Luego de que EL OTRO revelara que la ministra de Turismo y Cultura rompió su cuarentena para hacerse las manos, este diario confirmó que la funcionaria no estuvo aislada el 2 y 3 de setiembre, tal como aseguró el gobierno, sino que mantuvo durante esos días contactos estrechos con trabajadores del Estado a sabiendas de que presentaba síntomas compatibles con coronavirus. Uno de ellos, quien integra el grupo de riesgo, recibió el hisopado positivo este lunes y aguarda confinado en su casa la evolución de la enfermedad.
Por Negro Nasif
El sábado 5 de setiembre el gobernador de Mendoza tuiteó: “Les comunico que Mariana Juri, ministra de Cultura y Turismo, ha contraído Covid-19”. Ese mismo día la prensa de Gobierno sostuvo que la funcionaria “no asiste a trabajar desde el miércoles pasado, por padecer malestar asociado a Covid-19”. Información que replicó textualmente la prensa oficialista.
Este lunes EL OTRO demostró que el gobierno y sus medios pautados faltaron a la verdad, ya que Juri asistió durante la siesta del miércoles 2 de setiembre a un salón de belleza para cuidar y embellecer las uñas de sus manos. Local comercial donde habría falseado la Declaración Jurada de Salud obligatoria, al no consignar los síntomas característicos de coronavirus que ya cursaba. Días más tarde una trabajadora de ese lugar comenzó con malestares compatibles con la patología y rápidamente se realizó un hisopado que finalmente dio positivo.
Pero la posible cadena de contagios no habría terminado allí.
Reincidente
En base a testimonios y registros de cámaras de seguridad, este diario pudo constatar que la ministra fue retirada del salón de belleza por un chofer que conducía un Ford Focus blanco que, de acuerdo a su chapa patente, pertenece al Estado provincial. Es decir que, además de romper la cuarentena para un tratamiento cosmético, la jefa de la cartera de Cultura y Turismo utilizó recursos públicos para realizar actividades personales no esenciales, poniendo también en riesgo al conductor que compartió con ella el estrecho y cerrado espacio del vehículo.
Desmintiendo a la prensa oficial y paraoficial, las fuentes consultadas por EL OTRO coincidieron en señalar que no solo el miércoles la ministra salió de su casa, también violó el aislamiento el jueves cuando los síntomas de Covid-19 avanzaban y ya tenía la indicación del análisis que finalmente confirmó la enfermedad. El 3 de setiembre Juri fue conducida en el automóvil oficial a reparticiones públicas, donde tuvo contacto con otras personas, además de la obvia falta de distanciamiento con el chofer que trabajó junto a ella desde 8.30 a 16.30 hs, ignorando el estado de salud de su jefa.
Los registros audiovisuales verificados por nuestro medio permitieron confirmar que fueron dos choferes los que trasladaron a la ministra durante esa semana. Uno de ellos, conductor con larga antigüedad en el Estado, la condujo lunes, martes y jueves. Tras confirmarse el positivo de Juri, fue hisopado el lunes 7 de setiembre para constatar si padecía coronavirus, dos días después del tuit del gobernador Suarez en el que aseguró que su ministra estaba “siendo atendida en el hospital Lencinas”.
Lo evitable
Según consta en los registros de laboratorio del Centro de Salud Nº 17 de Las Heras, el resultado de las pruebas de PCR dieron positivo, mala noticia que le fue comunicada telefónicamente al trabajador recién este lunes, una semana después de la toma de la muestra para su análisis.
Una funcionaria del Ministerio de Salud (quien pidió reserva de identidad) aseguró a EL OTRO que, a diferencia de la ministra de Cultura y Turismo, quien rápidamente fue diagnosticada y atendida en el Hospital Lencinas, su chofer solo recibió la orden de aislarse en su casa, pese a que es diabético y ronda los 60 años, edad y enfermedad de base que lo colocan en una situación especial de riesgo al confirmarse la infección con Covid-19.
No obstante la amplísima difusión de nuestra nota de ayer –fundada en pruebas concretas y verificables- y la rápida viralización en las redes sociales, ni el Gobierno de Mendoza, ni la ministra Mariana Juri dieron explicaciones públicas sobre la injustificada ruptura de su aislamiento. Tampoco los medios hegemónicos se hicieron eco de una serie de conductas reprochables de una funcionaria de tamaña responsabilidad, quien podría haber configurado los delitos de falsificación de documento público y violación de medidas sanitarias para impedir la propagación de la pandemia.
Llamó también la atención el silencio de la oposición política. Ningún dirigente o dirigenta de peso de los partidos no oficialistas cuestionaron públicamente el pésimo ejemplo de Juri en el dramático contexto de la pandemia en Mendoza. Tampoco exigieron respuestas a un gobernador que tiene como eje central de su estrategia sanitaria el “aislamiento voluntario”, esa recomendación que no cumplió una de sus funcionarias más cercanas.
Tal vez esperan que suceda una desgracia que pudo evitarse, como ya ocurrió con el fallecimiento del trabajador de Salud Claudio Tapia, para reaccionar con un falso dolor e invisibilizar a los y las responsables.
El coronavirus enferma y mata, la negligencia también.
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