Luego de un largo proceso en el que reflexionaron sobre su propia identidad, un grupo de estudiantes del curso de Fortalecimiento Académico del Programa “Pueblos Originarios y Escuelas rurales” de la UNCuyo, elaboraron 12 fanzines con diferentes aspectos de su cultura.

Fotos: Cristian Martínez

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Cuenta Gimena “el proyecto surge a partir de la lectura del libro Historias de las clases populares en Argentina de Ezequiel Adamovsky. Cuando terminábamos cada capítulo, hacíamos un texto paralelo contando nuestras experiencias en relación con ese tema”.

“Los capítulos hablaban de las mujeres, el trabajo, la sobrexplotación, los pueblos originarios, los afro descendientes, las migraciones y algunas acciones represivas sobre las clases populares como la Patagonia Rebelde, la Semana Trágica, la masare de Napalpí. Nosotras relatamos las experiencias de nuestras comunidades. Yo conté cómo se trabaja en el Chilcal, donde mayormente se produce vid. Escribí sobre la cantidad de horas que se trabajaba, el pago que se recibe y algunas tradiciones que provienen de inmigrantes bolivianos”.

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Soledad, de Colonia Bombal, hizo un recetario de comidas bolivianas: “describí cómo se preparan el picante de pollo, el saice, la sopa de maní, api con sopaipilla, el chancho al horno, entre otras”.

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Yoceli, también de Colonia Bombal, se centró en festividades religiosas “En Mendoza se realizan muchas fiestas a santos y vírgenes bolivianas, yo conté sobre una fiesta muy importante a un santo boliviano: el señor de Pilaya que viene de Culpiña. El rito empieza con nueve novenas que son nueve noches donde se hace una misa para el santo. La fiesta es el 14 de setiembre, ahí se invita a los padrinos donantes de la fiesta y a todas las personas devotas, la comida es servida por los pasantes, la hacemos en sus casas. En la segunda y última noche se elige el nuevo pasante, se agradece a los donantes y se amanece bailando. Los pasantes son los que deciden agarrar la fiesta por su propia voluntad y por la fe que le tienen al señor de Pïlaya”.

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Deysi de Paramillo contó en su fanzine cómo llegaron Mendoza en 2012 “mi papá trabajaba en el ladrillo y quiso cambiar nuestras condiciones de vida por eso decidimos venir a Mendoza, acá nos dedicamos a la chacra, todos trabajan en negro excepto los contratistas, plantamos papa, cebolla, ajo, tomate, zapallo, etc”.

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En los otros fanzines, Joel cuenta la historia de un joven llamado Hiro que tiene dificultades para recordar su pasado; Priscila del Encón describe a la comunidad huarpe Salvador Talquenca, la pelea por la tierra y el trabajo con el junquillo; Celeste de Barrancas describe el proceso de cultivo de la vid; Jessica escribe sobre danzas bolivianas como caporales, tinku y cueca tarijeña; Anabel describe el proceso de cultivo de verduras y hortalizas; Melisa se dedica a la comunidad huarpe de San Miguel.

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Patricia relata cómo se vive y trabaja en Ugarteche centrándose en la doble explotación que sufren las mujeres. En su fanzine se despliega “El cuento chino del amor” una breve historia que describe la vida de Santusa, una mujer boliviana que realiza trabajo productivo y reproductivo sin cesar, al punto de ver afectada su salud y así todo seguir adelante. “Por mucho tiempo y hasta la actualidad nos han hecho creer que realizar tareas domésticas es algo natural para nosotras y que lo realizamos por ´amor´ o por el simple hecho de tener un cuerpo de mujer” sostiene Patricia.

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El proyecto fue posible gracias a la colaboración de IMPAR editorial, a través de Nazareno Bravo y Diego Fiat, que hizo el diseño y la edición. También se contó con la colaboración de Gonzalo Varas de Mabel editoral. Las y los estudiantes presentaron sus fanzines en la Fanzifiera del pasado 10 de noviembre y esperan asistir a muchos eventos más de esta naturaleza. Según expresan “los fanzines nos permitieron contar nuestras costumbres y sentimientos, los hicimos con la intención de que se visibilicen nuestras historias, nuestra cultura, para que las personas interesadas puedan conocernos desde nuestra propia voz y con nuestras propias ideas”.

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