Se trata de familias asociadas a la Cooperativa Molinero Tejeda que esperan solución habitacional desde 2013. En mayo de este año venció la donación del terreno que realizaron al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) y reclaman su devolución ante los diversos incumplimientos para iniciar la ejecución de su proyecto. El caso evidencia el paupérrimo desempeño en la política de viviendas a pesar de los “anuncios rimbombantes” y su direccionamiento hacia los emprendimientos privados.

Fotos: Cristian Martínez

Una burla de la burocracia

En diálogo con EL OTRO, Nora Malla de Dagustino, presidenta de la Cooperativa Molinero Tejeda Ltda, relató que la desesperación y la falta de respuestas oficiales los ha llevado a “empezar el reclamo a través de las redes por el tema del retraso del IPV (Instituto Provincial de la Vivienda) en la construcción de viviendas, porque los medios no nos prestan ninguna atención”.

Nora recuerda que la historia del proyecto cooperativo para acceder al sueño de la casa propia nació “hace un tiempo largo, pero en el 2013 logramos que el IPV hiciera una licitación para la cooperativa. Logramos donar el terreno, ubicado en Olascoaga y 3 de Febrero de Las Heras, al IPV en el 2015. Esa donación se realiza por un plazo de 5 años, se hace en el marco de una ley para la construcción de viviendas. Cuando terminó esa gestión, a fines de 2015 se dio de baja esa licitación pendiente que logramos en 2013 y quedamos en cero nuevamente a raíz de que Cornejo inaugura su gestión, lo mismo que Orozco en el Municipio. Por lo que no pudimos iniciar la obra con esa licitación que teníamos, porque nunca se logró que el IPV diera el anticipo financiero a la empresa”.

Imagen satelital del terreno – Foto: gentileza.

Tras ese periplo, el lanzamiento del programa Mendoza Construye renovó sus expectativas. Malla afirma que “a pesar de que se perdieron dos años más entre idas y vueltas, a partir del 2018, cuando se genera Mendoza Construye, que es el programa que tenemos hoy en IPV, se vislumbró la posibilidad de acceder a una nueva licitación de construcción”.

Sin embargo, la desilusión no tardó en llegar: “resulta que este programa no puede construir viviendas en terrenos que no estén totalmente urbanizados, por lo que se produjo un nuevo retroceso en la entidad. Porque solo le falta urbanización a dos manzanas del lote. La Cooperativa tiene hechas las obras de agua y cloacas –que son las más costosas- en todo el loteo, pero le falta la parte de cuneta, cordón y banquina y el alumbrado público”, expresó la representante de la cooperativa.

Nota presentada por la cooperativa al IPV.

Nora enumeró cada paso en falso en la búsqueda de sus derechos a la vivienda: “con esta traba el IPV nos derivó al Municipio de Las Heras, que presupuestó la obra y nos adhirió a un convenio de obras que tenía activo con una empresa que se llama Corporación del Sur. Otra vez sufrimos infinidad de idas y vueltas y nunca se ejecutó. Estuvimos dos años tratando de que se hiciera algo y nunca logramos que hicieran al menos una cuadra de urbanización”.

“Así llegamos a este 2020 con pandemia incluida y el cargo de la donación IPV vencida. Quedamos sin rumbo, a la deriva, pensando que esto es una burla de la burocracia que contiene el gobierno en todos sus sentidos: a nivel provincial, municipal, en sus programas de viviendas, que no tienen nada de social”.

¿Mendoza construye?

Nora Malla alerta que “la gente está muy frustrada, hemos pasado por infinidad de programas con anuncios rimbombantes y la situación no prospera. No sé qué pasa con las viviendas, es un tema engorroso y no se logran ejecutar. El Mendoza Construye es el verso más absoluto, en las asambleas legislativas todo el mundo se adjudica que va a hacer 10 mil viviendas, el tema es verificar cuántas son las viviendas que realmente hace IPV. Hay mucha mentira”.

“En Mendoza Construye se licitaron algunas cosas y a Las Heras le tocó muy poco y lo nuestro quedó planchado, no nos volvieron a proponer otro programa –de hecho no hay otro programa-, entre comillas, de vivienda social. Orozco lo único que tiene en mente es ese programa que se llama ‘Las Heras mi vida’ sobre la calle Pascual Segura donde va a gestionar mil viviendas y prácticamente se va a convertir en una inmobiliaria porque queda reducido todo a emprendimientos económicos privados. Porque si mis asociados tuvieran un millón de pesos como les ha pedido para inscribirse, te imaginarás que no se lo darían a él”.

Queja presentada a la Comisión de Derechos y Garantías Constitucionales.

El programa “Argentina Hace” lanzado por el gobierno nacional es una posibilidad de destrabar el conflicto, aunque desde la Cooperativa no se ilusionan: “nos inscribieron en mayo para urbanizar lotes, pero recién lo están anunciando y ni siquiera sabemos si vamos a cuadrar. Le hemos pedido al IPV que nos devuelva el terreno, porque hoy por hoy sigue en su poder a pesar de que se venció la donación en abril de este año. Pero todavía no nos contestan. Porque de última, que la gente agarre su lote y haga algo como pueda. Hemos agotado todas las alternativas en Municipio, en IPV y de la bicicleta esta de que si el gobierno que viene no le gusta lo que el otro hizo y lo va a reformular, ver si la entidad es legal, si has robado, si no robaste, olvidate, pasaron cuatro años de gestión y no hiciste nada, que es lo que ha pasado ahora”.

Los vecinos de Las Heras acudieron también al Poder Legislativo: “estamos reclamando, desesperados y hartos. Hay gente que está alquilando, otras viviendo en muy malas condiciones, hacinados. Queremos que se encuentren soluciones integrales para este problema que tienen las 40 familias que integran la cooperativa. La semana pasada hemos entregado una nota a la Comisión de Derechos y Garantías de la Legislatura para que se le dé tratamiento a este reclamo y podamos encontrar respuestas”, contó la presidenta.

Reclamo a la Secretaría de Obras de la Municipalidad de Las Heras.

Malla narró su último encuentro con el intendente de Las Heras, el cambiemita Daniel Orozco: “en la última reunión me dejó plantada. Se levantó y se fue, diciendo que si ya los socios estaban enojados, para él se terminaba el asunto. Le pedimos si el municipio podía hacerse cargo de la instalación de las luminarias –una obra que estaba presupuestada en alrededor de 3 millones de pesos- y que la gente hiciera un esfuerzo para cuneta, cordón y banquina a través de la cuota mensual. Pero no hay voluntad. La excusa es que no hay presupuesto”.

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