Por Marcelo Ruiz *

Uno se despierta, como antes, como todos los días.

Uno ya no prepara el bolso para ir, ya no revisa si está todo en orden, el abono, las galletitas la bufanda en invierno, la salida es muy fría.

Uno se despierta más tranquilo pero a la vez preocupado.

Uno se despierta de cara ante una nueva vida, mete obligado la mano en la alcancía empujado por las circunstancias.

Uno se despierta ya sin compañeros, algunos bajan la cabeza, somos invisibles para ellos, absolutamente desconocidos.

Uno se despierta y en la puerta de casa hacia afuera se dibuja un abismo.

Uno se despierta desplazado por ese monstruo el mismo que irónicamente informa sobre la pobreza y el desempleo.

Uno se despierta como todos los días, ante una realidad infame… uno se despierta, solo eso, uno se despierta.

 

* El autor es reportero gráfico. El 16 de agosto fue despedido “sin causa” por diario Los Andes junto a otros siete trabajadores de prensa.

 


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