Diseminados por la capital mendocina, los bolardos configuran buena parte de la nueva estética urbana de la mano dura. Pero, ¿cuánto sale cada una de las balas de “Ciudad Suárez”? Solo en la avenida Arístides Villanueva se gastaron más de tres millones de pesos en estos mojones urbanos.

Foto: Seba Heras

Según la Real Academia Española, un bolardo es un “obstáculo de hierro, piedra u otra materia colocado en el suelo de una vía pública y destinado principalmente a impedir el paso o aparcamiento de vehículos”. En menduco: son esos “cosos” negros con forma de punta de bala con los que la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza decidió definir gran parte del paisaje del microcentro capitalino.

Las municiones de “Ciudad Suárez” representan componentes de una suerte de instalación conceptual que dan significado urbanístico a las políticas represivas del intendente y candidato a gobernador radical Rodolfo Suárez. Una estética de mano dura, sintetizada en las puntas hostiles que emergen en calles y veredas.

Rodolfo Suárez, intendente de Capital. Foto: Cristian Martínez

En cambio, para las autoridades del municipio los bolardos son “salvavidas”. Al menos así los reivindicaron en un comunicado de prensa difundido el 26 de febrero del año pasado: “Esta mañana, una camioneta que circulaba por el centro de la ciudad, fue encerrada por otro vehículo en la esquina de Gutiérrez y 9 de julio, por lo que impactó contra los bolardos que la Municipalidad de Capital ha colocado como parte de las obras de remodelación en la plaza San Martín. Gracias a la disposición de estos pequeños postes, las personas que transitaban por el lugar evitaron ser atropellados, ya que de no mediar estos objetos, el rodado hubiese impactado directamente contra ellos” (sic).

“Degradación visual”

Foto: Seba Heras

Para la comuna de la ciudad opulenta, estos obstáculos, cargados de simbología bélica y evidente evocación fálica, fueron colocados para “preservar la libre y segura movilidad de las personas”. Por lo que han sido erigidos como sacrosantos bienes del espacio público. A tal punto que atentar contra ellos puede ser más costoso que conducir en estado de ebriedad.

Fuente: Municipalidad de Mendoza

El valor de los postes fue reconoció oficialmente por la Municipalidad en un parte de prensa publicado el 6 de julio de 2018. “Joven alcoholizado chocó contra tres bolardos de plaza San Martín y deberá pagarlos”, se tituló el comunicado a través del cual se informó que el conductor recibió una multa de $4.133 “por sobrepasar el límite permitido de alcohol en sangre”, en tanto que la infracción por romper las balas ascendió a $13.350. Más del cuádruple de pena por “degradación visual del entorno urbano”, tal como se consignó en la boleta.

Pero, ¿cuánto cuesta un bolardo?

Foto: Seba Heras

El libre acceso a la información pública no es el fuerte del gobierno. Muy por el contrario, es casi imposible lograr acceder a los precios de las compras del Estado.

EL OTRO indagó profundamente en la página web de licitaciones y contrataciones de la Ciudad pero no pudo dar con el valor económico de los consabidos bolardos. Sin embargo, este diario accedió extraoficialmente a una de las facturas de una empresa contratista de obra pública en la que consta el precio del ornamento. La boleta emitida por Redisan S.R.L., el pasado 28 de enero, señala que cada “bolardo tipo bala” costó $3.202.

El/la lector/a podrá sacar sus propias conclusiones en razón de las balas que se le crucen en su transitar diario. A modo de ejemplo, un cronista de EL OTRO contabilizó 1042 bolardos a lo largo de la remozada avenida Arístides Villanueva. La friolera de $3.336.484 invertidos en mojones urbanos.

La firma Redisan se promociona en internet como proveedora de bolardos del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, jurisdicción que inspiró al intendente Suárez para cambiar el rumor de las acequias por la dureza de los proyectiles.

 

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