Dialogamos con carteros del correo oficial sobre su trabajo y lo que se ve del “movimiento de la calle”. Expectativas objetivas de los que patean las veredas a diario.

El edificio central del correo argentino se emplaza en Colón y San Martín de Capital pero es tan grande que completa la manzana entera, y, a la vuelta, sobre Infanta Mercedes de San Martín está el portón por el que entran y salen carteros en utilitarios o en bicicletas.

Emanuel “está tapado de laburo” pero propone una charla con compañeros que nos pueden informar. Así lo hacen, amablemente pero sin falsear ninguna simpatía, con la honestidad del laburante.

Nos paramos en semicírculo y los muchachos relatan la deslumbrante historia del Correo y las telecomunicaciones del siglo pasado, gestionadas por el Estado. El cronista disfruta y, entre una cosa y otra, llega “Manotazos” que ordena la reunión y pone al cronista en su lugar: la actualidad.

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Leandro y Sebastián en la puerta de su lugar de trabajo, el Correo Argentino. Foto: Manotazos

Leandro Oliva y Sebastián Morán, carteros del correo oficial, también se ponen en sintonía y mientras algún compañero le enseña el andar de la bici a “Manotazos” comparten sus experiencias.

¿El laburo de ustedes está bien visto socialmente, con cierta estabilidad, no?

L: Sí, es un laburo piola, más para los que estamos acá en el reparto del microcentro que hablamos con la misma gente todos los días, no tenemos problemas de seguridad y es muy tranquilo.

¿Te tocó repartir correspondencia “desagradable”?

L: Sí, varias veces me ha tocado pero el que la recibe entiende que nosotros no tenemos la culpa. Nosotros somos los mensajeros nomás. Carta documento, telegrama, lo normal…

¿Mucho telegrama de despido?

L: De renuncia más que nada. Parece que ahora los hacen renunciar desde las empresas más que despedirlos, pero carta documento también circula mucho. Hoy en día lo que mantiene el correo son cartas documentos y telegramas más que nada.

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Foto: Manotazos

¿Qué sensación tenés cuando vas a entregar uno de estos telegramas?

S: Y… muchas personas,  cuando te ven llegar con ese tipo de correspondencia se asustan… les da miedo recibirla… Últimamente la gente va a trabajar con la idea de que va a llegar el telegrama.

L: Es como que las empresas hoy en día te obligan, hacen lo que pueden para que vos renunciés, pero bueno, también hay despidos, pero en el microcentro llegan muchas renuncias.

S: Y, en este último tiempo con el cambio de gobierno, que se han producido tantos despidos, mucha gente ve llegar al cartero y saben que venís con malas noticias.

¿Comparando el movimiento con el mismo mes del año pasado, ven alguna diferencia? ¿Cambió algo en el laburo?

S: Cambió en lo que es cantidad de correspondencia. El año pasado en esta época un cartero estaba repartiendo alrededor de cuatro mil  piezas diarias y hoy está repartiendo, no más de 400.

L: Bajó mucho lo que es resúmenes bancarios, pero aumentaron las cartas documento, emplazamientos de AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), telegramas…

Ustedes están todo el día en la calle y tienen noción del momento socio-económico que se vive ¿Qué esperan de los próximos meses?

L: El otro día estábamos hablando de eso. Hoy día no se mueve nada. Lo ves en el mismo tránsito de autos, ya no hay el mismo tránsito por los aumentos o por lo que sea, en el comercio la gente que ves todos los días te dice que bajaron las ventas.

Capaz que no sé si molesta… pero hay que sobreponerse y salir adelante.

S: Nosotros siempre esperamos que las cosas mejoren, pero como se están dando las cosas no dá para esperar mucho…

Esperemos que algo mejore…

Por la mañana era de día y yo seguía vivo.

Quizás escriba una novela, pensé. C.B. 1971

Charles Bukowski, autor de “El Cartero”.
Charles Bukowski, autor de “El Cartero”.