La carrera electoral cobra vértigo. Alfredo Cornejo enfila los patitos y hoy, cuando reciba al presidente, le venderá su alineamiento con el llamado a elecciones conjuntas anunciado ayer. Las tensiones naturales del proceso insinúan grietas en el frente político Cambia Mendoza que -cada vez más inclinado y condicionado por el macrismo- el gobernador intenta atajar y contener bajo la máxima “que se doble pero que no se rompa”. El peronismo, bajo la premisa de la renovación.

Cumbre borrascosa

Alineados: Monzó, De Marchi, Cornejo, Peña y Suárez. Foto: Seba Heras

 

Inicialmente promocionado como un encuentro regional, el fin de semana pasado Mendoza recibió a importantes dirigentes nacionales del Frente Cambiemos. La delegación oficial estuvo encabezada por Marcos Peña, jefe de gabinete y alfil presidencial, y Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, ámbito institucional que pone en juego cinco bancas correspondientes a Mendoza en la próxima elección legislativa.

La cumbre se montó sobre la celada planteada por el mandatario provincial respecto a unificar o desdoblar las elecciones, cuestión que posibilitó hace unos días cuando la Legislatura aprobó una reforma electoral, a la postre desempatada por el presidente de la Cámara de Diputados. Peña y compañía dejaron la provincia con la garantía del gobernador de elecciones simultáneas, que ayer se encargó de oficializar el ministro de gobierno Dalmiro Garay.

Foto: Seba Heras

 

Sin embargo, aquella ambigüedad, en la previa se tornó tensión cuando el intendente de Luján y principal figura del PRO en nuestra provincia, Omar De Marchi, intentó protagonizar el mitin del fin de semana, en definitiva delimitado al análisis de la realidad electoral de Mendoza.

El ganso De Marchi–agrandado ante el escenario electoral y gordo de recursos a raíz de su identidad amarilla- insinuó retobarse a partir de su notorio faltazo al discurso del gobernador en la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura. Ante los aires petulantes del lujanino, rápidamente llegó el rebencazo de Cornejo, quien le hizo morder el polvo en la visita de los ministros Triaca y Stanley al Barrio La Favorita en el marco del lanzamiento de un plan de empleo joven, relegándolo a la tercera fila en las fotos. Ya con Peña y Monzó, el gobernador ocupó el centro de la escena, con un cabizbajo De Marchi como partenaire.

Control remoto

Laura Montero y Julio Cobos. Foto: Seba Heras

 

Si bien fue relativizado, durante la cumbre de Cambiemos se fijaron certezas ante el próximo escenario electoral, en tanto que se selló el criterio que regirá la definición de las candidaturas. El gobernador se comprometió a ratificar su adhesión al oficialismo nacional postulando candidatos afines y dóciles en la defensa de proyectos del macrismo, al tiempo que conservó su autonomía para determinar las candidaturas provinciales y municipales. Es decir que prefiere ceder injerencia nacional, pero de ninguna manera espacios en el control político local, que intentará consolidar con una Legislatura y Concejos Deliberantes bajo su égida. Con ese margen, además, planea “pagar” las cada vez más irritantes y marginales alianzas con el resto de los partidos que conforman su frente.

Durante la conferencia de prensa en la que el gobierno provincial informó elecciones unificadas, el ministro Garay admitió elípticamente que Cornejo le ofreció a Mario Abed –intendente de Junín vinculado a Julio Cobos- encabezar la lista de diputados nacionales por el oficialismo. Si Abed aceptara, desvanecería terminantemente su anhelo –muchas veces manifestado- de gobernar la provincia. A la par, el conductor de Cambia Mendoza se anotaría un poroto en la deficitaria planilla de amplitud interna, que muchos correligionarios le reprochan.

Cornejo y Abed Foto: Prensa Gob. Mza.

 

Para secundar se autopostula el opinólogo Luis Petri, quien luego de ser ungido como uno de los “Ángeles de Macri”, no deja de pasearse por sets televisivos porteños, convencido incluso de que sus inconsistencias serán sus fortalezas para encarar la reelección.

