A un mes de las elecciones primarias en cuatro departamentos, Alfredo Cornejo renunció a su estrategia para impedir la reelección de intendentes peronistas. El “síndrome del pato rengo” comienza a debilitar al gobernador de Mendoza.

El gobernador Alfredo Cornejo dio ayer una conferencia de prensa para anunciar su decisión. Foto: Prensa Gob. Mza.

En un año de cruciales definiciones políticas para Mendoza, una única certeza se impone hacia el futuro: el 10 de diciembre el gobernador Alfredo Cornejo dejará el “sillón de San Martín”.

Basta con revisar la historia reciente de Francisco Pérez, Celso Jaque, Julio Cobos, Roberto Iglesias, y sigue la lista, para verificar que, a medida que se acerca la fecha de cambio de banda y bastón, el poder de los mandatarios provinciales, imposibilitados de ser reelegidos, se debilita paulatina e inexorablemente.

A esta degradación de fuerza, muchas veces convertida en impotencia, se lo conoce en la jerga política como “síndrome del pato rengo”. La metáfora hace alusión al ave macho que pierde su liderazgo en la bandada o es abandonado por ella y, en consecuencia, se convierte en blanco fácil de los predadores.

Si no es para mí, no es para nadie

Foto de archivo: Cambia Mendoza

Desde que asumió el cargo de gobernador, Cornejo se empeñó en modificar la ya vetusta Constitución de Mendoza para, entre otras reformas, incorporar la posibilidad de su reelección. Sin embargo, la acostumbrada imposición sobre el consenso, dentro de su partido y en relación con la oposición, hizo que su pretensión se frustrara.

Sin margen político para llamar a una constituyente que removiera obstáculos hacia cuatro años más de mandato, el máximo dirigente del radicalismo ensayó diferentes estrategias para controlar a la Suprema Corte de Justicia, entre ellas la incorporación al máximo tribunal de sus amigos y correligionarios José Valerio y Dalmiro Garay, y la fallida ampliación de miembros para asegurar una “mayoría automática”.

Foto de archivo: Prensa Gob. Mza

En ese afán de forzar las instituciones para afianzar su fuerte liderazgo partidario y su estrategia electoral de cara al 2019, el jefe del Ejecutivo desempolvó un plebiscito de diez años atrás para limitar la reelección de los intendentes opositores. A las apuradas, Cornejo firmó un demorado decreto, en noviembre del año pasado, para promulgar la enmienda constitucional.

Más allá del legítimo reclamo social sobre la reelección indefinida en los cargos electivos, la maniobra del gobernador, imposibilitado de continuar en su puesto más allá de diciembre de 2019, tuvo el claro propósito de “madrugar” electoralmente a aquellos intendentes peronistas con chances de ser reelectos. Asumiendo, al mismo tiempo, el alto riesgo de que su decreto fuese declarado inconstitucional por la Corte, en base a fuertes antecedentes jurisprudenciales.

Quien pega primero, ¿pega dos veces?

Alfredo Cornejo y Emir Félix, intendente de San Rafael. Foto de archivo: Prensa Gob. Mza.

Ni lerdos ni perezosos, Emir Félix, Jorge Giménez, Roberto Righi y Martín Aveiro (intendentes justicialistas de San Rafael, San Martín, Lavalle y Tunuyán, respectivamente) cerraron filas adelantando las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, y solicitaron a la Suprema Corte de Justicia la inconstitucionalidad del decreto de Cornejo.

Ya sabemos que los gobernadores pasan y los jueces quedan. Los supremos, puntualmente, tienen el olfato afilado para percibir cuando el “pato” comienza a renguear y es tiempo de pensar en liderazgos futuros. El uso y abuso de aprietes y carpetazos de Cornejo, otrora tan efectivos para condicionar decisiones políticas y judiciales, parece ir perdiendo peso. La Sala II de la Corte hizo lugar a una medida cautelar solicitada por los caciques peronistas, habilitándolos así para presentarse en las elecciones previstas para fines de abril.

