Registros de una reunión de personal docente, en cualquier escuela secundaria (o primaria), en cualquier lugar de la Provincia.

No es un día común este sábado para los docentes que tienen que ir a una reunión de personal, fuera de su horario de trabajo y por cuatro horas, aunque el reglamento indique dos por mes. Permanecerán hasta las 12:30, hora en que cada compañera/o comience la huida hacia el almacén, el cajero o a casa porque “dejé a los chicos solos, o con alguien que me los cuide y hay que pagarle por cada minuto que se queda”, nos cuenta Rosa, profesora de Matemática.

Y en este día no tan común se dan esas instancias que no existieron durante estas primeras jornadas de clase. Días en los que “acudimos a lo urgente sin tener tiempo de reflexionar sobre lo importante”, agrega.

Y es que lo primero que puede apreciarse, mientras la directora habla de las planificaciones y los acuerdos, es que la principal promesa no se cumplió. “Yo quiero que los docentes vayan contentos a clase” les decía Cornejo a escasos días de ser electo.

Durante el café, se reactiva la discusión. Fernanda, profesora de Geografía desde hace 20 años, agrega: “Sí, y con ese verso de que es el empleado de todos los mendocinos… Decime vos, cuándo un empleado te falta el respeto así”.

“Es increíble cómo nos ningunean los medios. Le ponen el micrófono al Jaime Correas y el tipo nos trata de ñoquis… Y nadie le puede contestar”(Cecilia, profesora de Matemática). “Y decime vos, mandar a la Infantería. Qué vergüenza. Esto nunca pasó” (Mariela, de Inglés). “Sí, pasó, en los 90, con Lafalla”, comenta Ignacio, preceptor de años.

Otra profesora hace un comentario sobre el yerno: “Lo ponen para coordinar no sé qué de informática y el tipo es filósofo” Martín, de Teatro, agrega que la trampa es que ellos prometieron que iban a acabar con los acomodos y ahora contradicen su propio discurso.

Norma, cercana a la jubilación, profesora de Lengua de más de 30 años se confiesa indignada y menciona otros casos de nepotismo en Las Heras, en Guaymallén y en la misma Dirección General de Escuelas. “Yo no voté este cambio”, agrega. “Yo, en serio, creía que el tipo este venía a cambiar las cosas”.

Alguien menciona el ítem aula y se siente llegar la bocanada de voces de desagravio. Porque no es el paupérrimo aumento del 5% lo que indigna, sino que, en diez años de paritarias docentes, el mayor reclamo a los gobiernos de turno fue blanquear el salario. Y ahora “nos niegan la paritaria, nos aumentan por decreto y nos vuelven a poner ítems en negro”, afirma Norma con indignación.

“En gris, -aclara Raúl (de TIC)- porque es remunerativo pero no bonificable”. Y nos explica las diferencias entre uno y otro. La consecuencia de esto es el achatamiento de la plantilla docente, es decir, la tendencia a que cobre lo mismo el que recién se inicia que el que tiene 20 años de antigüedad.

Se suman otras voces: “somos una de las tres provincias peor pagadas del país”; “en Córdoba no aceptaron el 32% y acá estamos discutiendo por esta basura”; “en provincia de Buenos Aires arreglaron por 34,6% y abierta a la inflación”.

Termina el café, quedan algunas tortitas en la mesa y todos vuelven a la reunión. Pero ahora no lo hacen desganados. Lo hacen con la alegría que les contagió el Gobernador, nuestro empleado.