Si algo así fuese el uno-dos, el cupo femenino –a esta altura, término patentemente odioso en el ideario cornejista– le correspondería a la versión mendocina del PRO, que se niega a mancharse con vino una vez corroborado el mediocre desempeño político de la lobista Susana Balbo.

Los favores recibidos creo habértelos pagado

Los “libres del sur” Mancinelli, Anfuso, Cousinet y Ferraris. Foto: Facebook Mumala

 

Ante este escenario, el resto de partidos que conforman Cambia Mendoza –Frente Renovador, Libres del Sur y Partido Socialista- transitan la agonía inevitable que produce la suscripción a un proyecto político cuando se reduce al reparto de unos pocos cargos, que, sin inquietudes de incidencia ni ambición de poder algunas, se destinan al financiamiento de la economía familiar de los propietarios de sellos de goma partidarios.

A modo de ejemplo, ya no hay plan trabajar universitario que alcance para que la pareja directiva de Libres del Sur, de penosa gestión en áreas sensibles del gobierno provincial, pueda sostener al puñado de militantes que vivan al gobernador. Este espacio, además, dependerá otra vez del azar para reemplazar su representación en la Cámara de Diputados de la Nación, ante el fin de mandato de Graciela Cousinet.

El renovador Pereyra y sus aliados de la UCR. Foto: FR

 

Por otro lado, la sucursal mendocina del Frente Renovador padece el ostracismo de su líder nacional Sergio Massa, encerrado en la ancha avenida de la “grieta” que contribuyó a construir. Sus referentes Guillermo Pereyra y Jorge Difonso, últimamente ariscos a Cornejo, esperan descifrar la letra fina del proceso electoral para decidirse por el mejor postor.

Sobre el Partido Socialista sinceramente no se registran datos, mientras que el tradicional Partido Demócrata se muestra apéndice del PRO. En palabras de De Marchi, “tiene afinidad” nacional.

Falta precisar si las PASO simplificarán esta oferta electoral o si, más allá de la simultaneidad con la elección nacional, habrá candidaturas varias en lo nacional (con Cambiemos puro, libre y sin lastre) y comunes en lo provincial (Cambia Mendoza tal cual hoy está conformado).

El factor Cristina

La coyuntura electoral aparenta aplicar cierto orden al peronismo vernáculo, algo que desde las consecutivas derrotas de 2015, su dirigencia no pudo concretar. De hecho, el único que hasta aquí le dio directriz al PJ fue el mismo Cornejo, ya sea a fuerza de carpetazos, recursos económicos o vetos legislativos.

Renovación es la palabra que transmiten las diferentes líneas internas que lo componen. Aunque paradójicamente, el panorama no advierte sorpresas al momento de imaginar la típica distribución de candidaturas distritales según la correlación de fuerzas, basada siempre en los liderazgos tradicionales que mayormente dividen la conducción partidaria.

Anabel Fernández Sagasti. Imagen: captura de pantalla

 

Sin embargo, la última semana una campaña propiciada por sectores vinculados al kirchnerismo, movió el avispero del peronismo country, que en realidad siempre renegó de las políticas promovidas desde la Nación durante la coincidencia en la gestión de gobierno, inclusive de aquellas que claramente recompusieron o mejoraron la situación de su sujeto histórico.

Lo cierto es que el factor Cristina sigue preponderando en la vida interna del peronismo y la inminente escena electoral apremia a propios y extraños. Resulta evidente que la campaña “Somos Cristina, volvemos mejores” apuesta a concentrar a quienes consideran a la ex presidenta conductora natural del peronismo.

Con algunas malas experiencias a cuestas, pero con mayor madurez y amplitud política, los sectores que acordaron la iniciativa aseguran que dirimirán en las PASO sus diferencias con un PJ vetusto, aprovechando el ascendente de CFK en las nuevas camadas dirigenciales. Una proposición que al menos se presenta más genuina y convincente que la de un PJ sin identidad que observa, con más envidia que cuestionamientos, cómo Cornejo maneja la provincia.