La ley provincial 5970 obliga a los municipios de Mendoza a erradicar todos los basurales a cielo abierto. Lejos de cumplir con esa norma de 1992, la Municipalidad de Luján de Cuyo improvisó un nuevo vertedero en un descampado de Perdriel. 

Fotos: Seba Heras

Ubicación del basural. Fuente: Google Maps

Tras resolver el cierre del basural de Campo Cacheuta por gravísimos problemas ambientales, el gobierno que conduce Omar De Marchi decidió verter los desechos domiciliarios, escombros y residuos de la vía pública en un predio ubicado a unos pocos metros del Acceso Sur, entre el desvío de la Ruta 7 y el distrito de Agrelo.

De lunes a lunes y durante las 24 hs, según pudo constatar EL OTRO en la última semana, más de 40 camiones de la Municipalidad y tercerizados realizaron un promedio de 4 descargas diarias cada uno, para eliminar residuos sólidos urbanos de todo Luján.

Foto: Gentileza

 

Si bien la legislación obliga a la comuna a efectuar controles sanitarios efectivos para evitar la contaminación del ambiente, el improvisado basural ni siquiera cuenta con un cartel que lo identifique. Solo dispone de una casilla de control de ingreso, instalada sin autorización sobre propiedad de Vialidad Nacional, la que es custodiada por un empleado que no posee más recursos de higiene y seguridad laboral que un generador eléctrico y el campo que lo circunda.

Desastre ecológico y social

“Sin duda que Luján de Cuyo es un territorio que lo tiene todo: montaña, agua, diques, recursos naturales, y por si algo faltara la primera zona productora de la variedad Malbec en la República Argentina”, reza un texto promocional en la web del municipio.

Pero no todo es glamour en la “Tierra Malbec”. A la vera de la Ruta 40, a escasos kilómetros de los mejores viñedos, una huella entre montones de ripio, cubiertas viejas, alambres, flora autóctona y nailon, conduce al corazón del nuevo vertedero.

En el lugar pestilente y atestado de moscas, una docena de hombres, mujeres, niños y niñas hurgan los desechos en búsqueda de “algo que pueda servir en la casa” o material para vender.

Una criatura se alegra por un par de muñecas encontradas entre las sobras de comida y bolsas vacías de supermercado. A poca distancia, bajo un sol que quema el paisaje de mugre, su madre guarda lo recolectado en la mochila, un hombre de unos treinta años examina un anafe eléctrico que, según su experiencia, “se puede arreglar cambiándole los cables”, mientras otro joven y un adolescente queman cables para separar el plástico del cobre.

“Por lo menos, hasta ahora, se encuentran cosas lindas acá. El otro día me encontré una bordeadora y un celular, hurgueteando, pero cada vez viene más gente”, resume y se preocupa F., uno de los recolectores, mientras nos explica el “negocio” del cobre. “Cerca del barrio hay un señor que nos paga $50 el kilito. En la casa tengo más, ya deben ser como 6 kilos. Tengo tres moraditos ya…”, se entusiasma el padre de tres hijos, larga una sonrisa y continúa arrimándole fuego a los cables.

H. se ve en la obligación de justificar que está en el basural porque no tiene trabajo, como si asumiera la responsabilidad de su pobreza. “Yo no junto materiales, busco cosas que pueda arreglar, como esa reposera que tiene un caño quebrado, o ese cuadro de bicicleta que puede servir o le puedo sacar cosas para armar otra bici”, explica a este diario, sin sacar sus ojos del calefón que examina en detalle.

Hay de todo entre los montones de descarte del consumo donde se mimetizan los “recicladores” involuntarios. Debajo de la tierra apisonada por una topadora que pasa periódicamente, asoman pedazos de latas de conservas. El joven G. se apura a explicarnos: “El otro día trajeron un montón de latas de durazno de la fábrica AVA que se quemó en Ugarteche. Estaban abolladas pero igual servían para “papiarla”, porque tenían vencimiento 2020. En un rato se las llevaron a todas”.

Haz lo que yo digo…

Omar De Marchi.

A poco de asumir, en una reunión con representantes comunales, el secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial de Mendoza comprometió el apoyo de la Provincia hacia los municipios “para terminar con la gestión de residuos sólidos urbanos”. Es más, Humberto Mingorance señaló a esta estrategia como “uno de los pilares de la gestión”.

No obstante las buenas intenciones, dos años después, el funcionario que solucionó con éxito la migración de la mona Cecilia a Brasil, parece estar ajeno a las políticas ambientales regresivas de De Marchi. Según cifras de la propia secretaría que conduce Mingorance, la Municipalidad de Luján de Cuyo tiene previsto arrojar 146 toneladas diarias de escombros y residuos domiciliarios, barrido y poda, en el cielo abierto de Perdriel, poniendo en riesgo sanitario a sus habitantes.

 


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