Consta en una sentencia judicial, dictada en noviembre de 2015, que Jaime Correas maltrató, sistemáticamente, a una trabajadora hasta el punto de provocarle una incapacidad laboral permanente. Tres testigos -bajo juramento- señalaron a Correas como maleducado, maltratador, grosero, desconsiderado, despectivo, prepotente, virulento, autoritario y especialmente violento con las mujeres.

La periodista Nora Quiroga trabajaba en el Diario Uno (propiedad de UNO Gráfica SA). La empresa del grupo Vila-Manzano no la registró laboralmente hasta septiembre de 2007, para “ahorrarse” el pago de vacaciones, aguinaldos, asignaciones, horas extras y aportes de la seguridad social.

En 2007 el director periodístico de Diario Uno era el Lic. Jaime Correas (actual Director General de Escuelas del Gobierno de Mendoza). Por entonces, la periodista Quiroga le planteó a Correas que la empresa le reconociera el tiempo en que la trabajadora estuvo “en negro” porque esto afectaba su sueldo, los días de licencia y otros derechos laborales. Sin embargo, estos legítimos reclamos, lejos de habilitar un canal de diálogo con la empresa, provocaron violencia persistente de Correas sobre la periodista.

 


Correas le levantaba especialmente la voz a su compañera de trabajo. “Así trataba a todas las mujeres”, mientras que “con los hombres era más cordial”. (Extracto del testimonio judicial de Alberto Villegas)

 


 

De acuerdo a lo consignado en un fallo judicial de noviembre del año pasado, firmado por los jueces laborales Enrique Catapano Gudiño, Mónica Arroyo e Inés Rauek de Yanzón, la trabajadora de prensa Nora Quiroga, denunció ante el tribunal que recibió “groseras respuestas y maltrato por parte del Director Periodístico del Diario Uno, Sr. Jaime Correas”. Esas ofensas llegaron a ser habituales, “debiendo ser considerado acoso psicológico”, según refiere el texto de la sentencia.

Fragmento de la sentencia de la Tercera Cámara del Trabajo, de la 1ra Circunscripción Judicial de Mendoza.
Fragmento de la sentencia de la 3ra. Cámara del Trabajo, de la 1ra Circunscripción Judicial.

 

En 2009, cuando la redacción del diario se trasladó desde la Ciudad de Mendoza al edificio del multimedios UNO, en el Departamento de Las Heras, le asignaron a Quiroga “un depósito cerrado sin ventanas”, donde se ubicaban los tableros de alta tensión que proveían de electricidad a las instalaciones. “La actora se negó a esa ubicación, lo que reagudizó el trato agresivo y las negativas a proporcionarle lo necesario para el trabajo, instalándose, finalmente, en el pasillo con un mínimo espacio y sin calefacción ni refrigeración”, se relata en el fallo. Quiroga señaló que Correas se negó a trasladarla, ridiculizándola en público, desmereciendo su labor y recibiendo un trato discriminatorio con acciones dirigidas a menoscabar su persona y sus derechos.

Testimonios que no dejan dudas

En la causa judicial consta el testimonio de Catherina Gibilaro –compañera de trabajo de Quiroga-, quien manifestó que en muchas ocasiones presenció el maltrato que el director del diario le daba a Quiroga. “La trataba de tarada, le gritaba frente a todos, unas 40 personas…”. Gibilaro no dudó en calificar al jefe como “una persona grosera, mal educado, desconsiderada” e incluso dijo que con todos esos adjetivos “se quedaba corta”. La testigo, quien también reconoció haber sido maltratada por Correas, confirmó que un día Quiroga hizo eclosión y se retiró con un pico de alta presión y que cuando el diario se trasladó a Las Heras, a la trabajadora del archivo se la puso en un ´sucucho´ sin ventanas.

Otro de los testigos y empleado del UNO, Alberto Andrés Villegas, reforzó con su relato el perfil violento de Jaime Correas. Dijo Villegas que el trato de Correas “era muy malo, le levantaba la voz –a Quiroga-, era despectivo, le pedía las cosas de forma prepotente”. Además, este testigo judicial dejó en claro los rasgos machistas y misóginos del actual Director General de Escuelas, al señalar que Correas le levantaba especialmente la voz a su compañera de trabajo, pero que además “así trataba a todas las mujeres”, mientras que “con los hombres era más cordial”.

El último testigo citado en la sentencia corresponde al reportero gráfico Juan Alfredo Ponce, quien ratificó que Correas tenía un trato “áspero y virulento” con Quiroga, que era “autoritario” y que “levantaba la voz sin tapujos”.

Consecuencias del acoso psicológico y la violencia de género

Consta en el fallo judicial que el maltrato, el acoso y la actitud persecutoria de Correas le provocaron a Quiroga una incapacidad laboral permanente del 27%.

Las certificaciones médicas indicaron que la trabajadora presentó una “fobia específica tipo situación ámbito laboral”, que se le prescribieron psicofármacos, que se le proporcionó “tratamiento psiquiátrico por trastorno adaptativo mixto por estrés laboral” y que sufrió, además, “gastropatía congestiva y reflujo duodeno gástrico”.

 


“-Correas- la trataba de tarada -a Quiroga-, le gritaba frente a todos, unas 40 personas…” (Extracto del testimonio judicial de Catherina Gibilaro)

 


 

La pericia psiquiátrica oficial confirmó también que la periodista sufrió “humillaciones y presiones” y que el trastorno que presentaba se evidenció “como una respuesta emocional patológica frente a un estresante externo concreto”, léase: la violencia del director periodístico de Diario UNO.

Nora Quiroga, la víctima, se vio obligada a abandonar en el 2010 un trabajo que la fue enfermando progresivamente e iniciar una demanda para cobrar una indemnización que “reparara” parte del daño sufrido. Una cámara judicial le dio la razón. Aunque hay una gravísima injusticia que persiste: Jaime Correas, el violento victimario, es hoy el máximo responsable de la educación pública de Mendoza.

Recientemente Correas acusó a los docentes de generar y reproducir “violencia simbólica”. “Jaime miente”, le respondieron desde el SUTE.
Recientemente Correas acusó a los docentes de generar y reproducir “violencia simbólica”. “Jaime miente”, le respondieron desde el SUTE.