Literatura de acá

Por Leonardo Dolengiewich – Foto: Seba Heras

¿De dónde venís a esta hora? ¿Andabas callejeando, puta? ¿Con quién estabas? (El cura le había dicho que sostuviera el matrimonio al precio que fuera necesario).

Ah, ¿ahora te duele? Parate, yegua. Haceme la comida ¿O ni siquiera eso sabés hacer? ¡Dale! ¿Quién te creés que sos para agarrarme las manos? (El comisario le dijo que volviera, que arreglara las cosas hablando).

Arrastrate, vení, limpiame los zapatos con la lengua. Me los estás manchando con sangre, ¿no te das cuenta, imbécil? (La psicóloga le dijo que se hiciera cargo de sus problemas, que huir no tendría sentido, que adónde iría si lo dejaba).

Levantate. No seás boluda. No me hagás esto. ¡Dale, mierda! (La prensa titulará “Crimen pasional”).

Te gusta hacerme sentir mal, ¿no? ¿Otra vez vas a hacer que te lleve al hospital? (El juez hará lugar al pedido de la defensa para atenuar la pena por emoción violenta).

 

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