En un contexto de creciente represión, organizaciones sociales y políticas realizaron un festival artístico para recordar a víctimas del gatillo fácil cuyos asesinos permanecen impunes. Exigen justicia.

Fotos: Cristian Martínez

Los años 2016 y 2017 dejaron 725 personas asesinadas por el Estado argentino en 721 días, según la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) que describió esta etapa de la Argentina como una de las más represivas de nuestra historia democrática.

En la Mendoza de la “mano dura”, la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional viene denunciando los asesinatos policiales que suelen no tener un tratamiento ágil en la Justicia. En ese contexto de lucha, el sábado pasado una centena de personas se reunió en la plaza Independencia de la capital de Mendoza para mantener vivas la vida e historias de las personas asesinadas por las fuerzas de seguridad, y reafirmar el compromiso con la resolución judicial de casos que, Estado mediante, suelen archivarse con complicidad mediática y política.

Lorena Rubio Diotto, militante de la Campaña contra la Violencia Institucional en Mendoza, dialogó con EL OTRO.

¿Quiénes organizaron este recital además de “la Campaña”?

Varias organizaciones decidimos armar este recital para empezar el año visibilizando que muchas causas están paradas, en esta plaza Independencia que es uno de los lugares donde los pibes y las pibas sufren el hostigamiento de la policía que los detiene por averiguación de antecedentes.

Estamos pidiendo hace tiempo que se derogue la figura de la averiguación de antecedentes y necesitamos también el apoyo de más sectores políticos para desterrar esa figura que sirve solo para violentar a las pibas y pibes jóvenes y pobres.

Acá está “la Campaña”, Movimiento Evita, Los Irrompibles, el Comité de prevención de la tortura, la Red de familiares contra la violencia institucional… Siempre nos organizamos pensando en la unidad que hace falta para dar esta lucha.

¿Cómo afecta a las familias esta problemática?

Para las madres es muy difícil sobrellevar esta dura realidad que implica exponerse para pedir justicia que, también, suele violentarlas.

Lamentablemente, esta problemática se llevó la vida de Viviana Espina, mamá de Lucas Carrasco. Él fue asesinado por un policía en las inmediaciones de la cancha de Independiente Rivadavia. Pero está su hermana Sabrina quien junto a su papá y sus hermanos siguen en la lucha de búsqueda de justicia.

Es muy duro, pero las familias suelen disolverse frente a tanto dolor porque es muy ardua la pelea. La Justicia no escucha a nadie y vuelve a matar a los pibes por segunda vez. Desde la organización tratamos de abrazarlas desde el alma, intentando visibilizar los casos, haciendo lo mejor que podemos.

Eugenio “Queno” París, además de ser un ex preso político de la dictadura cívico militar, integra el colectivo de defensa de los derechos de los pibes. “Esta lucha es consecuencia de mucho tiempo de trabajo con diversas organizaciones que nos oponemos a la violencia institucional, que se suele ejercer contra jóvenes que son pobres y marginados por el propio Estado que los violenta”, precisó París en diálogo con este diario.

Según Eugenio “es difícil encontrar sectores políticos amplios que apoyen esta lucha porque implica tener muchos compromisos con un verdadero cambio. No con estos cambios ficticios que nos proponen. Justamente, en este momento se hace muy necesario que se unan todos los espacios posibles para frenar un poco las consecuencias que impone este modelo económico y social que desarrolla el Estado por estos días, que además hizo de la droga un aliado perfecto para marginar y violentar”.

¿Qué se hace en este panorama desolador?

Lo primero que estamos tratando de hacer es visibilizar esta problemática, mostrando las caras de los pibes asesinados por el Estado. Además intentamos estar con los familiares que son muchos y también buscamos dos o tres ejes concretos para unificar, trabajar, mejorar y profundizar la democracia que, desde los barrios, traiga las propuestas para solucionar todo esto.

Casi veinte días después de que el presidente Mauricio Macri recibiera y felicitara al policía bonaerense que asesinó a Pablo Kukoc por la espalda, las persistentes familias mendocinas que buscan justicia ante la violencia perpetrada por el Estado realizaron un conmovedor encuentro.

El festival “Las voces de lxs pibxs que no están” reunió a bandas comprometidas con los derechos humanos. Muchos transeúntes inadvertidos se sintieron interpelados por las historias truncas de hijas e hijos asesinados en espacios públicos por criminales de uniforme.