El Informe del Observatorio Laboral, del Instituto Multidisciplinario de Trabajo y Producción, de la Universidad Nacional de Cuyo, señala que “en el último año Mendoza registró una caída de 2% en el empleo privado formal lo que representa una pérdida de 4.900 trabajadores”. Además se incrementó el porcentaje de asalariados precarios.

Fotos: Cristian Martínez

Este minucioso análisis del mundo de la producción y el trabajo a nivel regional, nacional y provincial advierte en primera instancia que “en un escenario de recesión de la actividad económica, el mercado de trabajo de nuestro país ha evidenciado durante 2016 un comportamiento desfavorable”.

En ese marco se señala, a partir de los datos publicados por el INDEC en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que en el tercer trimestre de 2016 “la desocupación para el total urbano del país fue de 8,5%; cifra que expresa un descenso de 0,8% respecto del segundo trimestre”

En relación con el panorama local “entre julio y setiembre de 2016 la desocupación alcanzó en el Gran Mendoza un valor de 4,2%, cifra estadísticamente equiparable a la del segundo trimestre de ese año (4,4%) lo que representa aproximadamente un total 18.000 desocupados”.

“La relativa mejoría en el nivel de empleo provincial en el tercer trimestre del año se explica por la incipiente reactivación del sector de la construcción a través de la obra pública. Sin embargo, ese leve aumento resulta insuficiente para contrarrestar la caída observada desde finales de 2015”, advierte el estudio elaborado bajo la dirección de María Eugenia Martín, Secretaria General del Instituto Multidisciplinario de Trabajo y Producción.

Las principales fuentes de información de las que se nutre el Observatorio Laboral son la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC), la Encuesta de Indicadores Laborales (MTEySS) y los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).

El empleo privado como termómetro

La depresión de la economía está señalada por la caída del empleo privado. Según las cifras del SIPA, “en agosto de 2016 se contabilizaron alrededor de 6.100.000 trabajadores en relación de dependencia” es decir “una contracción neta de cerca de 92.000 asalariados formales con respecto al mismo mes de 2015, lo cual implica una reducción anual del 1,5%”

El descenso del número de trabajadores registrados se encuentra vinculado principalmente a la caída del nivel de actividad en la construcción. Este sector por sí solo explica el 57% de la reducción observada entre agosto de 2016 y el mismo mes de 2015 (52.500 trabajadores).

En Mendoza “en el último año se registró una caída de 2% en el empleo privado formal lo que representa una pérdida de 4.900 trabajadores”. No obstante “en la comparación mensual los valores desestacionalizados muestran un repunte de 0,5% (1.200 trabajadores) en el empleo provincial” incremento que según se explica “está determinado por la incipiente reactivación de la obra pública y la consecuente generación de nuevos puestos de trabajo en el sector de la construcción, no así en el resto de actividades”, expresa.

Más y más precarizados

Los datos de la EIL (Encuesta de Indicadores Laborales) para los principales aglomerados urbanos del país revelan una caída en el nivel de empleo formal durante el último año. En este caso la retracción fue del 0,8% en relación a setiembre de 2015. La información mensual, por su parte, arrojó un leve ascenso de 0,1% respecto del mes anterior (agosto 2016). “Este tímido repunte se explica por las variaciones mensuales positivas en los sectores: Construcción (0,8%) y Comercio, Restaurantes y Hoteles (0,5%). Por su parte, se produjeron descensos en la Industria (-0,1%), el Transporte (-0,2%) y los Servicios financieros a las Empresas (-0,1%).

Los datos del deterioro laboral también develan un retroceso de las pequeñas empresas en la generación de puestos de trabajo. En la distinción por tamaño de la empresa se observa que todos los tipos de establecimientos han registrado en el último año una pérdida de puestos de trabajo, siendo ésta más significativa en las empresas de menor tamaño (-1,2%). Esa dinámica está fuertemente incidida por el Gran Buenos Aires donde el nivel de empleo en establecimientos de entre 10 y 49 empleados sufrió una caída interanual de -2,1%.

Débil estructura

El informe concluye con un análisis del profesor Carmelo Cortese, referente de la corriente marxista local. Crítico con los gobiernos de las últimas décadas, el estudioso señala que “en nuestra provincia, independientemente de altibajos ligados a ciclos económicos y políticos, se constata un núcleo estructural no resuelto que podría denominarse genéricamente como serio déficit de trabajo decente en una amplia franja de la población que padece desocupación abierta y oculta”

En ese sentido, afirma “se torna difícil pensar que hayamos estado en presencia de un genuino proceso de inclusión social y de movilidad social ascendente. Una razón es justamente la preeminencia de políticas sociales de transferencia de ingresos sin cambios profundos en la inserción socio-ocupacional. Otra razón podríamos encontrarla en la existencia de procesos de auge y receso propios del ciclo económico capitalista, ligado a su vez a los vaivenes de la economía mundial”.

“Todo indicaría entonces que las mejoras en la redistribución no han alterado la distribución primaria”. Por eso, como muestran los acontecimientos de los últimos meses, un cambio de gobierno puede desarmar rápidamente mecanismos de redistribución, arrojando a la desocupación y la pobreza a millones de habitantes, mientras la estructura de propiedad (concentrada y extranjerizada) no cambia”.