Con la inminente derrota en el campo oficialista, el gobernador, en una clara muestra de inusitada debilidad, intentó llamar a la reflexión a los intendentes opositores para que unificaran las elecciones departamentales. Justó él, con la escasa autoridad moral de haber desdoblado los comicios provinciales de los nacionales, para impedir que el radicalismo local se desbarranque junto a la caída de su socio Macri.

El miedo cambió de bando

Cornejo rodeado por los jueces Adaro, Valerio y Palermo. Foto de archivo: Prensa Gob. Mza.

Confiado en sus artilugios, frente a dirigentes peronistas que de ingenuos no tienen nada, el tiempo fue pasando y los miembros de la Corte no dieron señal alguna de ser corridos con la vaina del gobernador, ni de dejarse enlodar en la cancha embarrada propuesta por el presidente de la UCR.

Además, en los territorios donde los intendentes opositores se encuentran consolidados, buena parte de la población comenzó a cuestionar el manoseo de Cornejo, a lo que se sumó el escaso margen de tiempo para dar a conocer, cuando no construir, candidatos radicales propios que compitan con los pesos pesados territoriales, quienes, con un enemigo en común, lograron la unidad entre pejotistas y kirchneristas.

Roberto Righi, intendente de Lavalle. Foto: Gentileza

Con la medida cautelar resuelta en favor del justicialismo, la Corte avanzó con los pasos formales del proceso para resolver el fondo del planteo de inconstitucionalidad. En ese contexto, luego de una fracasada audiencia de conciliación y una hábil estrategia judicial del PJ, Cornejo decidió la retirada del frente de batalla, por ahora, asumiendo a regañadientes una derrota que evidentemente es más política que judicial.

El tropezón

Foto de archivo: Coco Yañez

Ayer por la tarde, el gobernador anunció públicamente que instruyó a sus funcionarios para que no ejerzan ninguna actividad procesal más en la Corte, y así allanar la resolución de la cuestión de fondo. Es decir, que el máximo tribunal dicte una sentencia definitiva sobre la prohibición, o no, de reelección de los intendentes.

Fiel a su estilo soberbio, Cornejo, visiblemente ofuscado y sin un viso de autocrítica, atacó a los dirigentes de la oposición, a quienes calificó de “hipócritas”, y asoció la estrategia judicial del peronismo con un “sabotaje procesal”, “artilugios” y “chicaneos judiciales”. Como un muerto espantado por los degollados.

“No seré obstáculo para que los cuatro intendentes participen en este proceso electoral y traten de reelegirse en sus cargos”, concedió el mandatario, e inmediatamente denunció que los justicialistas se quieren eternizar en el poder, para hacer primar sus intereses particulares por sobre la “inmensa mayoría” de la población que pide que se limite las reelecciones.

Cornejo y el juez Nanclares. Foto de archivo: Prensa Gob. Mza.

Cornejo exigió una pronta solución de la Justicia. Pero el “pato rengo” sabe que los jueces se tomarán todo el tiempo necesario para evaluar el cambiante mapa político, que incluirá como escena fundamental los resultados electorales del 28 de abril en los cuatro departamentos en pugna. Difícilmente, a pocos meses de un nuevo representante sentado en Casa de Gobierno, los supremos desaten un conflicto institucional inhabilitando electoralmente a intendentes que triunfen en las PASO.

En las batallas políticas no hay empates. Se gana o se pierde. En este primer enfrentamiento el gobernador fue derrotado por cuatro jefes comunales opositores, quienes avanzan fortalecidos hacia el siguiente capítulo de una guerra electoral que recién comienza y que, en definitiva, será resuelta en las urnas.

 

La Nación trató de autoritario a Cornejo

Cornejo: la suma del poder público

Cornejo va por la reelección