara sus balas.

 


* Esta frase, citada en el disco Mugre, pertenece al poeta, músico y cantor uruguayo Eduardo Darnauchans (1953-2007).