Cora Gamarnik, investigadora del fotoperiodismo en Argentina, estuvo en Mendoza y EL OTRO no quiso perder la oportunidad de contar con sus reflexiones frente a la coyuntura que se presenta hoy ante el trabajo de fotógrafos y fotógrafas de todo el país. “A los grandes medios, como Clarín, no es que no les interesan los fotógrafos, no les interesa ni siquiera el periodismo”, señaló la doctora en Ciencias Sociales.

Fotos: Coco Yañez

¿Todo recorte de la realidad que hacemos podría ser considerado fake news (noticia falsa) por dejar afuera una porción de hechos?

Yo diferenciaría esa situación en varios términos. Una cosa es lo fake, otra cosa es la desinformación deliberada, otra la manipulación organizada y otra la acción psicológica masiva. Hay un piso debajo de todo eso, pero cada una tiene distinta intensidad. Un fake puede ser tener un dato erróneo y publicarlo, eso sucede. Ahora, cuando hay información que es una mentira deliberada, cuando hay una intencionalidad de mentirle a la población, cuando hay manipulación de la información para lograr un objetivo, ya estamos hablando de algo más riesgoso. Yo estoy estudiando cómo se usan las fotografías para sustentar las noticias fake, que es un riesgo gravísimo para la democracia.

Hasta que yo lo hice no había ningún trabajo que analizara la fotografía durante la dictadura en ningún medio, lo mismo pasa hoy con las fake news, que se las analizan desde muchos ángulos pero no se analizan las fotografías. La foto sigue teniendo valor de verdad y por eso es importante estudiarla. Hay que apelar a la revalorización de la imagen como texto periodístico en sí mismo.

Respecto a la saturación de imágenes en las redes, ¿cómo se sortea la pérdida del sentido, del mensaje?

Hay que hacer una lectura política del acontecimiento, lo que me parece que quiero decir del acontecimiento, y si hay 500 fotos yo elegiré cuatro o una, porque si no, me parece que aporto a la saturación.

Algo que ayuda a las imágenes es explicarlas, historiarlas. Me parece que ahí hay algo que tenemos que seguir trabajando respecto a si las fotos deben ser acompañadas de textos. El historiar la foto le da potencia, es el caso de Rubén Diglio, de Clarín, que si no contaba que detrás de la foto que le sacó a Macri había bronca y había una historia de despido, la foto se difundía pero la historia quedaba invisible.

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Posted by Cora Gamarnik on Tuesday, April 23, 2019

 

¿Qué imágenes pueden ser consideradas periodísticas y cuáles no?

Yo diferenciaría lo que son imágenes que tienen información periodística de otras que no y además, aparte de eso, está la profesión. El fotoperiodismo es lo que está en riesgo, en crisis y que hay que defender. Para mí, no cualquiera es fotoperiodista, hay una formación, una mirada, un trabajo profesional que no se puede reemplazar por un aficionado. Con el tema de redes yo ampliaría también la definición de quiénes son fotógrafos, hay decenas de personas que no tienen carnet y que van a cubrir para medios pequeños, o para sí mismos y que sí son fotoperiodistas. Para mí, cuanto más abierto y democrático sea el espectro, mejor es. Cuantos más fotógrafos y fotógrafas haya en la calle va a haber más variedad, calidad y aprendizaje.

¿Cuál es la situación actual del fotoperiodismo en Argentina en base a la gran cantidad de agresiones y despidos que han sufrido los profesionales de esta área?

A los grandes medios, como Clarín, no es que no les interesan los fotógrafos, no les interesa ni siquiera el periodismo. No se preocupan por tener ni buenos fotógrafos ni buenos periodistas. Ellos son un medio de manipulación social, no hay otra definición, dejaron de ejercer el periodismo. Igual no es lo mismo el poder político que Clarín. Clarín no puede disparar directamente al cuerpo de (Pablo) Piovano, el fotógrafo reprimido por las fuerzas policiales durante la reforma previsional de fines de 2017.

¿Dónde se vio otra represión a fotógrafos? Solo en 1982. En todos estos años de vuelta a la democracia hasta el macrismo, no se vio de nuevo una persecución a los fotógrafos.

Conferencia de Gamarnik en la UNCuyo.

 

¿Qué hay que tener en cuenta para no cometer errores a la hora de ejercer el fotoperiodismo?

Qué mostramos de un hecho, hay que pensar en eso, hay que ejercer una reflexión de los acontecimientos. Me parece que hoy estamos en un momento de reacomodamiento en el que hay que parar la pelota y pensar: ¿Qué cosa amplia derechos, qué cosa democratiza la información, qué discurso punitivista estamos reproduciendo que queremos combatir?

Hay que volver a las preguntas básicas.

 


 

“La peor versión del quehacer político”

En el último tiempo Cora Gamarnik irrumpió con fuerza en la palestra de las redes sociales, acercando a la gente no especializada en periodismo gráfico su análisis de imágenes cruciales. Más de 20 mil personas la siguen en su cuenta personal de Facebook y en cada uno de sus posteos suelen interactuar cientos de ellas quienes contribuyen a expandir su valioso conocimiento en la web.

Entre las intervenciones virtuales de Cora, una de la más incisivas se produjo hace un año, durante la marcha Ni una menos, en el contexto del debate acerca de la legalización del aborto. En una publicación que incluyó tres fotografías, la especialista desmontó la construcción de dos monumentales fake que se propagaron por las redes y llegaron, incluso, a ser tapa de diarios impresos y digitales.

Foto original compartida por Prensa Obrera de la marcha Ni una menos. 4 de junio de 2018.

 

Escribió entonces Gamarnik: Esta “foto fue compartida con la marca de agua de Prensa Obrera y en ella se ve el mar de pañuelos verdes y algunas otras banderas que acompañaron la manifestación. Al rato la foto ya viralizada circulaba en distintas versiones: con las banderas de colores sin la marca que decía Prensa Obrera (versión recortada) y en una versión manipulada donde esta vez todos los pañuelos eran verdes y no se ve la autoría de la imagen”.

Foto recortada de la original compartida por Prensa Obrera de la marcha Ni una menos. 4 de junio de 2018.

 

Foto manipulada y con los colores alterados que modificó la original compartida por Prensa Obrera de la marcha Ni una menos. 4 de junio de 2018.

 

“Tratar de adaptar/manipular una imagen de un acontecimiento histórico, pretender que encaje a una idea previa, cortarla, tergiversarla, alterarla, borrar actores, hechos u objetos constituye para mí la peor versión del quehacer político. Así nos va”, reflexionó Cora.

 

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