En el peor momento de la pandemia en Mendoza, el gobernador parece impedido de sortear los condicionamientos políticos y apenas se obstina en defender la apertura económica y esperar el milagro del aislamiento voluntario. Con Cornejo como conductor en plan presidencial y más cerca del terraplanismo libertario que de la racionalidad de su representación, sin figuras de peso que resguarden su administración y con los medios pautados confundidos, Suarez desde su casa es testigo del colapso sanitario, mientras aguarda el auxilio de Nación y que Alberto asuma el costo de eventuales restricciones.

Negación y deseo

Foto: Coco Yañez

“Esperamos que ahora baje la curva y la gente se quede en su casa”, aseguró oficiosamente ayer Rodolfo Suarez ante la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), en el marco del ciclo Moving Forward destinado a “dialogar sobre el impacto de la pandemia en las economías regionales y sus perspectivas de reactivación”.

Más allá de los 695 nuevos contagios reportados este martes y la preocupante continuidad del porcentaje de positividad (47%), la expresión desiderativa del gobernador no es casual. Más bien representa el síntoma de una gestión abrumada y con pocas ideas y recursos para transitar el período más crítico de la pandemia.

Foto: Coco Yañez

“Comenzamos con pocos casos y eso llevó a un relajamiento de las normas y creo que ahora está cambiando eso con los llamados al aislamiento preventivo que hemos reiterado. Nuestros picos siempre coinciden con los nacionales y con el resto del país y seguimos con la economía”, fue otra de las afirmaciones de Suarez al auditorio virtual de AmCham. Mientras que en similar ejemplo de negacionismo diagnosticó que “hemos notado que hubo una baja en la movilidad en Mendoza durante los últimos días”. Cuestión que habrá de verificarse con el paso de los días.

Si esta variable de movilidad es la que se impone -confiando en la presunta efectividad de la voluntad individual- al evidente colapso y estrés del sistema sanitario, solo es explicable por el rechazo del oficialismo provincial al retorno a la Fase 1, que catalogan como retroceso. El criterio fue refrendado también ayer por el vicegobernador Mario Abed: “en la última semana registramos mucho menos circulación, por lo que podemos mejorar esta curva. La única manera de salir de esto es cuidarnos, ese es el camino, convivir con el virus”.

Independencia fallida

Foto: Gobierno de Mza.

Se infiere de los dichos de las autoridades de la Provincia que, a pesar de los alarmantes datos y testimonios del sistema sanitario local, la vuelta a otra cuarentena no será de inmediato. En todo caso, “el día a día” acumulará más información –ojalá no manipulada– esperando el vencimiento de los decretos de aislamiento nacional y provincial vigentes. El tinte ideológico se impone y el gobierno de Mendoza tiene sus prioridades. En todo caso, endilgará la catástrofe o una mayor restricción a la esfera del gobierno nacional, el origen de todos los males.

Al respecto, sobresale como profecía autocumplida el devenir de Alfredo Cornejo en su raid mediático nacional, mucho más concentrado en la proyección de su carrera política personal que en su rol de representante de los intereses del pueblo de Mendoza.

Captura de pantalla: Twitter Alfredo Cornejo.

Lisa y llanamente, no acertó un solo pronóstico. Por el contrario, sus críticas hacia el gobierno de Alberto Fernández aplican con mayor precisión a la coyuntura de Mendoza. Más acorde al terraplanismo y libertarios pululantes, su método naufragó en el “haz lo que digo”, grotesco secesionista incluido, respondido con Hércules de insummos y respiradores, ATNs, AnSeS, Banco Nación, etc., a partir del sollozo provincial del “le pedimos de todo al presidente”.

Por eso preocupa la esterilidad política de la actual administración de gobierno. La concepción jactanciosa de Suarez de “construir sin construir”, no es más que un reconocimiento de impotencia ante la suma de poder público lograda por su antecesor Alfredo Cornejo. La actual gestión se ungió bajo sus condicionamientos y en semejante coyuntura se muestra más vulnerable aun. Los límites impuestos por el plan Suarez al gobierno Cornejo al poder siguen intactos.

Víctor Ibañez y Mariana Juri. Foto: Gobierno de Mza.

Por si fuera poco, el mandatario provincial no cuenta con voceros propios con volumen político. Peor aún, una de las ministras más activas, Mariana Juri, se contagió y quedó al margen en estos días. Aunque por distintas circunstancias se opacó también la figura del ministro de Gobierno, Trabajo y Justicia, Víctor Ibáñez, quien intentó esquivar la agenda pandémica con su proyecto de reforma constitucional, malogrado a la postergación por designios de Cornejo en el manejo de su conflicto de intereses entre la conducción del gobierno provincial y su posicionamiento como precandidato presidencial.

Tampoco salen a la palestra pública los representantes legislativos -mayormente coordinados por Cornejo- o los intendentes, que cuando aparecen solo se cuidan por mantener alguna simpatía en su terruño.

Foto: Coco Yañez

Tamaña confusión se transparenta al extremo en los medios de comunicación pautados, que desorientados, no disciernen entre la conveniencia de inculcar miedo, cultura antibarbijos o las penurias de algún bar o gimnasio.

Preferencias

Foto: Cristian Martínez

En otro tramo del encuentro organizado ayer por la Cámara yanqui, el gobernador reiteró contradicciones: “la certeza que tenemos es que la mayor cantidad de personas que se contagian son jóvenes, que son las estadísticas que manejamos. De esas personas, muy pocas necesitan ser hospitalizadas, y un gran porcentaje, de menores de 30 años, son los que más circulan en la calle. Ellos llevan el virus a sus casas y contagian a los mayores”.

Nada mencionó sobre lo ocurrido el 17 de agosto en una manifestación convocada por su espacio político que aglomeró a cientos de personas en nuestra provincia protegidas por las fuerzas de seguridad. Para que no quepan dudas de la selectividad del disciplinamiento oficial, el pasado 3 de setiembre el Municipio de Capital multó a un puñado de militantes de organizaciones que se movilizaron reclamando Justicia por Facundo Castro, por no respetar el distanciamiento social. Vara doble que ya se había explicitado al reprimir una protesta de empleados de ese Municipio a principios de julio.

 

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